Donde dije culpable digo inocente
Una juez condena a una joven por tr¨¢fico de drogas y la absuelve meses m¨¢s tarde por los mismos hechos
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Una joven fue condenada a dos meses de arresto en abril de 1991 acusada de un delito contra la salud p¨²blica. Llevaba en su coche 32 gramos de hach¨ªs. "Para consumo propio", dijo ella en el juicio. "Para traficar", sentenci¨® la magistrada. Pas¨® el tiempo y la Audiencia de Barcelona anul¨® la sentencia por falta de motivaci¨®n, por no explicar bien en qu¨¦ se basaba la condena. Cuando la magistrada dict¨® el segundo fallo, cambi¨® de opini¨®n y por los mismos hechos que conden¨® decidi¨® absolver.
En 31 l¨ªneas mecanografiadas, la magistrada Julia Dom¨ªnguez Dom¨ªnguez explic¨® los hechos y los razonamientos jur¨ªdicos que ten¨ªa para condenar a Eva C. G. Siete meses m¨¢s tarde, la misma juez escribi¨® un poco m¨¢s, 45 l¨ªneas, para explicar las razones que ten¨ªa para absolver a la misma persona y por id¨¦nticos hechos. En ambas sentencias se hace el mismo relato: "El d¨ªa 14 de marzo de 1988, sobre las 19.50 horas, la acusada estacion¨® el veh¨ªculo. ( ... ) Y al infundir sospechas a una dotaci¨®n de la Polic¨ªa Nacional, ¨¦sta procedi¨® a realizar un registro, encontrando en el interior del coche 32 gramos de hach¨ªs, distribuido en 15 barras peque?as en la guantera del veh¨ªculo".
A partir de ah¨ª las sentencias difieren. La primera a?ade que las barras de hach¨ªs eran "para la venta a terceros", considera los hechos un delito contra la salud p¨²blica con la agravante de reincidiencia, y condena a la acusada a dos meses y un d¨ªa de arresto.
De la lectura de la sentencia absolutoria se podr¨ªa llegar a la conclusi¨®n de que se trata de otro juicio: "La acusada afirm¨® en el juicio que iba a destinarla a su propio consumo. Teniendo en cuenta que lo que el art¨ªculo 344 del C¨®digo Penal sanciona no es la tenencia de drogas para el consumo propio, sino la posesi¨®n para el tr¨¢fico, en base al principio de presunci¨®n de inocencia, procede la libre absoluci¨®n". Ambas conclusiones fueron extra¨ªdas en el mismo juicio.
El tribunal de la Audiencia de Barcelona que orden¨® a la magistrada que razonara mejor la primera sentencia se qued¨® perplejo ante el cambio del fallo. Por ello remiti¨® copia de ambos fallos al Tribunal Superior. ?ste, sin embargo, no vio responsabilidad de la magistrada por entender que aplic¨® la ley "seg¨²n su conciencia" sobre las pruebas practicadas. Lo curioso es que no practic¨® ninguna prueba m¨¢s.
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