La naranja envenenada
ROGER SALASLa familia Borgia tuvo de todo en casa: chicos mani¨¢ticos de los encajes y los pendientes de perla negra, una aplicada muchacha que salpimentaba los banquetes con fatales derivados de plomo, y alg¨²n que otro papa. Con ese primor de parentela, dieron mucho que hablar, y han generado biograf¨ªas, novelas, obras de teatro, ¨®peras y varios ballets. De haber existido las revistas del coraz¨®n, habr¨ªan hecho su agosto con toda esa gentuza engalanada que asol¨® Europa desde sus palacios durante siglos.
El grupo levantino de m¨¢s s¨®lido prestigio y estructura acept¨® un encargo oficial: referirse al antecedente valenciano de la familia de marras, y el resultado, ya distanciado de la comisi¨®n misma, y de lleno en el estilo Ananda Dansa, ha producido un buen espect¨¢culo donde la cuesti¨®n del g¨¦nero en qu¨¦ enclavarlo carece de relevancia.
Ananda Dansa
Borgia imperante. Creaci¨®n y direcci¨®n: Edison Valls y Ros¨¢ngeles Valls; m¨²sica: Pep Llopis; escenograf¨ªa: Manolo Zuriaga y Josep Sim¨®, vestuario: Francis Montesinos; iluminaci¨®n: V¨ªctor Ant¨®n. Teatro Central-Hispano. Sevilla, 2 de junio.
El montaje Borgia imperante est¨¢ lleno de aciertos, empezando por la envoltura: escenograf¨ªa ¨²til y sobria; m¨²sica que s¨®lo merece un bravo contundente (con alusiones cultas al barroco primero y al folclor local despu¨¦s) y luces capaces de apoyar el movimiento corporal, en este caso un desarrollo estructural basado en unidades.
Bien hecho
Lo que hace Ananda. Dansa puede no gustar, pero est¨¢ bien hecho. Los Valls dudan, buscan y se citan a s¨ª mismos con elegancia, como las chuletas que sirven de estampado al traje c¨®nico de la procesi¨®n -Homenaje a K-; los discos de madera -Basta de danza-; los baldes de lat¨®n y la pintura aut¨®matica sobre paneles -Cr¨®nica civil-. Es una manera de recrear estilo, como el estrambote en la poes¨ªa, que estrecha el c¨ªrculo de su est¨¦tica, lo redondea. Hay un esp¨ªritu renacentista estilizado que, sin embargo, el vestuario no, recoge, ¨²nico elemento que merece revisi¨®n profunda.
Desde el principio la atm¨®sfera se consigue. El tableau vivant que representa un banquete de intrigas se descompone poco a poco y llega el primer baile de grupo, envolvente, perverso y apoy¨¢ndose con arte minimalista, c¨®mo pauta formal, en el paso de marcha de Moros y, cristianos. ?sta y muchas otras referencias regionales (elmisterio de Elche, fallas, la farsa cuaresmal, la jota con palillos en directo) se unen a escenas como la de papiroflexia y la pendiente del inferno para conseguir que los movimientos no danc¨ªsticos se vuelvan tan l¨ªquidos como exige la danza, y viceversa: que lo propiamente bailable, que no escasea, adquiera densidad teatral.
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