Ni ciencia ni tecnolog¨ªa
Los autores lamentan la grave deficiencia del Plan de Convergencia que olvida completamente las pol¨ªticas de ciencia y tecnolog¨ªa, y analizan la que, en su opini¨®n, deber¨ªa ser la pol¨ªtica espa?ola de investigaci¨®n y desarrollo que permitiera a Espa?a una integraci¨®n arm¨®nica en Europa.
Ante circunstancias de especial agitaci¨®n, es fundamental la introducci¨®n de elementos de an¨¢lisis y reflexi¨®n que proporcionen bases para un debate racional. Aplicar esta aproximaci¨®n al sobre programa de convergencia es no s¨®lo oportuno, sino necesario, procurando ir m¨¢s all¨¢ de las descalificaciones generales o de la desmedida autocomplacencia. Nuestro objetivo es abordar unas pol¨ªticas -las de ciencia y tecnolog¨ªa- que parecen esenciales para lograr la convergencia. Desgraciadamente, este apartado est¨¢ completamente olvidado en el texto del Plan de Convergencia (PC).Comienza el programa se?alando el proceso real de convergencia de la econom¨ªa espa?ola en el ¨²ltimo lustro, aportando datos que dicen que nos encontramos en el 79% del PIB per c¨¢pita de la media comunitaria.
Sin embargo, nada se dice de la situaci¨®n de otros indicadores, cuya comparaci¨®n con la media europea resulta especialmente deficitaria: los indicadores de ciencia y tecnolog¨ªa. Nos referiremos solamente a uno de ellos -el gasto en investigaci¨®n cient¨ªfica y desarrollo tecnol¨®gico Q+D) en relaci¨®n al PIB-: mientras la media de la Comunidad Europea gast¨® en I+D en 1988 un 2% del PIB, Espa?a solamente alcanz¨® la cifra del 0,77, es decir, la brecha econ¨®mica se sit¨²a en el 79% de la media europea, pero la brecha cient¨ªfica t¨¦cnica es mayor, dado que Espa?a se encuentra en el 38% de la media comunitaria.
Estos indicadores se?alan las realidades, los puntos de partida, pero, ?qu¨¦ se propone en el PC para colmatar ese desfase? Poco, ni un solo p¨¢rrafo del programa est¨¢ referido a este desequilibrio -cuya soluci¨®n es esencial para garantizar el futuro de la competitividad de las exportaciones espa?olas- ni a las medidas que se propondr¨ªan para dicha correcci¨®n. La estrategia que perfila el PC en materia de competitividad parece estar construida sobre la "competencia de costes", sin referencia a la "competencia de sustituci¨®n" (la innovaci¨®n).
Esta ausencia es a¨²n m¨¢s significativa, dado que las pol¨ªticas de ciencia y tecnolog¨ªa son precisamente uno de los campos privilegiados de las pol¨ªticas comunitarias recogidas en el Acta ?nica. A pesar de que los fondos destinados por la CE a promover estas actividades apenas representan el 4% del total del gasto de los pa¨ªses miembros en I+D, la comisi¨®n es consciente de la necesidad de activar estas pol¨ªticas y de favorecer su coordinaci¨®n, esto es, su convergencia.
Hay, por lo tanto, que lamentar esta ausencia, quiz¨¢ reflejo de la p¨¦rdida de ilusi¨®n y confianza en la pol¨ªtica cient¨ªfico-t¨¦cnica espa?ola que se viene detectando tras el impulso de principios de los ochenta (desaceleraci¨®n del crecimiento del esfuerzo en I+D, subyacente descoordinaci¨®n de la intervenci¨®n p¨²blica y aparente sometimiento de los objetivos pol¨ªticos en ciencia y tecnolog¨ªa a meros criterios de contabilidad presupuestaria).
Esperanzas
Sin embargo, no todo son sombras en el PC, puesto que en ¨¦l se esbozan algunas medidas que, aplicadas a los problemas del sistema espa?ol de ciencia-tecnologia-industria, incorporadas a las pol¨ªticas en ciencia y tecnolog¨ªa, podr¨ªan contribuir a abrir esperanzas de una mayor convergencia en I+D con Europa. En efecto, se nos ocurre que entre las medidas que se incluyen en el PC hay algunas cuya aplicaci¨®n a la ciencia y tecnolog¨ªa espa?olas podr¨ªa mejorar sustancialmente la situaci¨®n. Pasamos revista a ellas y ofrecemos algunas propuestas o reflexiones que creemos de cierta pertinencia.
En las p¨¢ginas 43-44 del PC se habla de la reducci¨®n del n¨²mero de organismos p¨²blicos. Se propone la desaparici¨®n, fusi¨®n o simplificaci¨®n de su n¨²mero. Lo que aqu¨ª se sugiere es aplicar -adem¨¢s de criterios administrativos y contables, de econom¨ªa y eficacia- criterios de pol¨ªtica p¨²blica. En este contexto, los organismos p¨²blicos de investigaci¨®n (definici¨®n de la Ley ,de la Ciencia, 13/86) se encuentran tutelados por muy diversos departamentos: el CSIC, por el Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia; el CIEMAT, por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo; el Instituto Nacional de T¨¦cnica Aeroespacial, por el de Defensa; el Instituto Carlos III, por el Ministerio de Sanidad y Consumo, etc¨¦tera. Como es obvio, aqu¨ª no se propone una simplificaci¨®n administrativa que consista en su integraci¨®n funcional en los ministerios de los que dependen. ?Pero por qu¨¦ no abordar -o quiz¨¢ debatir- un pol¨ªtica de integraci¨®n org¨¢nica o, al menos, de mejora de la coordinaci¨®n entre ellos, a trav¨¦s de su dependencia de un ¨²nico departamento, que integre la responsabilidad de las pol¨ªticas de ciencia y tecnolog¨ªa, con independencia de la orientaci¨®n sectorial de que se trate?
En la p¨¢gina 41 se propone la eliminaci¨®n de los gastos fiscales derivados de la creaci¨®n de puestos de trabajo de car¨¢cter indefinido y de la desgravaci¨®n de cotizaciones sociales de determinados contratos de trabajo, que se incorporar¨¢n a un fondo social para apoyar la formaci¨®n profesional. Por analog¨ªa, hay que se?alar que desde diversos departamentos se dan muchas subvenciones y apoyos a la realizaci¨®n de la I+D empresarial. No proponemos su eliminaci¨®n, sino su integraci¨®n en un fondo de coordinaci¨®n para el apoyo a la I+D. Se podr¨ªa aprovechar ese fondo ya creado por la Ley de la Ciencia, cuya tutela corresponde a la comisi¨®n interministerial de Ciencia y Tecnolog¨ªa. Se podr¨ªa tambi¨¦n, de este modo, contribuir a aplicar las subvenciones fiscales a la I+D constantemente reclamadas por algunos grupos parlamentarios y agentes ejecutores y puestas en marcha recientemente por el Gobierno, a la vez que se mejora la coordinaci¨®n de las pol¨ªticas de I+D.
Por otro lado, el PC se?ala en su p¨¢gina 46 que se crear¨¢ la Agencia de Evaluaci¨®n Tecnol¨®gica, referida al campo de las tecnolog¨ªas sanitarias. ?Por qu¨¦ reducir el campo de la evaluaci¨®n tecnol¨®gica a la salud?, ?es que otras tecnolog¨ªas (medio ambiente, nuclear, comunicaciones, etc¨¦tera) no deben ser evaluadas? En la anterior legislatura, el presidente del Congreso se comprometi¨® a la creaci¨®n de una Oficina de Evaluaci¨®n de Opciones Cient¨ªficas y Tecnol¨®gicas en las Cortes. Lamentablemente, la disoluci¨®n anticipada de las c¨¢maras lo impidi¨®, y con el nuevo periodo de sesiones el asunto parece haber ca¨ªdo en el olvido. ?Por qu¨¦ no extender el ¨¢mbito de la evaluaci¨®n de las tecnolog¨ªas?, o ?por qu¨¦ no hacer que la Agencia Nacional de Evaluaci¨®n y Prospectiva (ANEP) comience a trabajar de verdad en este campo?
Como se ve, aunque la ciencia y la tecnolog¨ªa son los grandes ausentes del programa de convergencia, la simple aplicaci¨®n de algunas de las medidas que se proponen al sistema ciencia y tecnolog¨ªa abrir¨ªa puertas a la esperanza.
Rango pol¨ªtico
Y en el contexto de la aplicaci¨®n de estas medidas, aunque no existan compromisos gubernamentales para la I+D similares a los se?alados para la inversi¨®n en infraestructuras (mantener el gasto del conjunto de las administraciones p¨²blicas en torno al 5% del PIB) o en formaci¨®n profesional (creaci¨®n de 60.000 plazas), un apunte m¨¢s. Quiz¨¢ la raz¨®n fundamental de las dificultades para el reconocimiento en Espa?a de las pol¨ªticas p¨²blicas de ciencia y tecnolog¨ªa se encuentra en el rango pol¨ªtico de los organismos que administran y organizan dichas cuestiones.
Espa?a es el ¨²nico, entre los cinco grandes pa¨ªses de la CE, que no dispone de un Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa. En efecto, hasta el m¨¢s tenaz enemigo del sector p¨²blico, el primer niinistro brit¨¢nico, Major, ha "robado" el tema de la creaci¨®n del Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa del programa electoral laborista. Y es que la integraci¨®n en un departamento ministerial de las competencias en ciencia y tecnolog¨ªa facilita tanto la coordinaci¨®n como la capacidad de interlocuci¨®n pol¨ªtica hacia la CE y, lo que en Espa?a es muy relevante, hacia las comunidades aut¨®nomas, con el objetivo de negociar, coordinar e integrar los esfuerzos en las pol¨ªticas de ciencia y tecnolog¨ªa. Sin duda, los problemas relativos a las pol¨ªticas p¨²blicas requieren medidas pol¨ªticas.
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