El agua en la era de Franco
Considera el articulista sobre los problemas que genera la sequ¨ªa que el gran dato para el futuro es que la demanda espa?ola de agua no cesa de crecer y que, con los 17 ¨²ltimos a?os muy mal al aprovechados, hay que decidirse a continuar la obra hidr¨¢ulica de Franco para no perder calidad de vida.
Leo en EL PA?S de 31 de mayo un art¨ªculo de Juan Benet titulado Sequ¨ªa y crisis, que contiene algunas inexactitudes, de hecho y de interpretaci¨®n, y omisiones esenciales. 1. Escribe el autor: "Cuando amenaza la sequ¨ªa, surge la pol¨¦mica sobre los aciertos y errores de las obras hidr¨¢ulicas ejecutadas". Lo que el autor denomina sequ¨ªa es, en realidad, la hipersequ¨ªa, puesto que, Espa?a, como demuestra cualquier mapa pluviom¨¦trico de Europa, es uno de los pa¨ªses con menos precipitaciones medias. Los datos rigurosos se conocen desde finales,del siglo pasado (v¨¦ase la cl¨¢sica monograf¨ªa de A. Angot: R¨¦gime des pluies de la pen¨ªnsule Ib¨¦rique). Salvo en los aleda?os pirenaicos y en la cornisa cant¨¢brica, donde hay prados, lo que domina en el resto de nuestro territorio son los secarrales. En la mitad de Espa?a las precipitaciones anuales son inferiores a 500 mm. En el sureste, las Canarias y Arag¨®n, hay zonas semi des¨¦rticas. El problema del agua en Espa?a es geogr¨¢fico y carece a medida que la demanda aumenta. El deber de los Gobiernos es, afrontar lo con previsi¨®n y adelantarse a las necesidades. Esto es lo que se hizo durante la era de Franco y no se ha hecho despu¨¦s.
Por ejemplo, la ¨²ltima presa para abastecimiento de Madrid, la del Atazar, que fue en su g¨¦nero la mayor de Europa, se inaugur¨® en 1973. En aquella ocasi¨®n dije que para la d¨¦cada de los noventa habr¨ªa que acometer nuevas obras de abastecimiento de la capital, como, por ejemplo, el trasvase del Tormes. Pero desde entonces no se ha construido ni una sola presa para este fin.
2. Escribe el autor: "Buena parte de la opini¨®n todav¨ªa cree que la pol¨ªtica hidr¨¢ulica es, en gran medida, una herencia del franquismo". Ya los romanos tuvieron una pol¨ªtica hidr¨¢ulica, como lo demuestran el acueducto de Segovia o el embalse de Proserpina en M¨¦rida. Tambi¨¦n los ¨¢rabes, y as¨ª sucesivamente hasta llegar a la dictadura de Primo de Rivera, pasando por el Canal Imperial de Arag¨®n y el de Castilla. Pero ?cu¨¢les son las cifras? Basta hojear el volumen de casi 400 p¨¢ginas titulado Inventario de presas espa?olas, que present¨¦ en 1973 al XI Congreso Internacional de Grandes Presas celebrado en Madrid. All¨ª, en su introducci¨®n, se escribe: "En el a?o 1940 la capacidad de embalse alcanzaba el volumen de 4.133 ,hect¨®metros c¨²bicos; en el a?o 1972 alcanz¨® 38.819 hect¨®metros c¨²bicos, es decir, casi se decuplic¨® en los 32 a?os transcurridos". En otras palabras, durante la era de Franco no s¨®lo se proyect¨®, sino que se realiz¨® 10 veces m¨¢s pol¨ªtica hidr¨¢ulica que en los 2.000 a?os anteriores. Del beneficioso impacto ecol¨®gico de estos embalses da una idea el hecho de que crearon 8.000 kil¨®metros de riberas interiores, casi el doble que nuestras costas mar¨ªtimas. La opini¨®n p¨²blica no est¨¢ equivocada, m¨¢s bien tiene una idea demasiado modesta e imprecisa de la inmensa revoluci¨®n efectuada en la infraestructura hidr¨¢ulica durante la era de Franco.
Proyectos inteligentes
3. El autor cita los planes hidr¨¢ulicos de Costa, de Gasset. y de Lorenzo Pardo, y se olvida de otros muchos, como el de Guadalhorce, quiz¨¢s porque fue ministro de la Dictadura. Ahora bien, en el Ministerio de Obras P¨²blicas ha habido planes v¨ªar¨ªos, portuarios, hidr¨¢ulicos, etc¨¦tera, para dar y tomar. Todo proyecto inteligente es necesario y te¨®ricamente valioso, pero el problema pol¨ªtico se reduce a convertirlo en realidad. Por ejemplo, mi Plan Nacional de Autopistas (1970), que dio lugar a todas las autopistas que-tenemos, se convirti¨® en simple buen deseo m¨ªo cuando los Gobiernos ucedistas y socialistas ir¨ªterrumpieron siu ejecuci¨®n. Entre unos trazos sobre el papel y millones de toneladas de hormig¨®n bien dispuesto hay un abismo, el que separa los dichos y las obras.4. Escribe el autor: "La pol¨ªtica hidr¨¢ulica iniciada en los tiempos de Costa". Cuando, muerto el gran regeneracionista Costa que algunos han calificado de prefascista, se publicaron en 1911 los dos tomos de La f¨®rmula de la agricultura espa?ola y el tomo complementario Pol¨ªtica hidr¨¢ulica, ya hab¨ªa en Espa?a 80 grandes presas. Y como expl¨ªca el propio Costa en su primer libro citado (volumen primero, p¨¢ginas 245 y siguientes), lo m¨¢s importante que logr¨® fue la ley de 6 de septiembre de 1886 para la construcci¨®n del canal de Tamrite, inaugurado en 1906. A .pesar de las excelentes recomendaciones de Costa, todav¨ªa en 1940 el agua embalsada en Espa?a era relativamente m¨ªnima.
5. Acerca del plan que atribuye a Manuel Lorenzo Pardo, escribe el se?or Benet que "fue cuidadosamente retirado de los despachos oficiales en 1939". Cuando yo fui ministro de Obras P¨²blicas (1970-1974), los tres vol¨²menes del Plan Nacional de Obras Hidr¨¢ulicas, impresos en 1933, estaban en los despachos oportunos y, desde luego, en el m¨ªo. Conservo, por ser de mi propiedad particular, el ejemplar queme dedicaron, el 10 de julio de 1971, los hijos de Lorenzo Pardo para agradecer mi decisi¨®n de levantar un monumento a tan insigne ingeniero en el trasvase Tajo-Segura que ¨¦l hab¨ªa bosquejado. No s¨®lo no se ignor¨® a Lorenzo Pardo, sino que se le rindi¨® un homenaje extraordinario y sin precedentes. Dicho esto hay que a?adir que el plan fue una obra colectiva, y tambi¨¦n firmaron cap¨ªtulo! otros expettos como C. S¨¢enz Garc¨ªa, ?ngel Arr¨¢e o Joaqu¨ªn Xim¨¦nez de Emb¨²n. Pero lo m¨¢s importante es que el plan fue posible gracias a los trabajos previos realizados por las confederaciones hidrogr¨¢ficas creadas por Primo de Rivera, como expresamente, reconocen los autores del plan, dependientes en todo momento de las curvas de aforos efectuadas en la d¨¦cada anterior (v¨¦ase el tomo Aforos. R¨¦gimen de los principales r¨ªos de Espa?a, 1914- 1930). Y en fin, el plan publicado en 1933 ten¨ªa como importantes precedentes el Plan de Obras Hidr¨¢ulicas de 1902, el de 1909, el de 1916, el de 1919 y el de Guadalhorce, desgraciadamente s¨®lo realizados en muy modesta medida. El que se llev¨® a cabo fue el Plan General de Obras Hidr¨¢ulicas de 1940.
M¨¢s presas y depuradoras
6. El autor se refiere al Plan Hidrol¨®gico Nacional que ahora est¨¢ en preparaci¨®n. De ¨¦l s¨®lo conozco lo que anticipa EL PA?S bajo el significativo t¨ªtulo:
El Gobierno combatir¨¢. la sequ¨ªa con un plan que cambiar¨¢ los cultivos y subir¨¢ el precio del agua. Aunque se alude a embalses, la operaci¨®n se presenta, sobre todo, como d¨¦ "redistribuci¨®n y encarecimiento del agua y abandono de ciertos cultivos ". La imagen inicial del proyectado PHN es muy preocupante, porque parece relegar lo verdaderamente esencial, es decir, nuevas presas para recoger con car¨¢cter hiperanual toda el agua disponible y para que ni una gota vaya al mar sin haber sido exhaustivamente aprovechada. La soluci¨®n no es "repartir la sequ¨ªa" (f¨®rmula comunista) y "subir los precios" (f¨®rmula hipercapitalista), sino m¨¢s presas y depuradoIras y mejores redes de distribuci¨®n; pero todo esto no se hace con simples decretos, sino con acero, granito y cemento.
7. Los espa?oles no s¨®lo beben, sino que tambi¨¦n riegan, pr¨ªncipalmente gracias a la inmensa in fraestructura hidr¨¢ulica construida en un plazo r¨¦cord durante la era de Franco. En 1942, los rega d¨ªos afectados por obras estatales se extend¨ªan a 450.000 hect¨¢reas, mientras que en 1972 (antes del funcionamiento del trasvase Tajo Segura que redotar¨ªa 47.000 hect¨¢reas y pondr¨ªa en nuevo riego otras 35.000 hect¨¢reas) se eleva ban a 1.655.000 hect¨¢reas, o sea, en 30 a?os se hab¨ªan cuadriplicado los regad¨ªos estatales establecidos a lo largo de los dos milenios anteriores. A esto habr¨ªa que a?adir el mill¨®n de hect¨¢reas de regad¨ªos privados que en 1972 hab¨ªan podido construir los particulares en una Espa?a en desarrollo y al tas tasas de inversi¨®n. Y para perfilar someramente el cuadro (de jando aparte los grandes comple jos de depuraci¨®n de aguas, como los de Madrid) hay que recordar que la potencia el¨¦ctrica de origen hidr¨¢ulico instalada en 1940 era 1.350.000 kilovatios mientras que en 1975 lleg¨® a 12 millones de kilovatios, o sea, se decuplic¨® en 35 a?os gracias a las presas construidas. Desde 1956 pudimos expor tar energ¨ªa (2.333.000 kilovatios / hora en 1960 y m¨¢s de un mill¨®n en 1974), mientras que ahora la importamos de las centrales nucleares francesas, amenazadoramente pr¨®ximas a nuestras fronteras. Creo que los juicios hay que formularlos desde los datos (en este caso asequibles a cualquier alfabetizado) y que s¨®lo a partir de los datos reales puede acometerse la soluci¨®n de los problemas.
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