Un jefe de Estado encargado de dar sepultura a su propio pa¨ªs

El presidente de Checoslovaquia, V¨¢clav Havel, escritor, dramaturgo, ex preso y gran instancia moral e intelectual, podr¨ªa sumar pronto a todos estos t¨ªtulos el de ex jefe del Estado. El resultado de las elecciones generales en las dos rep¨²blicas, checa y eslovaca, que componen la federaci¨®n que preside, puede suponer el abandono de Havel y la desaparici¨®n de este cargo y del propio Estado.Checoslovaquia comenz¨® hace 75 a?os su andadura como Estado con una gran figura hist¨®rica por jefe del Estado, Thomas Garrige Masaryk. Tras haber conocido sucesivamente la feroz ocupaci¨®n nazi y la larga dictadura comunista, Checoslovaquia cuenta desde su revoluci¨®n de terciopelo de 1989 con otra gran personalidad de prestigio y altura moral e intelectual como jefe del Estado. Todo indica que ¨¦ste tendr¨¢ el privilegio, sin duda para ¨¦l doloroso, de dar por fenecido el Estado fundado por el viejo profesor.

Hace a?os, cuando no estaba cumpliendo una de las continuas penas de prisi¨®n que le impuso el r¨¦gimen comunista, Havel recib¨ªa a los periodistas, en su casa tras el Teatro Nacional de Praga, en babuchas y con la inevitable cerveza en la mano. Hablaba de sus proyectos, del r¨¦gimen y de sus sue?os de ver Checoslovaquia integrada en una Europa libre.

Havel pensaba y piensa en t¨¦rminos checoslovacos, y hasta hoy defiende apasionadamente la idea de que checos y eslovacos pueden, seg¨²n ¨¦l, dar a Europa un ejemplo de convivencia entr¨¦ este y oeste.

Sin embargo, Havel es checo y piensa como un checo, y una mayor¨ªa de los eslovacos lo considera representante de la hegemon¨ªa de Praga y negligente hacia los intereses eslovacos. El gran terremoto que sigui¨® al hundimiento del comunismo ha desencadenado fuerzas que arrastran tambi¨¦n en Checoslovaquia a los art¨ªfices de la lucha contra el antiguo r¨¦gimen.