Evoluci¨®n de Yeltsin
DE Mosc¨² llegan noticias confusas y contradictorias sobre los cambios en el Gobierno que preside Bor¨ªs Yeltsin. Llama la atenci¨®n, por ejemplo, la respuesta del presidente de Rusia a unas recientes declaraciones de Gorbachov, en las que el inventor de la perestroika expresaba sus inquietudes sobre el momento pol¨ªtico. En lugar de contestar a las ideas de Gorbachov, una nota de la presidencia rusa acusa a ¨¦ste, en tono de amenaza, de "sobrepasar" las competencias de un ex presidente y de violar una supuesta promesa de no intervenir en la pol¨ªtica rusa. Sin duda, la nota de Yeltsin es un reflejo de la nula experiencia rusa acerca de lo que puede ser un debate democr¨¢tico. Pero no es s¨®lo eso: confirma que la actual direcci¨®n rusa est¨¢ pasando por momentos de incertidumbre, de nerviosismo, de temor ante el crecimiento de los obst¨¢culos que se levantan en el camino de la reforma prometida.Yeltsin hab¨ªa anunciado que la reforma radical, emprendida por el grupo de economistas liberales que encabeza Gaidar, dar¨ªa sus primeros resultados antes de fin de a?o, y que el pueblo notar¨ªa pronto el inicio de una mejor¨ªa. La realidad est¨¢ hoy muy lejos de esas predicciones. El descontento crece. Grandes sectores industriales est¨¢n al borde del hundimiento. Ello coincide con un viraje en la pol¨ªtica de Yeltsin, cuyo objetivo es a¨²n confuso, pero que se traduce en la incorporaci¨®n al Gobierno ruso de un n¨²mero bastante elevado de nuevos vicepresidentes y ministros que no proceden en modo alguno de los sectores democr¨¢ticos que han sido el apoyo de Yeltsin en su elecci¨®n como presidente y que han sostenido su reforma hasta ahora. De momento, al lado de Gaidar el campe¨®n de la reforma radical ha sido nombrado primer vicepresidente VIad¨ªmir Shumeiko, presidente de la Confederaci¨®n de las Uniones de Empresarios. Sucesivamente han sido nombrados ministros varios representantes del complejo militarindustrial, el sector que m¨¢s se ha beneficiado de los subsidios del Estado, el que se resiste de manera m¨¢s cerril a la implantaci¨®n de una verdadera econom¨ªa de mercado.
La respuesta dada por Yeltsin a un grupo de diputados dem¨®cratas que le expresaban su inquetud ante estos cambios es significativa. Se trata de combinar, dijo, "el reformismo y la experiencia".
Pero en las actuales condiciones, la ¨²nica experiencia que hay es la de la econom¨ªa estatal del viejo sistema comunista. Mientras que en la esfera puramente pol¨ªtica el PCUS ha perdido su predominio, en cambio los dirigentes del aparato econ¨®mico-estatal siguen teniendo un poder de hecho decisivo. Su objetivo es que la privatizaci¨®n se haga respetando sus intereses, dej¨¢ndoles en puestos directivos en un gran n¨²mero de empresas. Las ¨²ltimas medidas de Yeltsin indican que ¨¦ste se inclina hacia alguna forma de acuerdo con esos sectores, d¨¢ndoles incluso cargos importantes en el Gobierno que ¨¦l preside. Despu¨¦s de haber reprochado tanto tiempo a Gorbachov su incapacidad para acometer una reforma econ¨®mica radical, se encaminan Yeltsin hacia componendas similares?
Por ahora, el equipo reformista de Gaidar parece aceptar esta curiosa cohabitaci¨®n. Pero ya se anundian medidas que ponen en cuesti¨®n los esfuerzos emprendidos, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), para controlar la inflaci¨®n. La decisi¨®n de reanudar la emisi¨®n de papel moneda, ante la falta de liquidez para pagar a los funcionarios, puede disparar, como ha escrito Komsom¨®lskaya Pravda, "una hiperinflaci¨®n feroz".
?No provocar¨¢ esta evoluci¨®n de la pol¨ªtica de Yeltsin una reacci¨®n negativa por parte del Fondo Monetario Internacional, que se dispone a materializar los cr¨¦ditos -por un importe de 24.000 millones de d¨®lares- a Rusia y a otras rep¨²blicas de la ex URSS para ayudarles a llevar a buen t¨¦rmino la reforma econ¨®mica? El equipo reformista de Gaidar siempre ha considerado la ayuda occidental como una carta decisiva para el ¨¦xito de su pol¨ªtica. Pero, ante las novedades que se manifiestan en el escenario moscovita, a Yeltsin no le ser¨¢ f¨¢cil demostrar, en su pr¨®ximo viaje a EE UU, que su reforma sigue inalterable.
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