Las fuerzas musulmanas aseguran haber roto el cerco serbio a Sarajevo
La situaci¨®n en los principales frentes de batalla de Bosnia-Herzegovina se apacigu¨® ayer. La raz¨®n, seg¨²n fuentes period¨ªsticas de Sarajevo, es el supuesto ¨¦xito de la contraofensiva de las fuerzas musulmanas y croatas, que han conseguido romper el cerco serbio al ocupar tres posiciones estrat¨¦gicas en las colinas que bordean la ciudad, desde donde ha actuado implacablemente la artiller¨ªa serbia durante los ¨²ltimos dos meses.
El serbio Alexander Crnovrsanina est¨¢ rodeado de musulmanes. A sus 19 a?os ha tomado la decisi¨®n m¨¢s importante de su vida: defender la Rep¨²blica de Bosnia-Herzegovina del acoso de los radicales de su misma etnia.Est¨¢ en la primera l¨ªnea defensiva de una ciudad que le recibi¨® como estudiante y que le puede despedir como un h¨¦roe o en un ata¨²d. Nacido en Novi Pazar (Serbia), asegura: "Mi lucha es por la justicia, la libertad y la paz, inexistentes en el pa¨ªs de Slobodan Milosevic". Crnovrsa nina tacha al l¨ªder serbio de d¨ªctador.
Asim Babovic desert¨® del cartel Mariscal Tito al poco de iniciarse la guerra. Este musulm¨¢n, estudiante de electr¨®nica, empu?a hoy un fusil de asalto una granada antitanque de 64 mil¨ªmetros y tiene las ideas claras: "Se trata de una est¨²pida guerra impuesta a pueblos que vivieron juntos durante 50 a?os". Asim aparenta m¨¢s de 19 a?os. Est¨¢ cansado de esta batalla, pero afirma: "Seguiremos combatiendo contra un armamento superior, porque nuestra lucha tiene sentido".Agron Byci, alban¨¦s natural de Kosovo, ejerc¨ªa de sastre en Sarajevo hasta el inicio de la guerra. Pertenece a los boinas verdes, las fuerzas especiales musulmanas, integradas en la Defensa Territorial. "En Serbia no hay democracia para las dem¨¢s nacionalidades. Los albaneses y los musulmanes somos reprimidos", dice. Estos combatientes de ocasi¨®n est¨¢n descansando en la falda de una colina despu¨¦s de los dram¨¢ticos combates del lunes que finalizaron con 20 muertos y m¨¢s de 350 heridos.
Se llega por un sendero empinado tras abandonar la parte vieja de la ciudad. Un sendero peligroso barrido por los morteros serbios, ocultos a dos kil¨®metros en un bosque frondoso. Cualquiera dir¨ªa que este grupo tiene como dedicaci¨®n la caza con su variada indumentaria y sus escopetas de cartuchos. Conocen el monte, saben ocultarse y charlan amigablemente.
El d¨ªa desp¨²es de la batalla
El d¨ªa despu¨¦s de una gran batalla sirve para reconocer los cad¨¢veres y enterrar a los muertos. El dep¨®sito de cad¨¢veres ha agotado su capacidad. Una docena de cuerpos pasaron la noche a la intemperie. Dos mujeres se abrazan, dudan, pero finalmente penetran en la primera sala donde se amontonan 20 cad¨¢veres. El cart¨®n con el nombre les indica que es su muerto, al que s¨®lo pueden reconocer por la vestimenta ya que no tiene cabeza.La rutina de cada ma?ana es recoger pacientemente los cristales, amontonar los escombros, salvar lo poco que ha quedado intacto. Adecentar la ciudad que un d¨ªa fue ejemplo de convivencia ¨¦tnica. Los habitantes, independientemente de su religi¨®n, etnia o pensamiento pol¨ªtico, salen de los agujeros en los que han pasado las noches de los dos ¨²ltimos meses. La cola del pan se alarga, se atraviesan calles infectadas de coches calcinados, postes de la luz ca¨ªdas, cables colgando, autobuses y tranv¨ªas empotrados contra los portales, abandonados en el ¨²ltimo minuto al escucharse la llegada de obuses. Se va a paso ligero, con bolsas vac¨ªas por si se encuentra algo para comprar.
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