El t¨ªo Carlos est¨¢ en el quir¨®fano
Miles de visitantes aguardaron en el hospital de Getafe la operaci¨®n del l¨ªder gitano
"?Pero qu¨¦ pasa aqu¨ª hoy?". Marina y Mar¨ªa Jos¨¦, dos enfermeras del hospital de Getafe, se toparon el martes con una manifestaci¨®n pac¨ªfica cuando sal¨ªan a tomar el cafelito. El vest¨ªbulo, la cafeter¨ªa, la sala de visitas, los pasillos y hasta los jardines estaban llenos de gitanos de todas las edades. Endomingados y respetuosos, hablando en voz baja, hab¨ªan llegado de todos los puntos del globo para acompa?ar a Carlos Heredia, el t¨ªo Carlos, presidente del consejo asesor de la asociaci¨®n Presencia Gitana, que estaba siendo operado de un tumor en el pulm¨®n.
"Mi padre dej¨® de fumar hace 15 a?os, pero se ve que el da?o ya estaba hecho", dice Basilio Heredia. Pero si al t¨ªo Carlos le faltan ahora dos l¨®bulos de su pulm¨®n derecho, nunca le han faltado ni su familia ni sus amigos, tanto payos como gitanos, que colapsaron el servicio de donaci¨®n de sangre del hospital. "Ponga que hemos dado sangre para todos, payos y gitanos, no s¨®lo para mi padre", explica Basilio con orgullo."Ha sido tremendo", confirma la recepcionista del servicio de donaci¨®n del hospital de Getafe. "Desde dos d¨ªas antes de la intervenci¨®n estaba esto repleto de gitanos que ven¨ªan a donar".
Adoraci¨®n, la cajera de la cafeter¨ªa del hospital, no daba abasto para atender a los familiares y amigos del t¨ªo Carlos. "Han venido de todas partes, hasta de Italia y de M¨¦xico", asegura. "Y aunque eran muchisimos, no se oy¨® una voz m¨¢s alta que otra. Eran todos muy elegantes, muy se?ores". Adoraci¨®n duda cuando se le pregunta por el n¨²mero de gitanos que han pasado por el hospital para acompa?ar al tio Carlos. "Habr¨ªa como unos mil", aventura.
"Seg¨²n nuestros c¨¢lculos, s¨®lo el lunes por la ma?ana pasaron m¨¢s de 2.000 personas de dos en dos a ver a Carlos Heredia", asegura Manuel Mart¨ªn, el presidente payo de Presencia Gitana. "Y para cuando yo abandon¨¦,el hospital, quedaba una cola de unas mil personas que aguardaban con la esperanza de verle".
Para Mart¨ªn, el t¨ªo Carlos s¨®lo est¨¢ recogiendo lo sembrado, ya que ha luchado mucho para que en los hospitales madrile?os se permita a los pacientes gitanos recibir las visitas de sus numeros¨ªsimos familiares, como manda la costumbre de su pueblo, sin necesidad de pase de entrada. A cambio, el t¨ªo Carlos exig¨ªa de los gitanos silencio y respeto a las normas de los centros sanitarios y a los dem¨¢s pacientes.
De todas partes
"Aqu¨ª habr¨ªamos m¨¢s de mil personas", dice Rosario Heredia, hermana del t¨ªo Carlos. "Ni?os, mujeres, viejos y viejas de todas partes, de Talavera, de Aranjuez, de Villaverde, de Murcia, de Sevilla, hasta del extranjero han venido en avi¨®n a ver a mi hermano. Esto parec¨ªa una huelga". Rosario se deshace en elogios para explicar lo que representa su hermano para la comunidad gitana. "Todo el mundo le quiere porque es un hombre dedicado al bien de los dem¨¢s"."Hace nada ha estado en el Vaticano con el Papa", afirma otra de las mujeres que montan guardia junto a la puerta de la unidad de cuidados intensivos. El t¨ªo Carlos, como toda su familia, pertenece a la Iglesia evang¨¦lica. El liderazgo de este hombre, de 72 a?os y residente en Getafe, en la comunidad gitana internacional es indiscutible. El t¨ªtulo de t¨ªo indica que tiene autoridad sobre todos aquellos gitanos que, por edad, podr¨ªan ser sus sobrinos.
Gitanos europeos
"No es el rey de los gitanos porque rey s¨®lo hay uno y es el de todos los espa?oles", explica Jaime, otro hermano del t¨ªo Carlos. "Pero s¨ª es el m¨¢s respetado y querido por los gitanos de toda. Espa?a y del extranjero". Durante la convalecencia de su hermano, Jaime va a asumir las responsabilidades del cargo. "Ahora Carlos est¨¢ muy preocupado por los gitanos de Rumania, Hungr¨ªa, Rusia y todos estos, pa¨ªses", dice.Como presidente del consejo asesor de Presencia Gitana, el t¨ªo Carlos se ocupa tambi¨¦n de las relaciones exteriores de la comunidad gitana en Espa?a. Jaime s¨ª se atreve a dar una cifra de visitantes del t¨ªo Carlos: "Aqu¨ª hab¨ªa m¨¢s de mil personas", dice muy convencido. "Y m¨¢s de 1.500", apostilla un cu?ado. "Y todos eran de la familia", remata orgullosa una de las nueras.
Los empleados del hospital Universitario est¨¢n acostumbrados a quelos pacientes gitanos arrastren consigo a un n¨²mero considerable de hermanos, t¨ªos y primos, pero esta vez han visto desbordadas todas sus previsiones. "Es imposible calcular la cantidad de gente que ha pasado estos d¨ªas por el centro", dice una portavoz del hospital. "Pese a esta muchedumbre, no hubo ning¨²n problema; en todo momento atendieron las ¨®rdenes del servicio de seguridad".
"Hasta donde me acuerdo"
, "?Que est¨¢ aqu¨ª el t¨ªo Carlos? Pues habr¨¢ venido a verle hasta el alcalde". A la joven paya que recibe sesiones de rehabilitaci¨®n en el hospital Universitario no le extra?a nada la marea de visitantes que recibe el paciente m¨¢s mimado de la UCI (unidad de cuidados intensivos). "Es una de las personas m¨¢s respetadas y queridas de Getafe, tanto por gitanos como por payos", afirma.
Mientras, el t¨ªo Carlos se recupera de la grave operaci¨®n y ya planea actividades para cuando salga de la cama. Lo primero, hacer una campa?a contra el tabaco entre los j¨®venes, ahora que ha comprobado en carne propia que no basta con retirase del vicio a tiempo.
Luego, aunque dice de s¨ª mismo que no sabe "hacer la O con un canuto", seguir¨¢ preparando sus memorias, que ya ha empezado a dictar a un magnetof¨®n.
De momento, el t¨ªo Carlos ya les ha puesto un t¨ªtulo muy sabio: "Hasta donde me acuerdo...".
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