Texarcana y Hope, coraz¨®n de la Am¨¦rica profunda
Clinton y Perot, aspirantes a la Casa Blanca, nacieron en dos ciudades situadas a 50 kil¨®metros de distancia
Texarcana es una de esas ciudades perdidas en el coraz¨®n de EE UU donde la vida transcurre rutinariamente entre el porche de la casa, el asiento del autom¨®vil y la visita del s¨¢bado a un centro comercial. Pero parece una gran urbe comparada con Hope, donde el acontecimiento m¨¢s importante del a?o es el Festival de la Sand¨ªa y la gente se entretiene en ordenar su jard¨ªn y cazar ciervos. Nunca hubieran ocupado una sola l¨ªnea de ning¨²n peri¨®dico si no fuera porque en ellas nacieron, respectivamente, Ross Perot y Bill Clinton.
Aunque separadas por las aguas tranquilas del r¨ªo Rojo, Texarcana y Hope est¨¢n unidas por una historia de dependencia entre el lado rico y el lado pobre de la frontera entre Tejas y Arkansas. La palabra Texarcana es una fusi¨®n de los nombres de los dos Estados vecinos, cuya l¨ªnea divisoria pasa justamente por el centro de la ciudad. Ha sido tradicionalmente el lugar al que acuden los vecinos de los pueblos de alrededor en busca de trabajo y de diversi¨®n. Para llegar hasta Hope hay que cruzar 50 kil¨®metros de la autopista que penetra en Arkansas.Texarcana, a 300 kil¨®metros al este de Dallas, es hoy una sombra del importante nudo ferroviario que fue a finales del siglo pasado y que hizo de ¨¦sta una ciudad pr¨®spera y destacada en el cultivo y la venta del algod¨®n. Ese negocio fue el que hizo rico al padre de Perot, Gabriel Ross Perot, conocido por todos como Big Perot. Cuando Henry Ross Perot naci¨®, en 1930, Texarcana era ya una ciudad de buen nivel, y su familia, una de las m¨¢s poderosas de la regi¨®n.
El muchacho pudo disfrutar de una infancia feliz, pero su padre le oblig¨® enseguida a aprender a ganarse la vida por s¨ª mismo, y el joven Perot tuvo que trabajar como domador de caballos y repartidor de peri¨®dicos. El famoso millonario sali¨® de all¨ª a los 20 a?os para estudiar en la escuela naval de Annapolis, en Maryland, pero desde entonces regresa frecuentemente a visitar los lugares de su ni?ez.
Todav¨ªa est¨¢ en buenas condiciones, en el n¨²mero 2901 de la calle de Olive, un barrio de clase media alta, la casa sencilla de ladrillo rojo en la que Perot creci¨®. Nadie de la familia sigue viviendo en Texarcana, pero Perot se ha encargado de que el apellido perdure d¨¢ndole el nombre de Perot al espl¨¦ndido teatro de los a?os veinte que mand¨® restaurar en 1980.
Poco m¨¢s de la vieja grandeza de Texarcana sobrevive. Los grandes hoteles, el Grim y el McCartney, cerraron sus puertas hace a?os, y su funci¨®n ha sido reemplazada por modernos moteles de carretera. Los viejos almacenes de algod¨®n y las joyer¨ªas s¨®lo guardan hoy algunas baratijas y ropa de muy mal gusto.
La ciudad conserva, sin embargo, un modesto museo, donde los turistas que llegan de Dallas piden fotos de Perot, y un antiguo peri¨®dico, el Texarcana Gazette, que estos d¨ªas sirve de gu¨ªa para los reporteros de Washington que diariamente visitan la ciudad. Las antiguas mansiones del centro han sido convertidas en bancos.
Texarcana, con cerca de 60.000 habitantes, es un pueblo modesto, pero no pobre. Pobre es Hope, donde Bill Clinton vivi¨® los primeros a?os de su vida con un padrastro borracho que le hizo conocer la dureza de la vida de la clase marginal en un lugar marginado. El aut¨¦ntico padre de Clinton muri¨® en un accidente antes de que el ni?o naciese, y su madre lo dej¨® pronto en manos de los abuelos para separarlo del padrastro, que le dio el apellido.
Los caprichos de la vida hacen que los electores vean hoy al candidato dem¨®crata a la presidencia como un hombre de vida f¨¢cil. Clinton no ha vuelto a tener vinculaci¨®n con Hope, de lo que no se le puede culpar, porque Hope, con poco m¨¢s de 10.000 habitantes, es verdaderamente un lugar al que nadie querr¨ªa volver. En ella no perdura nada que recuerde a Clinton, excepto la tradici¨®n de voto dem¨®crata.
En Texarcana, por el contrario, los Perot fundaron la primera iglesia metodista y la primera asociaci¨®n de mujeres en pro de las obras de caridad. El due?o de la papeler¨ªa, la bibliotecaria y el barbero est¨¢n orgullosos de Perot y han o¨ªdo hablar de sus cualidades de estudiante desde los primeros a?os.
La coincidencia, sin embargo, en que los dos hombres que se proponen encabezar el cambio en Washington procedan de estas tierras olvidadas, donde Nueva York queda tan lejos como Australia, podr¨ªa ser interpretada como una forma de revancha de la Am¨¦rica profunda contra el mundo refinado y elitista que representan pol¨ªticos como James Baker o George Bush, pese a que el primero sea de Tejas y el segundo haya hecho parte de su carrera pol¨ªtica en este Estado.
Inteligente y atrevido
, Fred Zamora es lo suficientemente mayor que Ross Perot como para que le tocase servir a su pa¨ªs en el II Guerra Mundial como oficial de los marines. Esa misma diferencia de edad le impidi¨® ser amigo ¨ªntimo de quien hoy es una de las personas m¨¢s populares del pa¨ªs, pero todav¨ªa recuerda que destacaba en la escuela y que siempre tuvo fama de muchacho inteligente y atrevido.
La familia de Zamora vino de M¨¦xico hace tantos a?os que no es capaz de recordarlo. El naci¨® en Texarcana y conoci¨® a Perot hasta que el famoso personaje se fue de la ciudad. Despu¨¦s lo ha visto varias veces cuando entra a la modesta librer¨ªa que hoy tiene Zamora junto al teatro Perot, pero nunca le ha prometido su voto.
Betty, la administradora del peque?o museo local, tiene previsto incluir pronto en sus galer¨ªas una historia de la familia Perot, porque reconoce que eso atrae ya a m¨¢s gente que aquellas historias de indios y vaqueros que exhibe actualmente.
El jardinero que cuida la que fue casa de los Perot, un griego de nombre Rudy Spyros, cuenta con gran ilusi¨®n que hace unos d¨ªas le llamaron unos parientes de San Francisco para decirle que hab¨ªan visto el c¨¦lebre jard¨ªn en el programa de televisi¨®n de Barbara Walters.
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