Como llegados de otra galaxia
Cuando Ca?ones y Mantequilla se instal¨® en Madrid, hace ya m¨¢s de dos d¨¦cadas, se convirti¨® en una pesadilla para todo el mundo relacionado con la m¨²sica. No hab¨ªa club nocturno, emisora de radio o compa?¨ªa discogr¨¢fica que no recibiera la visita del d¨²o estadounidense al menos un par de veces por semana.Diez a?os despu¨¦s continuaron con su fren¨¦tico ritmo de trabajo: a las nueve de la noche se les pod¨ªa ver tocando en un bar de Chueca. Dos horas despu¨¦s, uno entraba en un local de Malasa?a y all¨ª estaban ellos, Judy y Jack, interpretando un cl¨¢sico vaquero delante de cinco personas. A las dos de la madrugada, en el bar de Huertas lo que sonaba era un blues, y los que estaban en el escenario, c¨®mo no, Ca?ones y Mantequilla. En los noventa siguen siendo omnipresentes.
Su mezcla de m¨²sicas tradicionales de Estados Unidos, fusi¨®n que parte del country para terminar en el rhythm and blues, caus¨® sensaci¨®n entre los instrumentistas madrile?os: Judy y Jack sab¨ªan tocar, algo no muy habitual en los d¨ªas de la movida madrile?a. Adem¨¢s hac¨ªan que sus precarios equipos de sonido funcionasen de forma n¨ªtida.
Por si fuera poco, sus voces jugaban con toda clase de registros. Subidos en la tarima de cualquier garito, bordando versiones de Dylan, parec¨ªan de otra galaxia.
Pero la industria musical espa?ola no termin¨® de aceptar a un d¨²o de estas caracter¨ªsticas. Ca?ones y Mantequilla no han llenado un solo pabell¨®n de deportes y su m¨²sica s¨®lo se ha escuchado en emisoras selectas. La escena madrile?a estar¨¢ siempre en deuda con ellos.
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