Algo m¨¢s que tarjeta amarilla

Da cierta tranquilidad comprobar (EL PA?S, 29 de mayo) que Espa?a dispone de un ministro de Defensa que no se alimenta musicalmente de marchas militares, sino que prefiere algo tan saludable como el jazz. Por otro lado, resulta altamente preocupante que Radiotelevisi¨®n Espa?ola est¨¦ dirigida por un se?or que muestra p¨²blicamente su desprecio por un programa minoritario que durante siete a?os divulg¨® la llamada m¨²sica del siglo XX, sin duda la m¨¢s importante aportaci¨®n norteamericana a la cultura universal.Realizado por un equipo muy reducido, Jazz entre amigos no era tal vez un programa perfecto, pero ten¨ªa siempre un contenido y un inter¨¦s que mantuvo alerta a un p¨²blico que hoy d¨ªa tiene sobrados motivos para sentirse enga?ado. La manera de sacrificar dicho espacio no era de recibo, y sustituirlo por otro provisional para poder utilizar un material ya grabado y pagado tampoco lo es.

Televisi¨®n Espa?ola era durante largo tiempo objeto de admiraci¨®n internacional por mantener un programa semanal dedicado al jazz. Suprimirlo por razones econ¨®micas era, desde luego, absurdo, ya que figuraba entre los menos costosos, muy lejos de lo que la compra de tantas series y tantos culebrones significa para el presupuesto del Ente estatal. Urge rectificar y volver a dar al jazz la cabida que le corresponde dentro de una programaci¨®n cada d¨ªa menos seria. Otros ministros adem¨¢s del se?or Garc¨ªa Vargas nos dar¨ªan raz¨®n; y la actual direcci¨®n de Radiotelevisi¨®n Espa?ola merece algo m¨¢s que una tarjeta amarilla por su manera de actuar en esta cuesti¨®n-