Bergman muestra su genio esc¨¦nico
En 1957, Ingmar Bergman, flamante director del teatro municipal de Malm?, declaraba a la prensa: "Una vez cada 10 o 20 a?os, un teatro municipal est¨¢ obligado a montar Peer Gynt: nosotros lo hacemos ahora porque contamos con Max von Sydow". Con sus 28 a?os, Max von Sydow, el caballero cruzado Antonio Block de El s¨¦ptimo sello, fue un Peer Gynt inolvidable. B¨®rje Ahlstedt, el Peer Gynt de este nuevo montaje de Bergman que el Dramaten ha presentado en Sevilla, tambi¨¦n se convertir¨¢ -se ha convertido ya- en un personaje inolvidable. Los aplausos, las palmas interminables de un p¨²blico en pie, que llenaba el Lope de Vega, son el mejor testimonio de la consagraci¨®n sevillana de B?rje Ahlstedt. Pero ser¨ªa injusto si hiciera recaer el peso de ese ¨¦xito en la sola interpretaci¨®n de Ahlstedt: el ¨¦xito es el de una gran compa?¨ªa -cerca de 50 int¨¦rpretes y figurantes-, homog¨¦nea, con una s¨®lida tradici¨®n teatral, dirigida en esta ocasi¨®n por un verdadero genio de la escena, maestro indiscutible de la direcci¨®n de actores.Peer Gynt, con sus cinco actos, con su gran reparto y su compleja escenograf¨ªa, entra pr¨¢cticamente dentro del apartado del teatro irrepresentable. Cada montaje es una proeza, de ah¨ª esa obligatoriedad que se?alaba Bergman de montarla "cada 10 o 20 a?os". Entre las proezas recientes que el cr¨ªtico recuerda hay que citar un par de ellas: el Peer Gynt de Stein -con cinco actores para el personaje de Peer: uno por cada acto- y el Peer Gynt de Ch¨¦reau, en dos jomadas. Montajes ambos elefanti¨¢sicos, con un apabullante trasfondo metaf¨ªsico que tanto alemanes como franceses se encargaron de subrayar no sin una tilde de pedanter¨ªa.
Peer Gynt
De Henrik Ibsen. Traducci¨®n al sueco de Lars Forssell. Principales int¨¦rpretes: Bibi Andersson, B?rje Ahlstedt, Carl Magnus Dellow, Per Mattson, Gerthi Kulle, Jan Waldekranz, G¨®rel Crona, Gunnel Fred, Kicki Bramberg, Lena Endre, Tord Peterson, Agneta Elirensvard, Maria Ericson, Solveig Ternstr¨®ni, Kristina Adolplison, Johan Rabaeus, Pierre Wilkner, Bj¨®rn Granath, Jan-Olof Strandberg. Escenograf¨ªa: Lennart M¨®rk. Coreograf¨ªa: Donya Feuer. M¨²sica: Bohuslav Martinu. Direcci¨®n: Ingmar Bergman. Producci¨®n del Teatro Real Dram¨¢tico de Suecia (Dramaten). Teatro Lope de Vega. Sevilla. 15 de junio.
Frente a estos dos macromontajes, el trabajo de Bergman, con ese Peer Gynt pr¨®ximo al espectador, ¨ªntimo y emotivo -emotivo en gran parte por esa proximidad- es una agradabil¨ªsima sorpresa. A Bergman le basta y le sobra con un tinglado -el viejo tinglado de la farsa- colocado dentro de la casa de Peer y de su madre Ase para mostrarnos toda la fantas¨ªa del texto. De hecho, el viaje de Peer se realiza sin abandonar su morada: una morada que es como una galer¨ªa de espejos en la que Peer se busca a trav¨¦s de sus innumerables dobles. En tal sentido, es un montaje de una simplicidad apabullante, muestra indiscutible de la maestr¨ªa de Bergman. Montaje de un hombre que ha metido en ¨¦l, con el cazador, mucha bergmanman¨ªa -en clave de humor- y una serie de gui?os sobre una memoria teatral y cinematogr¨¢fica -la del propio Bergman- envidiables.
Si el t¨¦rmino cl¨¢sico tiene alg¨²n sentido en la jerga teatral, el Peer Gynt de Bergman lo es, sin lugar a dudas: es un montaje que rezuma una gran sabidur¨ªa teatral y, a la vez, parece la obra de un ni?o, tiene toda la frescura de un juego de ni?os. La frescura y la crueldad. El Peer Gynt de Bergman y el Peer Gynt de B?rje Ahlstedt. Una obra maestra, as¨ª, tal y como suena.
Babelia
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