Dinamarca sorprende la soberbia de Holanda y jugar¨¢ la final de la Eurocopa
GRAHAM TURNER, ENVIADO ESPECIAL
En la v¨ªspera de esta semifinal, el dan¨¦s Flemming PovIsen bromeaba: "Se dice que Dinamarca tiene el mejor portero del mundo. L¨¢stima que no le hemos tra¨ªdo". Ayer el ex madridista fue uno de los muchos que corrieron para abrazar a Peter Schmelchel, el hombre que rompi¨® todos los pron¨®sticos al lanzarse a su izquierda y parar el tiro de Van Basten durante la tanda de penaltis.
Schmeichel, sobre la misma mesa en el Yacht Club de Stenungsbaden hab¨ªa dado en la clave de la sorprendente derrota de Holanda. "El pron¨®stico es tan claro que los holandeses han tenido d¨ªas para leer en los peri¨®dicos por cu¨¢ntos goles van a ganarnos. Les puede costar caro el exceso de confianza."
Schmeichel debi¨® sonre¨ªr cuando, en los primeros intercambios, el marcador izquierdo Frank De Boer toc¨® dos balones con la pereza de un hombre que bosteza mientras inicia el rondo matinal. El segundo le fue robado por Brian Laudrup y su centro al segundo palo fue impecablemente cabeceado a la red por Henrik Larsen.
Cuando el empate de Bergkamp parec¨ªa haber reestablecido el gui¨®n previsto, volvi¨® a aparecer la convicci¨®n holandesa de que era innecesario bajar del autocar. Algunos se quedaron en jarras mientras un centro pasado fue devuelto al ¨¢rea por Vilfort. El cabezazo de Laudrup dio en la cabeza de Koeman y lleg¨® al borde del ¨¢rea donde, sin que ning¨²n holand¨¦s se molestara en bajar, Henrik Larsen volvi¨® a sacudir las redes de Van Breukelen con pausada punter¨ªa.
De esta forma suced¨ªa lo impensable. La selecci¨®n danesa, reclutada en plenas vacaciones mientras los holandeses ya estaban concentrados, hab¨ªa duplicado su total de goles en el torneo a expensas de un conjunto que nunca hab¨ªa estado en desventaja.
Larsen, centrocampista del modesto Lyngby y autor de un gol en 18 partidos internacionales anteriores a esta Eurocopa, vio triplicado su marca en cinco d¨ªas. Y Kim Vilfort, el hombre que hab¨ªa abandonado el campeonato para estar al lado de su hija enferma de leucemia, volvi¨® al equipo para organizar un compacto centro del campo y marcar el cuarto penalti de su equipo. Era para creer en los cuentos de hadas.
Holanda, mientras tanto, era puro cuento. El tr¨ªo del MiIl¨¢n prestaba servicios m¨ªnimos y la desidia colectiva produc¨ªa una desacostumbrada falta de opciones para el jugador en posesi¨®n de la pelota.
Dinamarca, operando el contragolpe con sencillez, subrayaba que su ventaja no era accidental. La rapidez y la picard¨ªa de PovIsen y Laudrup causaba destrozos, sobre todo en el pasillo izquierdo donde los 35 a?os de Van Tiggelen se hac¨ªan notar.
Y eso que el ¨¢rbitro espa?ol, Soriano Aladr¨¦n, fue condescendiente con los holandeses. Hab¨ªa mostrado una tarjeta al excelente lateral dan¨¦s Andersen que (su posterior lesi¨®n al margen), le costaba su sitio en la final. Pero perdon¨® la tarjeta y una id¨¦ntica tragedia a Koeman por un flagrante derribo a PovIsen. En los vestuarios pag¨® el pato el perezoso De Boer, reemplazado por el delantero Kieft.
La salvaci¨®n moment¨¢nea de Holanda, sin embargo, no pas¨® por un f¨²tbol mejorado, sino por las lesiones de Laudrup y Andersen, que dejaron a Dinamarca sin dos de sus piezas fundamentales y sin recambio. Aun as¨ª, el contragolpe dan¨¦s cre¨® ocasiones desperdiciadas por Larsen, Vilfort y Elstrup y cuando sus esperanzas ya se reduc¨ªan a la resistencia, vino el cruel gol de Rijkaard a falta de cinco minutos.
Con el lateral derecho Siveback, tambi¨¦n lesionado, jugando de ariete, y sus diez heroicos compa?eros corriendo con botas de buceo, se inici¨® la pr¨®rroga con s¨®lo un desenlace previsible. Pero Holanda bombeaba balones a gusto de Schmeichel, licenciado en el tema en la liga inglesa y el portero dan¨¦s puso una final feliz al cuento de hadas cuando se estir¨® hacia su izquierda y ataj¨® el penalti lanzado por Marco Van Basten.
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