Presas modelo
La c¨¢rcel de Carabanchel se convierte en pasarela para los dise?os de las reclusas
La c¨¢rcel de mujeres de Carabanchel se llen¨® ayer de glamour. Por el sal¨®n de actos desfilaron maquillajes fantasiosos, mo?os sofisticados, vestidos de noche e incluso un par de trajes de novia blancos a m¨¢s no poder. Era como una prolongaci¨®n de la Pasarela Cibeles, s¨®lo que en lugar de Armani estaba la se?orita Dolores, profesora de corte y confecci¨®n, y en lugar de Ruphert, Nuria se hab¨ªa esmerado por ense?ar a las alumnas del taller de peluquer¨ªa. Por supuesto que no desfilaba Linda Evangelista, sino otras chicas guapas, como Laura o Ana. Y no hab¨ªa marquesas entre el p¨²blico. Ni falta que hac¨ªa. Las compa?eras de m¨®dulo eran m¨¢s alegres.
El sal¨®n de actos de la prisi¨®n de Carabanchel rebosaba expectaci¨®n. Era el desfile fin de curso organizado por los profesores y alumnas de los talleres de corte y confecci¨®n, est¨¦tica y peluquer¨ªa del Instituto Nacional de Empleo (Inem). Cien de las 160 mujeres matriculadas en estos cursos se han dedicado en cuerpo y alma a la preparaci¨®n del desfile. "Tienen que estar cansadas", comentaba una reclusa latinoamericana. "Llevan trabajando desde la ma?anita".Los maquillajes de fantas¨ªa abrieron el desfile: mariposas, ara?as, perros o payasos compuestos con delicadeza sobre los rostros de las modelos.
Despu¨¦s le toc¨® el turno al taller de costura. La presentadora, enfundada en un traje dorado, iba comentando el pase. Bermudas estampados, conjuntos de pantal¨®n, falda y top, trajes de chaqueta "pr¨¢cticos, c¨®modos y elegantes"... "Les recordamos que se trata de modelos exclusivos".
Los vestidos gustaban, pero los gritos de admiraci¨®n arreciaban cuando la modelo era compa?era de m¨®dulo. "?Esa 1, que se vea!". "?Qu¨¦ poder¨ªoooo!". Las modelos se contoneaban, lanzando miradas inquisitivas al p¨²blico y ejecutando a la perfecci¨®n dos medias vueltas en el pasillo.
Llegaron los trajes de noche. Rasos negros, volantes rosa, escotes palabra de honor y alt¨ªsimos tacones, que obligaron al profesor de tipograf¨ªa a embutirse en un esmoquin para ayudar a las modelos a bajar las escaleras del escenario. El colof¨®n, los dos trajes de novia feliz. Los organizadores estaban en todo. Hubo incluso un homenaje al V Centenario: una espa?ola y una paname?a se marcaron unas sevillanas con trajes de faralaes dise?ados en el taller.
Mo?os caribe?os
"No importa el tipo de cabello que tengas. En tus manos est¨¢ transformarlo en un pelo de impresi¨®n". La presentadora dio as¨ª la entrada a los peinados: mo?os a?os sesenta, mo?os italianos, mo?os caribe?os, todos de factura compleja. "?Una sonrisa!", gritan las presentes a una morenaza con mo?o fantas¨ªa. La modelo la regala y arrecian los aplausos.Y como broche de oro, el maquillaje corporal. Los cuerpos coloreados de las modelos compusieron un cimbreante bosque encantado. Despu¨¦s del desfile, entre las bambalinas, Sacramento, la profesora de est¨¦tica, recib¨ªa los besos de las alumnas. Lleva cinco a?os ense?ando en la c¨¢rcel. "Trabajamos con personas que sufren presiones psicol¨®gicas y estados de ansiedad. En general responden muy bien".
Laura, de 22 a?os, vest¨ªa uno de los trajes de noche. Nunca hab¨ªa desfilado, pero no ha necesitado imitar a nadie. "Cada una ponemos nuestro estilo". Pas¨® muchos nervios, "sobre todo por las c¨¢maras". Est¨¢ contenta con el taller de peluquer¨ªa. "Te ayuda a desenvolverte y coges preparaci¨®n".
En ese mismo curso est¨¢n tambi¨¦n Luz Marina (mo?o caribe?o) y Miriam, dos colombianas que llevan ocho meses en prisi¨®n preventiva. Las pillaron en Barajas con droga. Las dos son peluqueras, pero encuentran el taller de provecho. "Es una terapia inmensa. Te hace olvidar d¨®nde est¨¢s".
Por ser un d¨ªa especial, las reclusas esperaban un detalle especial: que las dejaran verse en los informativos nocturnos de televisi¨®n. Los ruegos no surtieron efecto. Se tuvieron que conformar con ver el v¨ªdeo un d¨ªa despu¨¦s.
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