Paul Collins, de vuelta

Paul Collins lleg¨® a Madrid cuando comenzaba la d¨¦cada de los ochenta, y dio un master de power-pop. La mayor¨ªa de grupos espa?oles apenas sab¨ªa tocar, y no estaban acostumbrados a dejarse la piel en cualquier escenario de forma gratuita. El cantante, guitarrista y compositor norteamericano se convirti¨® en modelo de profesionalidad. S¨®lo cometi¨® un error: se instal¨® en Espa?a. Disolvi¨® su vieja banda y perdi¨® buena parte de su magia inicial. Grab¨® discos irregulares, se hizo acompa?ar por m¨²sicos mediocres y actu¨® con demasiada frecuencia. Dej¨® de ser una leyenda para convertirse en alguien de la familia.Ahora Collins tiene su casa en Nueva York, y ha vuelto a Espa?a para demostrar que sigue vivo y bien. Sigue siendo un maldito (buenas cr¨ªticas y pocas ventas), pero ha sabido reaccionar. Tiene el mejor grupo de su historia, y su repertorio est¨¢ m¨¢s abierto que nunca. Insiste con el pop potente y cl¨¢sico, pero tambi¨¦n se deja arrastrar por melod¨ªas de acento country. Un tema suena a Detroit, el siguiente, puro Nashville. Y su voz se desliza con la facilidad del que pod¨ªa estar de vuelta.

Mantiene a punto su agresiva garganta, y no ha perdido el buen gusto para arreglar canciones. Con estos ingredientes, y con la confianza que da haber grabado un ¨²ltimo elep¨¦ magn¨ªfico, ofreci¨® en la sala Rev¨®lver un concierto ejemplar. Como en los viejos tiempos.