El realismo resignado de Lisboa

Tras la cumbre de Lisboa, Europa sigue sumida en la confusi¨®n respecto a los temas de defensa, pol¨ªtica exterior y, sobre todo, de uni¨®n monetaria. Pero todo esto, en parte, se deriva de un tema en el que hay algo menos de confusi¨®n: la uni¨®n pol¨ªtica. ( ... )La primera ronda de ampliaci¨®n de la Comunidad cambiar¨¢ todo el equilibrio de la CE: y el retraso en la aplicaci¨®n del Tratado de Maastricht supondr¨¢ favorecer la extensi¨®n de la uni¨®n europea en detrimento de su profundizaci¨®n. Esto significa menos cohesi¨®n, y a eso se debe el encono del debate sobre el presupuesto de cohesi¨®n. Hay algo positivo y necesario en este cambio de perspectiva. Supone un ajuste a la realidad danesa y a otras realidades, un ajuste logrado en buena armon¨ªa. ( ... )

Ahora, Maastricht parece mucho m¨¢s una especie de conjunto de reglas concebidas para fomentar la transferencia de competencias pol¨ªticas en un juego cuyo car¨¢cter se ha modificado. Aquellos que tem¨ªan el juego anterior pueden tranquilizarse y, si as¨ª ha de ser, celebrar su triunfo. - ( ... ) Lo que no quiere decir, -sin embargo, que lo sucedido carezca de problemas.

La cumbre de Lisboa ha sido un acto de realismo resignado, infinitamente mejor que la ret¨®rica insensata. Pero cuando los Doce decidieron t¨¢citamente que era imposible seguir como hasta entonces, ?calcularon el coste en idealismo y, por tanto, en voluntad de triunfar?

29 de junio