La presidenta de Renfe acude habitualmente al trabajo conduciendo un tren de cercan¨ªas
La presidenta de Renfe, Merc¨¨ Sala, se presenta muchos mi¨¦rcoles, sobre las 8.45, en la estaci¨®n de Pr¨ªncipe P¨ªo, sube a un tren de . cercan¨ªas, lo conduce y se planta en su despacho de Chamart¨ªn unos 50 minutos m¨¢s tarde. Esto puede suceder otros d¨ªas, pero con menor probabilidad. Fuentes de Renfe insisten en que no hay peligro porque la presidenta tiene la autorizaci¨®n legal que concede la propia empresa para ejercer de maquinista ocasional. Los usuarios enterados no opinan lo mismo: "El servicio pierde calidad". "Es un peligro, da bandazos, va lento y frena tarde". "?Menos mal que no es presidenta de Iberia!".
Los gustos por la conducci¨®n ferroviaria de la presidenta de Renfe eran conocidos. Recientemente, en el programa de TVE Hola, Raffaela, coment¨® que deseaba obtener la l¨ªcencia para guiar ella misma un tren. Lo que no se sab¨ªa es que utiliza est¨¦ medio de transporte habitualmente, cuando est¨¢ en Madrid, para guiar un convoy con pasajeros que pesa 200 toneladas y alcanza hasta 100 kil¨®metros por hora, y que llega en ¨¦l a su despacho.Merc¨¨ Sala vive -desde que fue nombrada presidenta de Renfe el 11 de abril de 1991 y se traslad¨® desde Barcelona para ocupar el cargo- en las afueras de Madrid, hacia el barrio de Aravaca, pr¨®ximo a la carretera de La Coru?a. Los lunes y los viernes, sin embargo, suele ejercer sus funciones desde la capital de Catalu?a, adonde se traslada los fines de semana. Muchos martes, mi¨¦rcoles y jueves -sobre todo los mi¨¦rcoles-, abandona su casa utilizando un medio particular de transporte y se desplaza hasta la puerta de la estaci¨®n de Pr¨ªncipe P¨ªo (Norte).
Al recinto de la estaci¨®n llega a pie, y accede a los andenes por la zona m¨¢s pr¨®xima a los aparcamientos. En el and¨¦n la aguardan el jefe de la demarcaci¨®n de cercan¨ªas o -como ayer- otros directivos de la compa?¨ªa. Sala se incorpora al primer vag¨®n para entrar desde ¨¦l a la estrecha cabina del conductor.
Esto sucede desde: hace bastantes meses, y sobre todo a dos horas muy concretas: para llegar a tiempo de coger los cercan¨ªas que salen de Norte a, las 8.35 o las 8.50. Entonces, Merc¨¨ Sala coge los mandos del tren y emprende el camino a Chamart¨ªn.
"?Torna unas curvas...!"
Algunos usuarios lo han notado, y para mal. Miguel ?ngel Casas Ripoll, abogado, vecino de Las Rozas, lleva dos a?os utilizando los cercan¨ªas para llegar hasta su trabajo en Madrid. "En el and¨¦n me sit¨²o al principio para montarme en los primeros vagones. Hace cinco o seis meses me extra?¨® ver tanta gente, algunos encorbatados, dentro de la cabina, que es muy peque?a, Unos d¨ªas m¨¢s tarde me fij¨¦ bien y fue cuando identifiqu¨¦ a Merc¨¨ Sala".
Casas asegura que desde entonces ha viajado una decena de veces con Merc¨¨ Sala, como conductora y ha obtenido la experiencia suficiente para sacar conclusiones como usuario: "O le ponen unas traviesas m¨¢s rectas o un d¨ªa nos va a dar un susto, ?porque toma unas curvas ... !".
Adem¨¢s, Casas af¨ªrma que el tren de la se?ora presidenta, como lo conocen ya muchos viajeros y algunas taquilleras y guardas jurados de distintas estaciones, "da m¨¢s bandaz¨®s y va m¨¢s lento que los normales, por lo que suele llegar unos cinco o seis minutejos tarde a Chamart¨ªn, y a veces frena mal y el primer vag¨®n se sale del and¨¦n".
Otro usuario an¨®nimo exclam¨® ayer durante el viaje, al conocer la identidad de la maquinista: "Si lo s¨¦ a lo mejor no me monto, ?menos mal que no es presidenta de Iberial". En las estaciones, cuando sube y baja del tren, los empleados y algunos usuarios se dan codazos y se r¨ªen.El viaje de ayer se realiz¨® sin contratiempos. El cercan¨ªas sali¨® pasadas las 8.50 de la v¨ªa tercera de Pr¨ªncipe P¨ªo con unos 100 pasajeros en el interior y lleg¨® a las 9.39 a la v¨ªa primera de Chamart¨ªn, unos siete minutos fuera de horario. Cinco, debidos a una parada obligada por el sem¨¢foro en rojo a la entrada de la estaci¨®n. Durante el trayecto hubo varias paradas y s¨®lo en Majadahonda, donde se incorporaron unos 50 usuarios m¨¢s, el tren hizo algo raro: sali¨® muy despacio.
Los bandazos y chirridos parec¨ªan normales. Desde la pronunciada curva trazada nada m¨¢s abandonar Majadahonda se apreciaba ayer la cola de veh¨ªculos atascados que se incorporan a diario a Madrid desde la carretera de La Coru?a (N-VI).
Ayer, Merc¨¨ Sala no sali¨® de la cabina del conductor hasta el final del recorrido. En los cruces con otros trenes, su convoy reduc¨ªa algo la velocidad. Al paso por Las Rozas, donde aguardaba el fot¨®grafo, uno de los responsables de cercan¨ªas que la acompa?aba intent¨® frustrar la imagen tapando a su presidenta. Sala vest¨ªa ayer un pantal¨®n azul marino y una chaqueta de verano floreada.
En Chamart¨ªn, Merc¨¨ Sala se ape¨®, subi¨® las escaleras autom¨¢ticas y se dirigi¨®, como muchos otros d¨ªas, al edificio Las Caracolas, sede central de las oficinas de Renfe. Sala tiene por costumbre, antes de incorporarse a su despacho, desayunar habitualmente en los comedores sociales de la compa?¨ªa.
Estas circunstancias que rodean el quehacer profesional de Sala son bien vistas, en general, entre el personal de Renfe, que las consideran detalles de su "humanidad".
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