Un potro de rabia y miel
El disco Potro de rabia y miel se ha convertido ya, por obra y gracia de la tragedia, en una obra referencial de la discograf¨ªa flamenca. La aparici¨®n del ¨²ltimo elep¨¦ de Camar¨®n coincidi¨® con la confirmaci¨®n de su grave enfermedad, y su muerte con el Potro en las listas de ¨¦xitos como disco de oro (50.000 ejemplares vendidos).Camar¨®n reconoc¨ªa hace pocos d¨ªas en este mismo diario que su voz ya se notaba enferma en ese disco. Esa cruda realidad queda reflejada en una sensibilidad a flor de piel, un dramatismo constante que provoca una vez tras otra el estremecimiento. Camar¨®n era el hombre del cambio constante, todo le influ¨ªa, para bien y para mal; el vuelo de una. mosca, un grito en la lejan¨ªa o una respiraci¨®n pod¨ªan dar la vuelta a un concierto. Nada era nunca previsible y un fr¨ªo estudio de grabaci¨®n no era, por supuesto, el lugar id¨®neo para que una personalidad fr¨¢gil como la suya pudiera alcanzar su c¨¦nit.
Tal vez por todo eso la grabaci¨®n m¨¢s recomendable de Jos¨¦ Monge, la que m¨¢s refleja el esp¨ªritu del Camar¨®n de las grandes noches, sea ese Flamenco vivo (1987) grabado en directo en la ¨²nica compa?¨ªa (imprescindible compa?¨ªa) de su fiel Tomatito. Voz y guitarra caminan juntas, como una sola cosa, de la alegr¨ªa a la tragedia, un sobresalto tras otro. Tras ese volumen capital de la m¨²sica espa?ola de esta segunda mitad de siglo ser¨ªa necesario ir a buscar al Camar¨®n rompedor de moldes, al Camar¨®n abriendo caminos para que el flamenco recobrase una libertad que muchos a¨²n le negaban. Camar¨®n acompa?ado por Paco de Luc¨ªa en los primeros a?os setenta o deambulando entre los arreglos de Joan Albert Amarg¨®s en los primeros a?os ochenta. Cualquier grabaci¨®n de estas dos ¨¦pocas es excitante en su irregularidad.
De todas ellas, indispensable de esa rotura de moldes, fue Calle Real (1983), un disco que le sirvi¨® al cantaor para abrir muchas puertas y adentrarse donde antes le ignoraban. Calle real propici¨® que bastantes a?os despu¨¦s, en 1989, grabase con la Royal Philharmonic Orchestra la grabaci¨®n que se convertir¨ªa en su primer disco de oro grabado en el m¨ªtico Abbey Road, qu¨¦ conten¨ªa los tangos de Soy gitano transformados inmediatamente en caballo de batalla del cantaor incluso fuera de Espa?a.
Las ¨²ltimas apariciones de Camar¨®n en vinilo fueron con de sus amigos y es una alegr¨ªa, porque el cantaor valoraba la amistad m¨¢s que nada. Unos tangos en el formidable disco de Tomatito, Barrio negro, y ese Potro de rabia y miel en el que el duende de San Fernando se encontr¨® tras muchos a?os con Paco de Luc¨ªa rodeados por el siempre fiel Tomatito, Joan Albert Amarg¨®s y otros m¨²sicos que, como Carles Benavent, Antonio Carmona o Ram¨®n el Portugu¨¦s han vivido muy cerca la ascensi¨®n de Camar¨®n y han seguido sus pasos.
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