Luto en La Isla de Camar¨®n
Miles de personas desbordaron el cortejo y rodearon el f¨¦retro con ol¨¦s claveles y empujones
ENVIADA ESPECIAL A hombros de sus paisanos, por la calle Real y aclamado por miles de personas, as¨ª lleg¨® el f¨¦retro con los restos de Camar¨®n de la Isla al Ayuntamiento de San Fernando.All¨ª qued¨® anoche instalada la capilla ardiente. A las 21.30, mientras se pon¨ªa el sol y cientos de golondrinas revoloteaban sobre el puente de Zuazo, llegaba el coche funerario a la entrada del pueblo donde naci¨® el ¨²ltimo pr¨ªncipe gitano del cante y donde hoy ser¨¢ enterrado a las once de la ma?ana.
Manuel, Juan y Jes¨²s, los tres hermanos de Camar¨®n, vestidos de riguroso luto y cogidos de la mano, esperaron la llegada del cuerpo durante horas junto a gitanos y payos llegados desde distintos puntos de Espa?a.
La llegada del cuerpo sorprendi¨® a la polic¨ªa, que ni siquiera hab¨ªa cortado el tr¨¢fico. La emoci¨®n y la tensi¨®n de la espera acabaron por provocar una avalancha de gente.
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La Isla blanca se visti¨® ayer de negro para recibir los restos de Camaron
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Corr¨ªan hacia la comitiva batiendo palmas y gritando "ol¨¦, ol¨¦". Muchas personas lloraban abiertamente, otras arrojaban claveles blancos y hubo m¨¢s de un desmayo. A golpes y empujones los familiares y amigos del cantaor consiguieron sacar el f¨¦retro del coche y auparlo a hombros.
Ante el desconcierto policial, los gitanos tuvieron que montar su propio servicio de orden que tuvo que abrirse paso a patada limpia. Eran los mismos que portaban las coronas de flores.
Para los gitanos el cante lo es todo. Resume su historia y SU cultura y ayer desped¨ªan a Jos¨¦ Monge, el hombre al que ellos consideran un Dios.
Como de boda
Muchos de lo s asistentes al acto se arreglaron como para ir de boda. Las ni?as luc¨ªan vestida de seda arrugada y zapatos de charol; los hombres, con la camisa bien abierta, conjugaban los cordones de oro con los escapularios y los chupetes de la suerte. A los c¨¢maras y periodistas llegados desde toda Espa?a se unieron los video-aficionados de vacaciones en la isla dispuestos a captar para sus pel¨ªculas caseras la magia del momento.
En la venta de Vargas -donde Camar¨®n empez¨® a cantar y a fumar- lo esperaba Mar¨ªa Picardo, la due?a del local y su segunda madre. Con ella aguantaba el tipo fumando sin parar su amigo, el guitarrista Paco de Luc¨ªa. Tomatito y Rancapino iban mezclados por la comitiva.
En la venta de Vargas estaba Previsto que descansara el f¨¦retro durante unos instantes, pero, una vez m¨¢s, fall¨® la organizaci¨®n. La masa impidi¨® que el f¨¦retro saliera de la calle Real.
Alejados de la comitiva y a bordo de un Mercedes granate, la viuda del cantaor, con se?ales evidentes de encontrarse extenuada, trataba de llegar acompa?ada de algunos familiares al Ayuntamiento. Dos o tres gitanos que la reconocieron comenzaron a correr delante del veh¨ªculo dando gritos de "Es la viuda, es la viuda" para que se les abriera paso.
La llegada del f¨¦retro al Ayuntamiento provoc¨® nuevas escenas de p¨¢nico. La masa lo desbord¨® todo. Y hubo momentos en los que se temi¨® por la estabilidad del ata¨²d. Mientras algunas personas rodaban por las escaleras y se escuchaban. gritos de dolor, Paco de Luc¨ªa y Tomatito consegu¨ªan hacerse con el f¨¦retro y transportarlo hasta la sala de plenos donde permaneci¨® cerrado por deseo expreso de la familia. Nadie pudo ver por ¨²ltima vez la cara de Camar¨®n.
Horas antes de la llegada del cuerpo se daban los ¨²ltimos retoques al pante¨®n donde ser¨¢ enterrado en el cementerio donde tambi¨¦n est¨¢ enterrada su madre Juana, La Canastera.
El funeral se celebrar¨¢ en la iglesia del Carmen, donde ¨¦l, sus hermanos y sus cuatro hijos fueron bautizados. Los ni?os, de edades comprendidas entre los 13 y los 2 a?os, permanecieron en La L¨ªnea con sus abuelos maternos hasta ayer por la tarde que fueron trasladados hasta San Fernando.
Curro Romero, su amigo y protector; Carmen Romero, aficionada al flamenco; el cantante Kiko Veneno; el torero Emilio Oliva y hasta Rafael de Paula anunciaron su intenci¨®n de acudir al entierro.
Mientras el pueblo llano recorr¨ªa las tres pe?as flamencas que tienen su sede en la isla, en un conocido restaurante, los gitanos de arte pasaban la noche en vela recordando a su amigo.
Tomatito, con los ojos hinchados por el viento y el llanto, escuchaba como El Califa, un cantaor al que le tocaron muchos millones en la loter¨ªa, ofrec¨ªa todo el dinero que hiciera falta para ayudar a la familia cuya situaci¨®n econ¨®mica parece delicada.
En la madrugada del viernes y mientras unos lloraban amargamente, unos ladrones robaban un cuadro con la imagen del pr¨ªncipe gitano de la venta de Vargas. Ahora Camar¨®n es m¨¢s que una leyenda. Ya est¨¢ en la historia como Manolete y James Dean.
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