El alcalde hall¨® sus mayores escollos en problemas que dependen tambi¨¦n de otros

Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano cumple hoy un a?o como alcalde de tres consorcios. El 5 de julio de 1991 llegaba a su sill¨®n de la Casa de la Villa, donde se sienta ¨¦l solo. Pero llegaba tambi¨¦n a las comisiones que promueven los actos de la capitalidad cultural, regulan el transporte de la capital y la regi¨®n o deciden los realojamientos de la poblaci¨®n marginada. Ah¨ª no se sienta solo, sino que comparte responsabilidades con las autoridades aut¨®nomas o estatales. Y es en esos consorcios donde le han aparecido los principales problemas: la clandestinidad de Madrid 92, las huelgas de la EMT y el conflicto de los vecinos de Villaverde Bajo contra los gitanos.En una entrevista en EL PA?S el pasado marzo, el alcalde resumi¨® el problema que se le plantea: "Los ciudadanos golpean con fuerza en una puerta donde no se les puede responder".

El nuevo alcalde comenz¨® su mandato con la decisi¨®n de mantener intacta la organizaci¨®n del Gobierno municipal anterior (CDS-PP), que encabezaba el centrista Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahagun. Nunca qued¨® muy claro hasta qu¨¦ punto se asum¨ªa aquella gesti¨®n. Y aquellos gastos.

Matanzo

Una consecuencia clara de aquella decisi¨®n lleg¨® pronto: el concejal presidente de Centro, ?ngel Matanzo, quiso imponer en septiembre la prueba del sida a las prostitutas de la capital. Los impulsos del pol¨¦mico concejal -latiguillo que le acompa?a como a Tierno el de viejo profesor- fueron atenuados. Pero a¨²n vendr¨ªan otros muchos.

El nuevo curso pol¨ªtico tuvo un conflicto estelar. La droga aparec¨ªa detr¨¢s de todo. De entrada, el PP se neg¨® a crear m¨¢s centros de rehabilitaci¨®n (los CAD), cuyo emplazamiento concreto siempre result¨® impopular en el barrio respectivo.

A continuaci¨®n, los vecinos de Villaverde Bajo, encabezados por su l¨ªder Nicanor Brice?o, se rebelaron contra la decisi¨®n de realojar cerca de su barrio a 80 familias de Los Focos. Eran gitanas y las vinculaban con la droga. La decisi¨®n hab¨ªa sido tomada por el Consorcio para el Realojamiento de la Poblaci¨®n Marginada, en el que est¨¢n representados el Ayuntamiento y el Gobiemo regional. Y la decisi¨®n de quienes representan la soberan¨ªa de todos los ciudadanos madrile?os se vino abajo por la presi¨®n de una peque?a parte de ellos. Una m¨ªnima porci¨®n que, no obstante, planteaba preguntas duras: "?Por qu¨¦ no realojan a los gitanos en la Moraleja?".

Antes de la capitulaci¨®n final, suscrita por el Gobierno del socialista Joaqu¨ªn Leguina y por el propio alcalde, el tira y afloja dej¨® entrever muchas actitudes dubitativas. ?lvarez del Manzano, por ejemplo, lleg¨® a proponer que no se realojara a quienes tuvieran antecedentes (?de qu¨¦ tipo: policiales, penales?, ?y tampoco a sus hijos y sus esposas?). El defensor del pueblo, ?lvaro Gil-Robles, amonest¨® p¨²blicamente al alcalde por su actitud.

Tan estelar fue el problema de la droga que el mayor golpe de efecto de ?lvarez del Manzano fue su bando contra el consumo p¨²blico. Un texto que se anticipaba a lo que conten¨ªa el proyecto de ley Corcuera, y que ten¨ªa dudosa efectividad. Pero el aparato de propaganda y de polic¨ªa que lo acompa?aba logr¨®, al fin y al cabo, uno de sus objetivos: limpiar el centro -y algunas zonas en concreto- de drogadictos. M¨¢s tarde ir¨ªan volviendo.

La etapa CDS-PP -asumida ya en sus obras, aunque todav¨ªa no en su precio- apareci¨® de nuevo como justificaci¨®n de una decisi¨®n nada halag¨¹e?a. El alcalde -que tanto critic¨® los pr¨¦stamos firmados por Tierno ("levantas una carpeta y salen deudas", dec¨ªa entonces Alianza Popular)- suscribi¨® en octubre de 1991 el mayor empr¨¦stito de la historia del Ayuntamiento de Madrid. Poco despu¨¦s aprobaba una subida del 18% en el impuesto sobre bienes inmuebles (IBI), pese a que hab¨ªa prometido congelaci¨®n fiscal. M¨¢s tarde acab¨® bajando al 12,5%, tambi¨¦n por encima de la inflaci¨®n de un a?o.

Los ancianos

Pero quiz¨¢ el mayor conflicto humano vino dado por la huelga de cuidadoras de ancianos. Al tratarse de una concesi¨®n a sociedades privadas, el alcalde se mantuvo en que se trataba de un problema entre ambas partes: empresas y sindicatos. Y entre todos dejaron solos durante un mes a 3.500 viejos e impedidos. Dos de ellos, hermanos, murieron por inanici¨®n y desnutrici¨®n, pese a que te¨®ricamente ten¨ªan servicios m¨ªnimos. El caso a¨²n est¨¢ en los tribunales.

La huelga de la EMT tambi¨¦n fue larga (65 d¨ªas). Y coincidi¨® con el conflicto del metro. Los ferroviarios obtuvieron una buena tajada salarial, por encima de las recomendaciones del Gobierno. En la EMT, la inflexibilidad del alcalde se concret¨® en los despidos de los principales sindicalistas. Los directivos del Consorcio de Transportes pasaron largas jornadas deliberando.

Pocas noticias se pueden hallar a lo largo de este mandato sobre los actos de Madrid 92. Las actividades culturales, aun existiendo, no han alcanzado resonancia. No se podr¨¢ acusar a ?lvarez del Manzano de haberse arrogado el protagonismo. Pero tal vez eso implica que ha declinado tambi¨¦n el liderazgo.