Checoslovaquia y Europa
Hay, al menos, tres buenas razones por las que Checoslovaquia debe permanecer unida: la primera es V¨¢clav Havel; la segunda, que la di visi¨®n genera la violencia, y la tercera, que todos nosotros, checos, eslovacos y europeos, ser¨ªamos los que m¨¢s podr¨ªamos perder si el pa¨ªs se desgaja. En su reciente Meditaciones de verano, Havel ha llamado la atenci¨®n sobre las ilusiones tanto de, los eslovacos que proponen "simplemente seguir adelante y declarar la independencia" como de los checos que "alegremente gritan en los bares: '?Que se: vayan... ! ", y afirma con preocupaci¨®n: "La muerte de Checoslovaquia desestabilizar¨¢ toda la regi¨®n". Pero as¨ª es hoy Europa, las buenas razones no parecen triunfar. Hemos entrado en la Europa de la sinraz¨®n, de las emociones m¨¢s primarias, de las viejas enemistades y de la espiral de la disgregaci¨®n.?Qu¨¦ podemos hacer para frenar este proceso? Porque tenemos que detenerlo si queremos preservar y avanzar en las conquistas de una existencia civilizada. Checoslovaquia misma simboliza lo mejor de las aspiraciones europeas. El a?o 1968 es una fecha motivo de orgullo en su historia y en la de Europa. La revoluci¨®n de terciopelo no est¨¢ olvidada. Desde entonces, el pa¨ªs ha hecho el mayor de los esfuerzos por crear las condiciones necesarias para conseguir una paz duradera con sus vecinos. Incluso ha tratado a diversos grupos del interior con ejemplar tolerancia. De hecho, Checoslovaquia es un modelo de lo que una heterog¨¦nea naci¨®n-Estado puede hacer por sus ciudadanos. Es un modelo para Europa.
?Debemos hablar de todo esto en pasado? Claramente, los eslovacos sienten hacia Praga lo que muchos escoceses hacia Londres, y quiz¨¢ lo que la mayor¨ªa de los daneses hacia Bruselas. Las burocracias lejanas desde?an a las regiones m¨¢s d¨¦biles (esto es lo que dice la gente), y pretenden hablar por los que quieren tener voz propia. En cuanto a Checoslovaquia, no ayuda mucho el hecho de que los votantes checos hayan apoyado a un partido, y a un l¨ªder, que prescribe la medicina de mercado en su forma m¨¢s rigurosa, seg¨²n el m¨¦todo de Hayek. V¨¢clav Klaus puede tener ¨¦xito en parte de los territorios checos, pero Eslovaquia, con su industria pesada -constituida en su mayor parte por complejos industriales militares-, quedar¨ªa desvalida. Los eslovacos, por su parte, no ostentan ning¨²n r¨¦cord de comportamiento intachable respecto a otros grupos ¨¦tnicos de su entorno. Uno se estremece al pensar en la cuesti¨®n h¨²ngara estallando en Vojvodina, Rumania y Eslovaquia.
Por tanto, ?qu¨¦ podemos hacer para prevenir la desestabilizaci¨®n de toda la regi¨®n? Las fuerzas moderadas han sufrido una terrible derrota en las elecciones del 6 y 7 de junio. Jiri Dienstbier, Petr Pithart e incluso Alexander Dubcek ya no estar¨¢n m¨¢s en el Parlamento, o s¨®lo representar¨¢n a grupos minoritarios. Pero antes de que la parte occidental del pa¨ªs se convierta en una rep¨²blica checa y morava seguramente habr¨¢ presiones -y no precisamente del castillo [nota de los traductores: alusi¨®n al castillo de Hradcany, sede presidencial checoslovaca]- para poner de manifiesto que esta rep¨²blica gozar¨ªa de poco favor entre los inversores o los Gobiernos extranjeros. Probablemente los eslovacos lo saben. Uno sospecha que sus l¨ªderes comienzan a sentirse un poco asustados de su propio ¨¦xito; seguramente saben que con una total independencia no podr¨ªan mantener su promesa de un futuro mejor. Por consiguiente, es el momento de utilizar todos los recursos constitucionales posibles para llegar a un acuerdo de tipo federal / confederal que pueda ser sometido a refer¨¦ndum, y recomendado a la poblaci¨®n, en ambas partes del pa¨ªs.
Todo esto nos aleja de Europa. "?Ach, Europa!", es lo que quisi¨¦ramos gritar junto al autor alem¨¢n Hans Magnus Enzensberger. Europa est¨¢ tan confusa, tan perdida en el laberinto de su propia construcci¨®n, tan desorientada en el mundo real... ?Tendremos todav¨ªa la fuerza necesaria para clarificar de una vez nuestra posici¨®n antes de que sea demasiado tarde?
La respuesta de Europa ser¨ªa muy sencilla. No es incumbencia del resto de Europa decir a los checos y eslovacos qu¨¦ clase de constituci¨®n deber¨ªan adoptar. Pero s¨ª podemos afirmar que la federaci¨®n / confederaci¨®n checoslovaca ser¨ªa un miembro bienvenido y activo en la construcci¨®n europea, mientras que las dos partes, como Estados separados, s¨®lo podr¨ªan convertirse en un ¨¢rea problem¨¢tica m¨¢s. Tambi¨¦n podemos decir que las condiciones -que han sido establecidas, aunque no observadas- de reconocimiento y participaci¨®n en Europa en el caso de Yugoslavia son preocupantes para nosotros. Si los h¨²ngaros de Eslovaquia son tratados como los polacos de Lituania, no cabe duda de que Eslovaquia no ser¨ªa aceptada en la comunidad de naciones y se ver¨ªa tambi¨¦n aislada de Europa. La elecci¨®n es dura, tanto para el se?or Meciar como para el se?or Klaus. Esto no es aplicable, sin embargo, a la primera de mis buenas razones: V¨¢clav Havel.
He argumentado algunas veces que las nuevas democracias s¨®lo se normalizar¨¢n cuando los intelectuales que portaban la antorcha durante la revoluci¨®n vuelvan a sus escritorios. Incluso el maravilloso V¨¢clav Havel ha tenido problemas recientemente con la pol¨ªtica. Pero ahora se le necesita de nuevo, y de mala manera. Verdaderamente, la hipot¨¦tica y dif¨ªcil reelecci¨®n de Havel podr¨ªa muy bien ser la prueba decisiva para el destino europeo de Checoslovaquia.
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