Abanderado de la renovaci¨®n
Ernesto S¨¢bato lo sentenci¨® con claridad di¨¢fana: "Existe un tango antes de Piazzolla y otro tango despu¨¦s de Piazzolla". En efecto, el eterno dilema de renovarse o morir y no s¨®lo en el tango sino en toda la m¨²sica argentina llevaba un nombre indeleblemente marcado, el de Astor Piazzolla.Durante m¨¢s de un cuarto de siglo, Piazzolla ha sido el eje sobre el que ha pivotado toda la m¨²sica argentina contempor¨¢nea. ?l fue el encargado de romper las rejas que manten¨ªan preso al tango casi desde su nacimiento, creando una nueva manera de entenderlo e interpretarlo; un tango en perpetua. evoluci¨®n y totalmente abierto a las m¨²sicas que le rodeaban.La expresi¨®n tango nuevo, acu?ada por Piazzola -en 1954-cuando cre¨® un quinteto con ese nombre, ha servido para acercar la m¨²sica porte?a a p¨²blicos muy diversos y conseguir que mundos musicales aparentemente tan dispares como el jazz, la m¨²sica cl¨¢sica europea o la m¨¢s t¨ªpica canci¨®n francesa o italiana, se mezclasen con el tango con toda naturalidad.
"Mi sue?o de toda la vida era hacer m¨²sica y no hacer tango; el tango surge porque soy un hombre de Buenos Aires, y, l¨®gicamente, lo llevo en la sangre", explic¨® el m¨²sico argentino en una de sus ¨²ltimas visitas a nuestro pa¨ªs. "El tanguero es de una secta que nace, vive y muere por el tango, ignorando cualquier otra variante de la cultura. Hace 40 a?os en Buenos Aires nadie se atrev¨ªa a violar esa religi¨®n llamada tango, pero la renovaci¨®n era totalmente necesaria, como lo es en cualquier otra m¨²sica". Y Piazzolla se convirti¨® en abanderado de esa renovaci¨®n y tuvo que sufrir las iras de los inefables guardianes, del inmovilismo. "Los tangueros nunca han aceptado mi m¨²sica", explicaba con cierto tono de tristeza superado por el paso de los a?os. "Creen que soy un loco, pero yo creo que los locos son ellos. Actualmente en Argentina existen dos tangos: uno que se par¨® en los a?os cincuenta y el nuestro, que mira hacia adelante".
Casualidad
Astor Piazzolla hab¨ªa nacido en Mar del Plata en 1921, pero pronto se traslad¨® con su familia a Nueva York, donde vivi¨® hasta los 16 a?os. La casualidad, el destino siempre tiene algo de juguet¨®n, quiso que su deb¨² profesional fuese al lado de Carlos Gardel durante el rodaje en la ciudad de los rascacielos de la pel¨ªcula El d¨ªa que me quieras. Era el a?o 1934. Dos a?os despu¨¦s regresar¨ªa a Buenos Aires para convertirse en un tiempo r¨¦cord en el m¨¢s importante int¨¦rprete de bandone¨®n; en realidad, Piazzolla es el causante de la actual popularidad de esta variante de acorde¨®n en todo el mundo.
Posteriormente compagin¨® su presencia en la orquesta de An¨ªbal Troilo, una de las que marcaba la ley del tango, con sus estudios en Par¨ªs junto a Nadia Boulanger para comenzar, a finales de la d¨¦cada de los cincuenta, su importante trabajo en la renovaci¨®n de la m¨²sica argentina.
En los ¨²ltimos a?os, Piazzolla hab¨ªa ido abriendo cada vez m¨¢s su abanico de colores, colaborando con jazzmen como Gerry Mulligan -su conjunta actuaci¨®n hispana de 1975 todav¨ªa est¨¢ en el recuerdo de muchos-, Gary Burton, Kip Hanrahan o Paquito d'Rivera, escribiendo obras para bandone¨®n y orquesta sinf¨®nica o peque?as piezas de c¨¢mara -hace meses el Kronos Quartet interpretaba una en la barcelonesa plaza del Rey-, escribiendo decenas de canciones -?qui¨¦n no se ha estremecido con alguna de las muchas versiones de El loco?, m¨²sica de pel¨ªculas e, incluso, una ¨®pera de ambientes porte?os, todo siempre con el tango en la mente y el m¨¢s amplio y calidosc¨®pico de los esp¨ªritus musicales.
En uno de sus ¨²ltimos discos, tal vez el mejor, Astor Piazzolla dejaba clara ya en el t¨ªtulo la esencia oculta de toda su m¨²sica: Nuevo tango = tango + tragedia + comedia + kilombo (burdel), la esencia oculta de la vida misma. Ahora los piringundines se han quedado sin m¨²sica, como se quedaron sin voz cuando parti¨® Jorge Luis Borges.
Babelia
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