"El PCUS podr¨ªa haber competido con Dios", dice un asesor de Yeltsin

El PCUS no era una organizaci¨®n social, ni un partido pol¨ªtico, sino una estructura estatal. ?sta es la tesis que defendi¨® ayer Sergu¨¦i Shajr¨¢i, representante del presidente ruso, Bor¨ªs Yeltsin, ante el Tribunal Constitucional, para justificar los decretos que pusieron al partido comunista fuera de la ley. Para Shajr¨¢i, el PCUS ha sido algo m¨¢s que la organizaci¨®n "m¨¢s poderosa del siglo XX". "Si existiera la omnisciencia divina, el partido podr¨ªa haber competido de igual a igual con Dios", afirm¨®.La t¨¢ctica adoptada por los que defienden la legalidad de los decretos de Yeltsin que prohibieron al PCUS y requisaron sus bienes consiste en convertir estas audiencias en un enjuiciamiento de la actividad del partido comunista sovi¨¦tico a lo largo de su historia. Esto equivale a poner en el banquillo de los acusados a la misma historia de la URSS y transformar este proceso en un juicio pol¨ªtico.

"El siniestro KGB", seg¨²n Shajr¨¢i, y los dem¨¢s ¨®rganos represivos de la ex URSS eran "el destacamento armado del PCUS", lo que hace de ¨¦ste una organizaci¨®n criminal, responsable, entre otras atrocidades, de la represi¨®n de millones de personas en los campos de concentraci¨®n estalinianos y de la deportaci¨®n de pueblos enteros, as¨ª como la represi¨®n de los disidentes m¨¢s recientemente.

Los representantes del presidente han reunido 36 vol¨²menes de documentos para probar que el PCUS no era un partido pol¨ªtico, "sino una estructura estatal". Tambi¨¦n hay documentos que reafirman la tesis de Yeltsin, seg¨²n la cual el PCUS impulsaba la "enemistad social, nacional y religiosa". Concretamente, Shajr¨¢i cit¨® uno de un general del KGB en el que da cuenta de c¨®mo liquidaron a un jerarca de la Iglesia greco-cat¨®lica por oponerse a la fusi¨®n con la Iglesia ortodoxa, que se encontraba bajo el total control de los ¨®rganos de seguridad sovi¨¦ticos.

Mientras tanto, los comunistas terminaron ayer su alegato en contra de la constitucionalidad de los decretos de Yeltsin con discursos centrados exclusivamente en aspectos t¨¦cnico-jur¨ªdicos, evitando caer, como ocurri¨® en el primer d¨ªa de las audiencias, en discusiones pol¨ªticas.

De "apoteosis de la ilegalidad" calific¨® el jurista Martemi¨¢nov el decreto presidencial que en agosto del a?o pasado priv¨® al partido comunista de sus bienes, y dijo que, una vez que se haya declarado anticonstitucional dicho decreto, desear¨ªan que fuera el Tribunal Superior de Arbitraje el que decidiera concretamente sobre las propiedades que les deben ser devueltas.