Roche, como en sus mejores tiempos, saca ventaja a los favoritos en otro d¨ªa lluvioso
La llegada del Tour a Holanda depar¨® una etapa en los l¨ªmites de la normalidad, toda una noticia en comparaci¨®n con jornadas anteriores, con una peque?a salvedad: Stephen Roche. El irland¨¦s, ganador en Par¨ªs en 1987, hizo buen uso del desprecio que por ¨¦l siente el pelot¨®n y, mientras los hombres fuertes se controlaban m¨¢s que nunca, particip¨® de la en¨¦sima escapada triunfal de la carrera. Este Tour se est¨¢ redactando entre aventuras de ese calibre y cualquier listo talla diamantes en ellas. Roche, cuarto a 4.11 minutos de Pascal Lino, le saca ya 1.22 a Indur¨¢in y forma en la general con la ¨¦lite. Poco se espera de ¨¦l, pero al menos ah¨ª est¨¢, tras cuatro a?os en la cola. En la meta, tras otra jornada lluviosa, gan¨® Gilles Delion (Helvetia).
La etapa de Bruselas fue el guantazo que necesitaban los equipos favoritos, Banesto y Gatorade, para meterse m¨¢s en carrera y ejercer su obligado almirantazgo. Chiapucci atac¨® ayer como prometi¨®, pero esta vez el encargado de darle caza fue el mism¨ªsimo Indur¨¢in. Bromas, las justas, debi¨® pensar Jos¨¦ Mar¨ªa Ech¨¢varri, al ver al italiano intentando dinamitar otra vez la carrera.No le falta raz¨®n al director del grupo Banesto cuando afirma que su pupilo no puede estar en todas las batallas. Con que est¨¦ en las importantes -las etapas contrarreloj y la monta?a- basta, siempre y cuando no haya descuidos. La estrategia de sus rivales es clara: ara?ar segundos antes de llegar a Luxemburgo y a los Alpes. Salvo Roche, ninguno de los importantes lo consigui¨® ayer. Punto a favor, con reservas, para los Banesto. "No pienso entrar en el juego de las escapadas continuas. Son etapas muy peligrosas y es normal que todos quieran sacar tiempo ahora. En la monta?a o en la contarreloj no podr¨¢n", se?al¨® Indur¨¢in. Ech¨¢varri estuvo de acuerdo: "Prefiero perder un minuto que todo el Tour por culpa de una ca¨ªda en estas carreteras".
Recorrido peligroso
La inestabilidad meteorol¨®gica, el irregular firme de las v¨ªas y los cinco puertos de cuarta categor¨ªa, con repechones de hasta el 10% de desnivel, advirtieron de un recorrido exigente y peligroso. Cualquier etapa en los Pa¨ªses Bajos es, m¨¢s que una jornada del Tour, una cl¨¢sica con todas las de la ley.
La jornada se empez¨® animando en uno de los tirones pasado el kil¨®metro 100. Chiapucci se uni¨® a cuatro hombres, entre ellos el espa?ol D¨ªaz-Zabala, y prendi¨® la mecha. Esta vez no hubo sorpresa. Indur¨¢in atrap¨® al italiano y el gran grupo alcanz¨® el kil¨®metro 59 unido de nuevo. Y no cesaron las emboscadas. Fue al paso de la carrera por Maastricht, simb¨®lica ciudad en el proceso de unificaci¨®n europea, de donde parti¨® la escapada definitiva de la etapa. La expedici¨®n, fragmentada al principio, ten¨ªa los siguientes efectivos a 20 kil¨®metros de la meta y con 1.17 minutos de ventaja: Roche, Jaermann, Delion, Tebaldi, Durand, D¨ªaz-Zabala, Frison, Melnert, Ghirotto, Theunisse, Konishev y Holin.
A partir de ah¨ª, los cuatro primeros hicieron una opci¨®n seria al triunfo: abrieron una zanja de 45 segundos. El pelot¨®n, lejos, a dos minutos. El trabajo de Roche fue fundamental. Como en la contrarreloj por equipos, y en sus mejores tiempos de 1987, el irland¨¦s exhibi¨® una fortaleza soberbia. Y sac¨® su fruto aunque le derrotara al sprint Dellon.
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