"Ning¨²n pa¨ªs puede fracasar con una pol¨ªtica de privatizaciones", dice lord Moore, ex ministro de Thatcher
![Javier Moreno](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fab02ce5f-0283-4cc4-9333-8bafc0220c56.png?auth=4f7e7203592e5ac49954aadb5f1b43ca82b905811c2d02a0e52636ee87be45b8&width=100&height=100&smart=true)
John Moore naci¨® en 1937 y su familia nunca posey¨® nada, "ni siquiera un coche". Ahora es lord Moore de Lower Marsh y se sienta con la nobleza brit¨¢nica en la C¨¢mara de los Lores, en Londres. Durante sus diez a?os en el Gobierno de Margaret Thatcher -de 1979 a 1989-, como titular de varios ministerios privatiz¨® el 60% del sector p¨²blico brit¨¢nico y vendi¨® miles de viviendas p¨²blicas a sus inquilinos. "Una redistribuci¨®n de riqueza mayor que la que nunca ha efectuado el Partido Laborista en toda su historia", seg¨²n declara a EL PA?S.
Tras colaborar codo a codo con la dama de hierro en su batalla contra los mineros durante las huelgas en el bienio 1984-85, est¨¢ orgulloso de haber conseguido que en el Reino Unido "haya ahora m¨¢s accionistas que sindicalistas". Estudi¨® siempre con becas, pero no cree en la pol¨ªtica de impuestos elevados, que propugna la izquierda, en su pa¨ªs: "La riqueza est¨¢ bien protegida por abogados brillantes".Lord Moore acudi¨® la semana pasada a Santander para predicar un evangelio liberal un tanto her¨¦tico en un seminario de la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo (UIMP). "Muchos de los viejos conservadores en mi pa¨ªs no han comprendido nunca la sensaci¨®n que se tiene viviendo en un pa¨ªs donde la mayor¨ªa no posee nada. El sentido de la propiedad transforma al individuo a mejor. Le confiere responsabilidad" filosofa Moore. En 1979 s¨®lo un 7% de brit¨¢nicos pose¨ªa acciones. Tras trece a?os de capitalismo popular este porcentaje se eleva hoy al 25%.
De lo que realmente se siente orgulloso este ingl¨¦s obsesionado con la propiedad familiar es de haber permitido a miles de brit¨¢nicos convertirse en propietarios de las viviendas p¨²blicas que hab¨ªan habitado durante a?os. Alguien que hubiese vivido 25 a?os en una casa obten¨ªa un descuento m¨¢ximo del 70% del valor de ¨¦sta en el mercado, explica Moore, con todo el apasionamiento de que es capaz un ingl¨¦s. "Pero no se trata del dinero, sino de la sensaci¨®n que proporciona ser propietario".
La izquierda, el Partido Laborista, se mostr¨® radicalmente en contra. Aquello era regalar propiedades del Estado. Lord Moore sonr¨ªe pensando en toda aquella pol¨¦mica. "Ahora lo acepta todo el mundo. Hay que estar dispuesto a enfrentarse a mucha gente para realizar un cambio social realmente importante".
?Hasta qu¨¦ punto fue ese cambio una operaci¨®n de ingenier¨ªa social destinada a redefinir lealtades pol¨ªticas? "Con franqueza, no hay nada malo en que un partido dise?e pol¨ªticas para permanecer en el poder", admite lord Moore sin demasiados remilgos. Pero a?ade a continuaci¨®n: "Pienso sinceramente que el objetivo era utilizar los recursos de la naci¨®n de manera m¨¢s eficiente. Extender la propiedad. Crear mercados de capital. Es tan... excitante".
Ingresos billonarios
Casi dos billones de pesetas ingres¨® el Estado brit¨¢nico tan s¨®lo por la venta de cuatro grandes compa?¨ªas p¨²blicas, bajo la atenta mirada de Moore. Entre 1987 y 1988, las tres brit¨¢nicas (British Airways, British Steel y British Petroleum) pasaron a manos privadas. Desde 1979, el Gobierno brit¨¢nico ingres¨® m¨¢s de 6,8 billones de pesetas por la venta del sector p¨²blico. "Ning¨²n pa¨ªs puede fracasar con una pol¨ªtica de privatizaciones. En Espa?a tienen que convencer al mercado, a las compa?¨ªas, a los gestores, de que hay que privatizar por el bien del pa¨ªs".No obstante, los argumentos econ¨®micos no lo son todo para Moore. Los ribetes popperianos salpican su discurso. "Popper me introdujo en lo que yo llamar¨ªa el liberalismo econ¨®mico cl¨¢sico", recuerda Moore. "En la London School of Economics desarrollamos juntos muchas de las teor¨ªas que luego aplicamos en 1979, cuando el Partido Conservador gan¨® las elecciones". Para ambos, existe una obligaci¨®n moral de crear riqueza. De ayudar a quien no tiene nada. "No me preocupan mucho los ricos", se r¨ªe Moore, "siempre se las arreglan de alguna manera".
"Estamos comprometidos con la Uni¨®n Europea", proclama solemnemente lord Moore, ahora que su pa¨ªs asume la presidencia de la CE. Pero tras reflexionar, matiza: "Estamos inmersos en ella". Moore desconf¨ªa de la burocracia de Bruselas y adopta un ligero acento franc¨¦s para asegurar que no desea, una Europa "de las ¨¦lites, de los dirigentes".
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