Participaci¨®n espa?ola
AL DECIDIR el env¨ªo de una fragata y un avi¨®n H¨¦rcules para tomar parte en la vigilancia naval. del embargo decretado por el Consejo de Seguridad de la ONU contra Serbia y Montenegro, el Gobierno, espa?ol ha actuado con sensatez y coherencia en una etapa en que empieza a articularse una pol¨ªtica com¨²n europea de seguridad. Esta operaci¨®n se inscribe en un conjunto de acciones internacionales que tienen dos objetivos b¨¢sicos: frenar o paralizar las agresiones de Serbia, principal causante de la guerra que asuela a regiones de la antigua Yugoslavia y socorrer a poblaciones aisladas, carentes de alimentos o que han tenido que abandonar sus hogares.Esta experiencia ha mostrado la necesidad del env¨ªo de fuerzas armadas, incluso para poder atender a fines humanitarios. Pero las medidas tomadas, hasta ahora no son suficientes. El embargo se viola con impunidad. Por ello la Uni¨®n Europea Occidental (UEO) -integrada por Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Espa?a, Portugal, B¨¦lgica, Holanda y Luxemburgo- ha tomado el acuerdo de enviar una fuerza naval al Adri¨¢tico, coordinada por Italia, encargada de vigilar que no se produzcan violaciones por mar del embargo decretado por la ONU. En una primera fase, la vigilancia se ejercer¨¢ sobre los barcos que acepten ser inspeccionados, ya que la ONU todav¨ªa no ha tomado una resoluci¨®n obligando a todos ellos a someterse a la inspecci¨®n.
Merece ser subrayado un aspecto de la decisi¨®n de la UEO: por primera vez una organizaci¨®n espec¨ªficamente europea ha tomado la iniciativa en una cuesti¨®n de seguridad, superando las reticencias de sus miembros m¨¢s atlantistas, como el Reino Unido y Holanda. En una reuni¨®n posterior, la OTAN ha decidido apoyar la operaci¨®n de la UEO, y, por tanto, buques de EE UU intervendr¨¢n al lado de los europeos. En t¨¦rminos militares, el. ¨¢mbito de la operaci¨®n es limitado. No se trata de un primer paso para preparar operaciones militares de envergadura. Ser¨ªa una locura pensar en el caso yugoslavo en una intervenci¨®n masiva que no resolver¨ªa nada y podr¨ªa tener efectos desastrosos. Bush y Mitterrand -los dirigentes m¨¢s intervencionistas- lo han descartado rotundamente. Pero la presencia en el Adri¨¢tico de una fuerza naval europea y norteamericana, adem¨¢s del efecto f¨ªsico de impedir los suministros por mar, tendr¨¢ un efecto moral y pol¨ªtico importante, sobre todo en un momento en que hay signos de la debilidad del presidente serbio Milosevic, acosado por una oposici¨®n amplia y discutido entre sus partidarios.
Espa?a no puede estar ausente en esta operaci¨®n de la UEO. Ausentamos significar¨ªa dar un cambio inexplicable a la pol¨ªtica europea aplicada en los ¨²ltimos a?os. Sin embargo, es evidente que el env¨ªo de un barco cerca de una zona de conflicto armado despierta temores en la opini¨®n p¨²blica. Y mucho mayores si se env¨ªa a soldados de reemplazo. Por ello es sorprendente que el Gobierno no haya tomado las medidas pertinentes para que sean soldados profesionales los que tomen parte en esa operaci¨®n. Es hora ya de que, ante la importancia que adquieren las acciones de tipo internacional, se constituya un cuerpo profesional especial para realizarlas.
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