Leonardo Boff
No s¨®lo no me sorprende la renuncia del se?or Leonardo Boff al sacerdocio cat¨®lico, sino que creo que es el l¨®gico final de un proceso coherente por su parte: coherente consigo mismo y con el compromiso que, supongo, adquiri¨® con la Iglesia cat¨®lica en su inicio, en el cual no entraba, sigo suponiendo, la renunciaPasa a la p¨¢gina siguiente Viene de la p¨¢gina anterior
a la b¨²squeda personal de la verdad. Verdad que, por otra parte, no creo que el se?or Boff tuviera que buscarla mucho porque, imagino, se la encontr¨® de narices: se encontr¨® de narices con la pobreza, la injusticia y ambas por partida doble, la. conoci¨® de quienes la ejercen o la toleran y de quienes la sufren, y, claro est¨¢, tom¨® partido porque, des pu¨¦s de todo, o quiz¨¢ por eso mismo, tambi¨¦n ha tenido la suerte de encontrarse de narices con la verdadera dignidad humana: esa especie de candil que revela m¨¢s amarguras que b¨¢lsamos, siempre terca, a menudo inc¨®moda, nunca renunciable.
Por esta misma l¨®gica creo que no tanto ha renunciado, sino que le han hecho renunciar. En este hecho entra, adem¨¢s, la cuesti¨®n de fidelidad y habr¨ªa que preguntarse de qu¨¦ fidelidad se trata: ?de la fidelidad del se?or Boff a los comportamientos (en fondo y forma) de la Iglesia cat¨®lica o de la fidelidad de esa misma Iglesia con la doctrina de su fundador, es de cir, Jesucristo? En otras palabras: ?qui¨¦n es Judas?
Expreso, por ¨²ltimo (por si no quedaba suficientemente claro), mi m¨¢s absoluta admiraci¨®n y respeto hacia el se?or Leonardo Boff.- Ana Guerra Enr¨ªquez.
Nos vemos en
la obligaci¨®n moral de exponer p¨²blicamente nuestra opini¨®n sobre las ideas vertidas por el secretario de Estado vaticano, seg¨²n recoge EL PAIS del d¨ªa 28 de junio, a prop¨®sito de la renuncia al ejercicio presbiteral de Leonardo Boff.La cita evang¨¦lica a la que el se?or secretario de Estado vaticano hace alusi¨®n, "el Maestro nos ha dicho que debemos poner la mano en el arado y no mirar nunca atr¨¢s", se refiere al seguimiento de Cristo, no al ejercicio presbiteral, como el cardenal interpreta, a?adiendo una injusta y anticristiana comparaci¨®n con la traici¨®n de Judas. La fidelidad es, efectivamente, un valor evang¨¦lico; pero fidelidad al mensaje cristiano original.
La carta hecha p¨²blica por Leopardo Boff manifiesta con claridad su postura. "Dejo el ministerio presbiteral, pero no la Iglesia. Me aparto de la orden franciscana, pero no del sue?o fraternal. de san Francisco de As¨ªs. Contin¨²o y siempre ser¨¦ te¨®logo contra la pobreza y. en favor de la liberaci¨®n". La opini¨®n p¨²blica civil y eclesi¨¢stica sabe que los verdaderos motivos de su abandono del ejercicio presbiteral son "la incansable persecuci¨®n doctrinal del Vaticano, poder cruel y despiadado", "que no logra hacer viable la utop¨ªa fraterna de Jes¨²s y sus ap¨®stoles". Su decisi¨®n nos resulta dolorosa, pero comprensible en defensa de su dignidad personal. Para muchos cristianos, su palabra teol¨®gica ha sido, es y seguir¨¢ siendo v¨¢lida para ayudamos a descubrir el rostro del Dios evang¨¦lico en estos tiempos.
Manifestamos nuestra repulsa a los comentarios p¨²blicos antievang¨¦licos del se?or secretario de Estado vaticano -?qu¨¦ significa eso?-, a los m¨¦todos antieclesiales seguidos contra Boff por los sectores de la Iglesia cat¨®lica se?alados por ¨¦l. Afirmamos p¨²blicamente nuestra solidaridad con ¨¦l, en la esperanza de que su decisi¨®n le ayude a encontrar el clima de libertad imprescindible para continuar su tarea teol¨®gica.- y cinco firmas m¨¢s de la Comunidad de Dominicos Babilafuente.
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