El dilema de los serbios de Bosnia
La intolerancia, en nombre del nacionalismo, destruye los ¨²ltimos signos de convivencia
En Sarajevo vivian antes de la guerra unos 130.000 serbios. La cifra se ha reducido a 80.000, la mayor¨ªa de los cuales son considerados leales al Gobierno de Bosnia-Herzegovina. Sin embargo, la intolerancia nacionalista extendida en todos los frentes ha empezado a crear problemas incluso a aquellos que jam¨¢s han demostrado connivencia alguna con los agresores de esta rep¨²blica.Gavrilo Grahovac, conocido editor de Sarajevo, fiel a su tierra natal hasta el punto de haber rechazado importantes ofertas profesionales por no querer abandonar su ciudad, fue detenido esta semana por fuerzas militares bosnias por el ¨²nico delito de ser serbio. Varias horas despu¨¦s era puesto en libertad. El ministro de Defensa, Jerjo Doko, intervino en el asunto y le entreg¨® un documento firmado de su pu?o y letra en el que se afirma que Grahovac es un ciudadano leal a la presidencia de la Rep¨²blica bosnia, por lo que no podr¨¢ ser ni detenido ni interrogado, ni su domicilio registrado si no es por orden directa de ese ministerio. S¨®lo cuatro ciudadanos serbios de Sarajevo han conseguido unas garant¨ªas de estas caracter¨ªsticas. Mientras, contin¨²an las detenciones indiscriminadas de serbios por grupos armados que act¨²an por su cuenta y que pretenden intercambiarlos por musulmanes capturados por las milicias serbias.
Ser yugoslavo
Grahovac afirma que se siente muy serbio, pero puntualiza que si tuviera que marcharse de Sarajevo ir¨ªa a Croacia, y nunca a Serbia. Su esposa, Biljana, otra de las cuatro personas que poseen el certificado de lealtad al Gobierno bosnio, dice: "Yo me consideraba yugoslava. No s¨¦ lo que eso . significa ahora. Pero, ?qu¨¦ es ser una bosnia leal? Nunca he sido bosnia y ahora tengo un documento que me define como bosnia leal". Gavrilo s¨ª tiene claro lo que para ¨¦l representa dicho calificativo: "Ser bosnio es estar en contra de la agresi¨®n . y rechazar la pol¨ªtica que proclama la defensa de Yugoslavia y lo ¨²nico que ha hecho es destruirla". Gavrilo se distancia de los serbios que han desatado la guerra en Bosnia-Herzegovina: "En primer lugar, ¨¦sta es mi tierra y en ella no pueden existir enclaves m¨¢s soberanos que otros. Creo y siento que cada palmo de esta tierra me pertenece, lo mismo que le pertenece a musulmanes y a croatas".
Rechaza las acusaciones procedentes de los l¨ªderes de la autoproclamada rep¨²blica serbia de Bosnia-Herzegovina de que el presidente bosn¨ªo, Alia Izetbegovic, pretende instaurar una rep¨²blica isl¨¢mica. "Es una excusa para intentar justificar la agresi¨®n. No hubo ni un solo elemento antes de la guerra que pudiera hacer pensar en la existencia de un peligro isl¨¢mico. Nunca sent¨ª que mis derechos eran violados por el hecho de que los musulmanes fueran mayor¨ªa en esta Rep¨²blica. Como ciudadano, nunca sufr¨ª amenazas y pude desempe?ar mi trabajo de editor sin ning¨²n problema. Por ello soy un bosnio leal".
Sin embargo, Gavrilo admite que "no es del todo falso que en, Bosnia-Herzegovina hay problemas entre serbios, croatas y musulmanes. Pero no es toda la verdad. Ser¨ªa iluso olvidar que los serbios han pretendido durante d¨¦cadas tener papel dominante".
"Izetbegovic ha tenido que demostrar a Europa, donde el integrismo no es popular, que los musulmanes quieren una Bosnia-Herzegovina unida y que no pretende crear una rep¨²blica isl¨¢mica", dice Gavrilo, que, sin embargo, teme que la intolerancia y el nacionalismo que genera la guerra den al traste con las pretensiones de Izetbegovic.
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