Los Juegos

Ya s¨¦ que los Juegos Ol¨ªmpicos modernos son mayormente un negocio monumental, y que la parte deportiva en s¨ª se ha convertido a estas alturas en algo aberrante, con los atletas concebidos como m¨¢quinas especializadas en bajar segundos, y tan empe?ados en una competencia loca a cualquier precio que terminan revent¨¢ndose el organismo.Pero hay algo de los Juegos que a¨²n me emociona, y es esa idea central, cien veces traicionada, del internacionalismo, de la cooperaci¨®n mundial y de la convivencia entre los pueblos. Recuerdo ahora la foto conmovedora de Mirsada Buric aprovechando las pausas de las bombas para correr entre las ruinas de Sarajevo: con esos bracitos de atleta hambrienta y desnutrida por el bloqueo, pero aun as¨ª entren¨¢ndose para los Juegos de Barcelona, un lugar en el que el mundo se puede encontrar sin que haya fronteras, ni sangrientos nacionalismos, ni destrucci¨®n por medio. Una idea hermosa, pese a todo.

Por eso me encocora que un pu?ado de catalanistas ultramontanos est¨¦n intentando convertir los Juegos Ol¨ªmpicos en una verbena patri¨®tica francamente hortera. Que s¨ª, que los Juegos son de Barcelona, y de Catalu?a, que ellos los han organizado y seguramente por eso saldr¨¢n estupendamente; pero tambi¨¦n son de Kenia y de Canad¨¢, pongo por caso, porque son un evento internacionalista; y con m¨¢s raz¨®n a¨²n tambi¨¦n son de Espa?a, porque adem¨¢s todos los espa?oles hemos cotizado de lo lindo: el Estado ha pagado el 37% de los Juegos, mientras que la Generalitat s¨®lo ha puesto un 18%. Y si digo todo esto no es porque pretenda que proclamen la espa?olidad de los JJ OO, una reivindicaci¨®n que me parece tonta am¨¦n de horripilante, sino porque, la verdad, fastidia mucho que tu propio dinero est¨¦ engordando un nacionalismo tan casposo.