Muere a los 78 a?os el dibujante de Superman
Joe Schuster falleci¨® casi en la pobreza
Joe Schuster, el creador gr¨¢fico de Superman, falleci¨® el pasado jueves en su modesto apartamento de Los ?ngeles a causa de un infarto.. Ten¨ªa-78 a?os y subsist¨ªa gracias a una pensi¨®n anual de 20.000 d¨®lares que le hab¨ªa concedido Warner Brothers a finales de los setenta ante el ¨¦xito alcanzado por la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica de las andanzas del hombre de acero. Tambi¨¦n Jerry Siegel, creador literario del personaje, recibi¨® la misma pensi¨®n. Unos dos millones de pesetas al ano era todo lo que recib¨ªan esos dos incautos que crearon a Superman en 1938 y vendieron inmediatamente sus derechos a la empresa para la que trabajaban, DC Comics. Si hubieran sido m¨¢s cuidadosos, otro gallo les habr¨ªa cantado, pues la difusi¨®n mundial del personaje y sus m¨²ltiples adaptaciones -cinematogr¨¢ficas les podr¨ªan haber convertido en millonarios.Las aventuras de Superman se han publicado ininterrumpidamente durante los ¨²ltimos 54 a?os, y son incontables los dibujantes y guionistas que sustituyeron a Schuster y Siegel desde 1947, a?o en que fueron despedidos por esa empresa. Las primeras adaptaciones cinematogr¨¢ficas datan de los a?os cuarenta, cuando un oscuro actor llamado George Reeves dio vida al hombre de acero. El tal Reev¨¦s, por cierto, acab¨® sufriendo un proceso delirante similar al de Bela Lugosi dr¨¢cula, y puso fin a sus d¨ªas lanz¨¢ndose por una ventana vestido de Superman, convencido de qu¨¦ pod¨ªa volar. Christopher ReeW, el Clark Keiit de los setenta, no perdi¨® la chaveta y su carrera cinematogr¨¢fica, aunque con ciertos altibajos, prosigue a buen ritmo.
Prohibido por Fraga
Los espa?oles conocimos a Superma.n gracias a los comic books que publicaba la mexicana editorial Novaro, cuyo peculiar uso, del castellano incrementaba el tono rid¨ªculo de la obra, ya bastante evidente en su edici¨®n original. De todas maneras, los seguidores de Superman en nuestro pa¨ªs fueron legi¨®n, y el disgusto que se llevaron cuando Manuel Fraga, entonces ministro de Informaci¨®n y Turismo, decidi¨® prohibir los tebeos de superh¨¦roes fue may¨²sculo. La excusa aducida, totalmente rid¨ªcula., era que no resultaba adecuada para las mentes adolescentes la presencia en los comics de personajes demi¨²rgicos.
Superman gener¨® personajes aleda?os, como Superboy y Supergirl. A partir de ¨¦l, asimismo, los quioscos se llenaron de tipos envueltos en mallas y leotardos que luchaban contra las fuerzas del mal. Sin Superman, . nunca hubieran nacido Batman, Spiderman, Green Lantem o el Capit¨¢n Am¨¦rica, por citar ¨²nicamente a unos cuantos justicieros enmascarados. Hoy d¨ªa, la familia de psic¨®pat¨¢s del bien es enorme, pero hubo una ¨¦poca en la que el apocado periodista del Metropolitan Daily Planet siempre en busca de una cabina telef¨®nica para transmutarse en Superm¨¢n era lo ¨²nico, a lo que pod¨ªa agarrarse el mundo libre para seguir si¨¦ndolo.
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