Toros de garant¨ªa

, Las figuras quieren toros de garant¨ªa. Es que las figuras saben lo que hacen. Los toros de garant¨ªa suelen ser de buena familia, bonitos, sin grandes pitones, con las fuerzas justas, nobles, nada fieros... Toros, en fin, que facilitan el camino del triunfo.Los toros de garant¨ªa, sin embargo, presentan un problema: que hay que saber torearlos bien, para que la emoci¨®n de la que carecen se supla con la est¨¦tica del toreo. Y, a¨²n as¨ª, existe otra dificultad: que al p¨²blico le guste o no que sus toreros preferidos intenten dibujar el toreo de gusto, o por el contrario, se dediquen a la bullanguer¨ªa circense al uso de los nuevos tiempos.

Los toros de los Guateles llevaban garant¨ªa firmada y sellada. Bajitos, sin pitones, bravucones en el caballo, y con una embestida corta, pero muy noble en la muleta. Se les ca¨ªa la baba de buenos; sobre todo, al impresentable novillo quinto, que era novillo, pero de calidad excelsa.

Todo eso suced¨ªa en Huelva, con un cartel de la tierra, donde no est¨¢n acostumbrados a que sus toreros se dediquen, precisamente, a las florituras taurinas. A pesar de ello, los tres lo intentaron.

El mejor parado fue Emilio Silvera, al menos, para los aficionados. Litri y Chamaco desistieron pronto de intentonas art¨ªsticas desplegaron todo su repertorio, tremendista y pueblerino. Su p¨²blico se lo agradeci¨® y disfrut¨® de lo lindo con los desplantes, los rodillazos, las manoletinas...

La afici¨®n onubense disfrut¨® con el toreo artista de un Emilio Silvera injustamente olvidado, y que sali¨® ilusionado y dispuesto a no desaprovechar una de las muy escasas oportunidades que se le presentan. Sorprendi¨® a todos con un toreo profundo, reposado y parsimonioso. Como requer¨ªa el primer noble toro de los Guateles. Como torea bien, Silvera lleg¨® a emocionar a los tendidos. No le acompa?¨® la suerte en el cuarto, el m¨¢s inc¨®modo de la tarde, al que aguant¨® decidido miradas poco claras.

Sus compa?eros intentaron imitarle y se equivocaron. El nuevo Litri inici¨® el toreo re7 posado como prueba de su mejor¨ªa est¨¦tica. Pero los tendidos se aburr¨ªan, y Litri se dej¨® de historias y la extrema calidad del novillo quinto la aprovech¨® para una sucesi¨®n de variado toreo tremendista. "De rodillas, Miguel", le gritaban. Y se puso de rodillas, claro. Mat¨® bien y pase¨® dos orejas por no torear. En el segundo, que tore¨® art¨ªsticamente, le aplaudieron s¨®lo unos pocos.

Ese problema, sin embargo, no lo tiene Chamaco. Lo suyo es el gesto exagerado, el toreo el¨¦ctrico, la mirada perdida, el ¨¦xtasis del tremendismo. Su primero, bravo en el ¨²nico puyazo que recibi¨®, lleg¨® muy quedado a la muleta. Chamaco quiso torear despacio, pero no sabe. En Huelva, adem¨¢s, no puede. En el sexto, con un toreo encimista, lejano a las buenas condiciones del toro, aburri¨®. En ambos combin¨® ver¨®nicas, chicuelinas, revoleras, derechazos y desplantes en un c¨®ctel que sabe poco a toreo, pero que gusta en su tierra. All¨¢ cada cual con su gusto.