Cuatro ministros de Defensa deciden en Madrid el futuro del controvertido Avion del Combate Europeo

Los ministros de Defensa espanol (Juli¨¢n Garc¨ªa Vargas), brit¨¢nico (Malcom Rifkind) e italiano (Salvo Ando), har¨¢n hoy en Madrid un ¨²ltimo esfuerzo para convencer a su hom¨®logo -alem¨¢n (Volker R¨¹he) de que reconsidere- el prop¨®sito de abandonar el Avi¨®n de Combate Europeo (EFA, en sus siglas inglesas), proyecto multibillonario en el que se juega el futuro de la industria aerona¨²tica militar del continente.Si Alemania mantiene su negativa a seguir adelante con el EFA, como parece m¨¢s que probable los tres ministros intentar¨¢n al menos que la retirada de Bonn se haga oficial, para que se pongan en marcha los mecanismos de compensaci¨®n previstos en el contrato.

Garc¨ªa Vargas ha aprovechado la visita a Espa?a de R¨¹he, que deseaba asistir a los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona, para sentar por primera vez en la misma mesa a los cuatro socios del proyecto desde que, a lo largo de mayo, Alemania anunci¨® oficio samente su intenci¨®n de abandonar el EFA. Se cumple as¨ª el acuerdo adoptado el 14 de julio en Londres por los ministros espa?ol, italiano y brit¨¢nico.

El abaratamiento de los costes del EFA ser¨¢ el principal argumento para convencer al ministro alem¨¢n. El Comit¨¦ de Direcci¨®n del, EFA encarg¨® el 16 de julio un estudio" que debe estar concluido en octubre, para recortar en un 30% el coste total del proyecto, cifrado en m¨¢s de 50.000 millones de d¨®lares.

El ministro espa?ol de Defensa ha sugerido la posibilidad de fijar un coste m¨¢ximo por aparato de unos 65 millones de d¨®lares (algo m¨¢s de 6.000 millones de pesetas), aproximadamente lo mismo que valdr¨¢n las nuevas versiones del F-18 norteamericano, frente a los 75 millones que las estimaciones m¨¢s favorables atribu¨ªan hasta ahora a cada EFA (las menos favorables llegaban a los 120 millones).

Alemania no deber¨ªa, en teor¨ªa, tener problemas para aceptar esta proposici¨®n, pues el propio R¨¹he se ha mostrado dispuesto a estudiar su participaci¨®n en un proyecto de avi¨®n europeo m¨¢s barato. Sin embargo, las autoridades de Bonn, por razones de pol¨ªtica interior, seg¨²n sospechan sus socios, insisten en que el avi¨®n deber¨ªa ser de nueva planta, sin relaci¨®n alguna con el EFA, pese a lo ya invertido.

Mal menor

A la vista de esta actitud, los restantes socios intentar¨¢n, como mal menor, que R¨¹he oficialice su retirada del proyecto, para que puedan actuar los mecanismos de compensaci¨®n previstos en el contrato, seg¨²n el cual Alemania deber¨ªa transferir. en seis meses a los otros socios la tecnolog¨ªa y los trabajos relacionados con el programa. Ni siquiera esto parece probable, seg¨²n los expertos, ya qu¨¦ el coste para Alemania de las compensaciones es casi id¨¦ntico que el de continuar hasta el final con la fase de desarrollo del avi¨®n, aunque no llegue a fabricarlo.

Las posiciones de los tres socios dispuestos a seguir adelante tampoco es la misma: el Reino Unido pretende continuar con las mismas especificaciones y plazos previstos inicialmente; Espa?a aboga por abaratar costes y aplazar el inicio de la fase de producci¨®n; e Italia insiste en que no debe perderse nada del dinero invertido hasta ahora, lo que supondr¨ªa mantener la misma c¨¦lula y el motor.

Con este panorama, empieza a abrirse paso la idea de fabricar dos versiones del avi¨®n: una m¨¢s costosa y t¨¦cnicamente exigente, para el Reino Unido, y otro menos avanzado y m¨¢s econ¨®mica, susceptible de incorporar en el futuro mejoras, para Espa?a e Italia. Esta s¨®luci¨®n tropieza con las repetidas declaraciones espa?olas de que "no es viable ningun nuevo avi¨®n sin la participaci¨®n de los cuatro socios". La sustituci¨®n de Alemania que corr¨ªa con un 33% del coste, frente al 33% del Reino Unido, el 21% de Italia, y el 13% de Espa?a- por otro pa¨ªs de la Uni¨®n Europea Occidental (UEO) parece m¨¢s la expresi¨®n de un deseo que una hip¨®tesis real.