Parar la matanza
No s¨®lo la comunidad internacional y la comunidad europea est¨¢n ofreciendo un espect¨¢culo m¨¢s que penoso en relaci¨®n con el conflicto entre las rep¨²blicas ex yugoslavas, sino que hay que lamentar tambi¨¦n la falta de reacci¨®n popular (en la que yo me incluyo) de nuestra sociedad. La inquietud que me provoca esa pasiva actitud de la mayor¨ªa me mueve a dirigirme a usted para sumar mi opjni¨®n a la difusi¨®n que EL PAIS realiza sobre la realidad de la brutalidad del conflicto que asuela particularmente a Bosnia-Herzegovina. Y mi opini¨®n es que todos tenemos el deber de intervenir para parar la matanza y ofrecer a las v¨ªctimas del conflicto ayuda inmediata (no deja de ser una buena noticia la organizaci¨®n por parte del Comit¨¦ Ol¨ªmpico noruego de Lellehammer de albergues para los refugiados yugoslavos en las instalaciones ol¨ªmpicas, de la que daba cuenta Maruja Torres en su columna del 4 de agosto). Con ese todos quiero referirme especialmente a los ciudadanos de estos privilegiados Estados de derecho europeo -occidentales. Cada uno de nosotros ha de realizar su aportaci¨®n solidaria, en la que debemos incluir una demanda a nuestros gobernantes de que hay que detener tanta brutalidad como sea. En este esfuerzo hemos de tener en cuenta que la situaci¨®n dram¨¢tica de Bosnia-Herzegovina no ha hecho sino empeorar. Ni la pol¨ªtica de la CE y la UEO ni las medidas adoptadas en la ONU han rebajado la tensi¨®n. M¨¢s bien asisten a una escalada de medidas militares que se caracterizan por tener entre sus objetivos a la poblaci¨®n civil, a los representantes del ACNUR en la zona y al personal de UNPROFOR, y atienden impasibles al desarrollo de la llamada eufem¨ªsticamente pol¨ªtica de limpieza ¨¦tnica.El pasado 5 de agosto, la confirmaci¨®n por parte de Estados Unidos de la existencia de centros de tortura serbios y la difusi¨®n que el CICR ha realizado sobre las atrocidades que se cometen en los -parece- ocho campos de concentraci¨®n localizados en territorio bosnio hanprovocado una reacci¨®n institucional del Consejo de Seguridad de la ONU, que supone un pasito internacional m¨¢s. Ciertamente, en el terreno de la decisi¨®n pol¨ªtica son muchas las dificultades pr¨¢cticas y permanece ambiguo el camino a que conducir¨ªa una involucraci¨®n de lleno en el conflicto. Pero lo que las fuerzas serbias est¨¢n haciendo ha quedado bastante claro- .
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