La 'operacion Bosnia' ser¨¢ un avispero
La opci¨®n militar mas ambiciosa exigir¨ªa hasta 400.000 soldados
Las im¨¢genes televisivas, las informaciones sobre la guerra y las atrocidades contra civiles en Bosnia han despertado la indignaci¨®n en todo el mundo e incrementado la presi¨®n sobre Gobiernos y organismos internacionales para intervenir militarmente y acabar con el ba?o de sangre. Sin embargo, pol¨ªticos, militares y expertos en defensa muestran reticencias a implicar a sus ej¨¦rcitos en esta guerra. Las modalidades de una hipot¨¦tica operaci¨®n militar, las consecuencias de tal intervenci¨®n o de su ausencia, son objeto de debate en todo el mundo.
Las opiniones divergen en cuanto a dimensi¨®n y alcance de la operaci¨®n militar. La resoluci¨®n del Consejo de Seguridad que est¨¢ a punto de aprobarse y que autorizar¨¢ el empleo de "todos los medios necesarios para garantizar la llegada de la ayuda humanitaria" a los habitantes de Bosnia-Herzegovina deja abiertas muchas opciones, entre ellas el uso de la fuerza militar.La opci¨®n de la fuerza abre a su vez posibilidades de intervenci¨®n que van desde la mera escolta de convoyes humanitarios con mandato de autodefensa y represalia en caso de ataque hasta el bombardeo de objetivos militares serbios en territorio de Bosnia-Herzegovina y, de ser necesario, incluso en territorio de Serbia.
Expertos militares han defendido y desaconsejado con igual vehemencia las diversas respuestas militares a la situaci¨®n b¨¦lica y humanitaria en esta joven rep¨²blica balc¨¢nica. Por un lado est¨¢n quienes abogan por una operaci¨®n dr¨¢stica para demostrar a Serbia y sus fuerzas en Bosnia la firme resoluci¨®n de la comunidad internacional de no permitir por m¨¢s tiempo las violaciones del derecho internacional y los derechos humanos. ?stos propugnan un ataque a¨¦reo y con misiles desde buques desplegados en el Adri¨¢tico contra aeropuertos, instalaciones militares y bater¨ªas artilleras serbias que bombardean ciudades bosnias como Sarajevo y Gorazde.
El bombardeo de bases como los aeropuertos militares de Banja Luka en Bosnia y Batajnica en Serbia, de las bater¨ªas en Trebevice sobre Sarajevo, centros de mando como Pale y Han Pijesac y como Grabez, base del ataque a Bihac, ser¨ªan clara advertencia a Serbia y la guerrilla serbia en Bosnia de que se ha decidido acabar con la impunidad con que han actuado hasta ahora. Esta operaci¨®n no exigir¨ªa la presencia de soldado extranjero alguno en suelo bosnio, ser¨ªa f¨¢cil de realizar, bajo en costos y con menor riesgo de bajas propias y v¨ªctimas civiles. El ataque a las bater¨ªas, el objetivo m¨¢s dif¨ªcil por la orograf¨ªa accidentada de las zonas en que se hallan, no afectar¨ªa en demas¨ªa a la potencia de fuego de la guerrilla serbia pero ser¨ªa un fuerte golpe a la moral, ya baja, de unas fuerzas desorganizadas, cuyos ¨¦xitos se basan en su abrumadora superioridad en armamento.
Ataques sucesivos
En caso de no acceder las fuerzas serbias a la retirada de sus armas a territorio propio de Serbia y a poner fin a sus asedios, ataques y pol¨ªtica de limpieza ¨¦tnica, los defensores de esta dura respuesta escalonada propugnan nuevos ataques para destruir todo el potencial militar de Serbia, Montenegro y los serbios en Bosnia, as¨ª como objetivos estrat¨¦gicos en sus territorios.
Esta opci¨®n exigir¨ªa la retirada de los cascos azules de algunas zonas de extrema exposici¨®n, para impedir que sean objeto de ataques de represalia. Hay quien, como la ex primera ministra brit¨¢nica Margaret Thatcher, exigen el suministro de armas a las fuerzas bosnias sitiadas para su autodefensa y para disuadir a la guerrilla serbia de nuevas matanzas, esta vez en respuesta a la operaci¨®n militar extranjera.
Todos los expertos militares, coinciden en que una operaci¨®n militar a¨¦rea por s¨ª sola no pondr¨¢ fin a la guerra. Unos s¨ª creen que la operaci¨®n har¨ªa abandonar a Slobodan Milosevic, presidente de Serbia, y Radovan Karadzic, jefe de la guerrilla en Bosnia, su postura de fuerza y el desprecio a toda soluci¨®n que no suponga la plena aceptaci¨®n de sus planes.
Otros, por el contrario, opinan que, tras un ataque de este tipo, los serbios llamar¨ªan a la resistencia nacional, la violencia contra musulmanes y croatas continuar¨ªa y las fuerzas internacionales se ver¨ªan obligadas a entrar por tierra con el ingente costo en vidas humanas y medios financieros que supondr¨ªa la implicaci¨®n en una guerra de guerrillas en una regi¨®n desconocida para las fuerzas occidentales. El recuerdo de Vietnam pesa.
La opci¨®n inicial m¨¢s modesta -y probable- de intervenci¨®n por parte de una alianza internacional contempla la apertura de corredores humanitarios, bajo protecci¨®n militar, desde la costa adri¨¢tica al coraz¨®n de Bosnia para el suministro de la ayuda imprescindible para evitar una cat¨¢strofe con la llegada del ya muy cercano y siempre duro invierno en la regi¨®n.
Estos corredores ser¨ªan de unos 170 kil¨®metros hasta Sarajevo, pero mucho m¨¢s largo hasta las ciudades de la ribera del Drina, como Gorazde, Visegrad, Zvornik o Bratunac. Hasta Sarajevo, abrir un corredor es poco problem¨¢tico, ya que transcurre, salvo los 10 ¨²ltimos kil¨®metros, por territorio controlado por bosnios y croatas. El director de la revista Jane's Defence Weekly, Paul Beaver, habla de 75.000 hombres s¨®lo para la protecci¨®n de los corredores. El director del Instituto Internacional de Estudios Estrat¨¦gicos de Londres, Fran?ois Heisbourg, habla de entre 50.000 y 100.000.
Para crear zonas protegidas para acoger a los refugiados se requieren m¨¢s tropas. Una circunferencia de unos 30 kil¨®metros, en el caso de Sarajevo, exigir¨ªa en torno a los 30.000 hombres. En las grandes bolsas de refugiados de Tuzla, Bihac o Zenica y Travnik, el n¨²mero de tropas necesario es sensiblemente superior. Para evitar una aplicaci¨®n de la pol¨ªtica de limpieza ¨¦tnica serbia, ser¨ªa imprescindible tambi¨¦n el despliegue militar en la provincia de Kosovo y en la zona de Novi Pazar, dos regiones serbias con mayor¨ªa albanesa y musulmana. Tambi¨¦n habr¨ªa que aumentar la vigilancia del embargo a Serbia, sistem¨¢ticamente violado por Rusia y en menor medida por Rumania, a trav¨¦s del Danubio. El teniente general norteamericano Barry McCaffrey habla de 400.000 soldados en tierra para controlar los escenarios de guerra.
El costo, incluso de la m¨¢s modesta operaci¨®n, ser¨¢ ingente. Pero los partidarios de la intervenci¨®n advierten que la pasividad actual resultar¨¢ m¨¢s cara a la postre y la intervenci¨®n podr¨ªa ser inevitable dentro de un a?o con m¨¢s millones de refugiados a a?adir a los dos millones y medios existentes.
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