Esperpentos
Que Gil y Gil funde un partido pol¨ªtico llamado GIL es un esperpento de la Espa?a locuaz. Que Bush no quiera resucitar a Rambo para que frene la agon¨ªa de los despojos de Yugoslavia, arguyendo que esta demencia nacionalista puede ser otro Vietnam, en el que no quiere hacer, como sus predecesores, el rid¨ªculo, es un esperpento del mundo mudo.Que Yugoslavia es el segundo, o vig¨¦simo, nunca pen¨²ltimo, cementerio bajo la luna fundado por Bush y otros barrenderos de desiertos, creadores del nuevo desorden internacional, es algo que aunque se silencie nadie en el fondo discute. S¨®lo queda el lado informe -el heroico desfile de la victoria del general Schzwarkopf hizo meterse a medio mundo avergonzado bajo la cama- del orgullo enterrador del Golfo. Se fue el orgullo, pero se qued¨® la capacidad de enterrar y, con ella, de crear nuevos orgullos.
Incluso Bush; que no tiene muchas entendederas, lo entiende. "?A cu¨¢ntos ex yugoslavos tenemos que matar para poder pacificarlos?", respondi¨® uno de sus portavoces a la llamada para apagar ese infierno. No tiene precio el desliz: su maquinaria militar har¨ªa, efectivamente, el rid¨ªculo en Yugoslavia, pues, ?qu¨¦ otra paz que la de los cementerios bajo la luna puede salir de algo ideado para machacar cada cent¨ªmetro cuadrado de un territorio, y que la CNN lo vea o, en rigor, lo oculte?
Pero el esperpento reaparece. Ahora que tiene dif¨ªcil el realquiler de la Casa Blanca, Bush sugiere emplear sus ej¨¦rcitos en lo que han demostrado que saben perfectamente hacer: otro cementerio bajo la luna del Golfo? Y a?ade: no es ¨¦sta una maniobra electoral. Faltar¨ªa m¨¢s: si fuera tal cosa y se llevara a cabo, el proceso de N¨²remberg contra los cr¨ªmenes nazis se convertir¨ªa en juicio de faltas por infracci¨®n de tr¨¢fico. Y a Hitler habr¨ªa que ponerle una multa a t¨ªtulo p¨®stumo.
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