Los desestabilizadores autom¨¢ticos de la econom¨ªa
El retraso en la recuperaci¨®n econ¨®mica internacional y la acentuaci¨®n del desequilibrio de las finanzas p¨²blicas espa?olas hacen necesaria, a juicio del autor, la adopci¨®n de medidas extraordinarias muy rigurosas. Cuanto m¨¢s firmes sean, mantiene, mas corta ser¨¢ la fase de ajuste y m¨¢s intensa la recuperaci¨®n posterior.
Los desestabilizadores autom¨¢ticos que han incidido sobre la econom¨ªa espa?ola en la actual fase contractiva del ciclo econ¨®mico, acentuando algunos desequilibrios, en particular el de las finanzas p¨²blicas, y obligado a adoptar medidas de car¨¢cter extraordinario, parecen haber actuado tambi¨¦n como desestabilizadores an¨ªmicos de algunos analistas econ¨®micos, cuyo car¨¢cter ciclot¨ªmico les priva de la serenidad y el rigor necesarios para evaluar nuestra situaci¨®n econ¨®mica y las medidas que se vienen adoptando.El comportamiento de la econom¨ªa espa?ola durante los ¨²ltimos meses ven¨ªa mostrando algunos s¨ªntomas preocupantes, uno de ellos el estar basado en el tir¨®n del consumo. La reducci¨®n en las retenciones del IRPF, el crecimiento de los salarios, la rebaja en el IVA de los autom¨®viles, y en general el mantenimiento de expectativas optimistas sobre rentas futuras han alimentado el crecimiento del consumo privado, al mismo tiempo que la fuerte demanda de algunos servicios p¨²blicos, el car¨¢cter inercial del gasto y una insuficiente disciplina presupuestaria han estado en la base del ritmo del crecimiento del consumo p¨²blico.
Esta evoluci¨®n del consumo adquiere caracter¨ªsticas m¨¢s preocupantes al producirse un notable retraso en la recuperaci¨®n de la econom¨ªa internacional respecto de lo previsto por todos los organismos internacionales, acentuando el car¨¢cter unilateral de la expansi¨®n de nuestra demanda y, en consecuencia, el desequilibrio de nuestras cuentas exteriores. A ello hay que a?adir su contribuci¨®n al mantenimiento de las tensiones inflacionistas en los servicios.
Ahora bien, no ser¨ªamos justos con nuestra econom¨ªa si neg¨¢ramos la importancia, aun en esta ¨¦poca de ralentizaci¨®n, de que sigamos manteniendo un ritmo de inversi¨®n superior al 25% del PIB.
Pero, sin duda, la nota m¨¢s destacada, y m¨¢s preocupante a corto plazo, de la evoluci¨®n, de nuestra econom¨ªa se encuentra en las finanzas p¨²blicas. Todas las econom¨ªas tienen en su pol¨ªtica fiscal unos mecanismos, a los que lajerga profesional llama estabilizadores autom¨¢ticos, que tienden a hacerla m¨¢s expansiva en fases de contracci¨®n de la actividad econ¨®mica, y m¨¢s contractiva en per¨ªodos de expansi¨®n. Est¨¢n destinados, por tanto, a atenuar los cielos de la actividad econ¨®mica. As¨ª, cuando la econom¨ªa se ralentiza, algunos ingresos -IRPF, impuestos de sociedades, cotizaciones sociales- se reducen m¨¢s que proporcionalmente, y algunos gastos -en particular las prestaciones por desempleo- aumentan. El resultado es un incremento en el d¨¦ficit o una reducci¨®n en el super¨¢vit que incrementan la renta disponible de familias y empresas, estimulando el gasto y la actividad econ¨®mica. Lo contrario sucede cuando la econom¨ªa se relanza.
D¨¦ficit de pleno empleo
Hay, a mi juicio, cuatro razones por las que estos mecanismos estabilizadores est¨¢n teniendo un intenso efecto desestabilizador que ha superado las'previsiones. En primer lugar, porque han entrado en juego en una econom¨ªa con un d¨¦ficit de pleno empleo muy elevado, es decir, con un desequilibrio muy importante entre las prestaciones, servicios p¨²blicos e inversiones necesarias para mantener el ritmo de modernizaci¨®n de la econom¨ªa y la sociedad espa?olas y los recursos disponibles, coyunturalmente atenuado por un crecimiento de nuestra econom¨ªa durante los ¨²ltimos a?os por encima de nuestro crecimiento potencial.
En segundo lugar, porque se pone en marcha, en plena fase contractiva y con el desequilibrio antes apuntado, una reforma del IRPF que reduce su capacidad recaudatoria, agravando el d¨¦ficit estructural o de pleno empleo de la econom¨ªa espa?ola, sin que se hayan modificado las necesidades de gasto. Al mismo tiempo se liberalizan los movimientos internacionales de capitales, lo que reduce la capacidad para mantener la presi¨®n fiscal sobre las rentas de capital.
En tercer lugar, porque las imperfecciones de algunos de los mecanismos estabilizadores -prestaciones por desempleo, incapacidad laboral transitoria...- han generado una fuerte repercusi¨®n sobre el gasto de peque?as variaciones en el empleo y en el paro, desplazando sobre el presupuesto una parte importante del coste de los ajusteib de actividad de algunas empresas. Dir¨ªamos que estabilizadores mal calibrados'han provocado. una sobrerreacci¨®n del gasto p¨²blico ante las variaciones en la actividad econ¨®mica y el empleo.
Por ¨²ltimo, el efecto desestabilizador se acent¨²a al mantenerse un escenario econ¨®mico internacional estancado. Un alto grado de integraci¨®n econ¨®mica como el que caracteriza a los pa¨ªses de la Comunidad Europea hace inviables pol¨ªticas contrac¨ªclicas unilaterales, y aconseja la m¨¢xima neutralizaci¨®n de los es. tabilizadores' y su acompasamiento al ciclo internacional.
A la vista de esta situaci¨®n, yo quiero apuntar algunas reflexiones:
1. El compromiso con los objetivos del programa de convergencia debe mantenerse ahora m¨¢s que nunca, y no porque confundamos instrumentos -estabilidad monetaria, equilibrio del sector p¨²blico, baja inflaci¨®ncon objetivos -crear empleo, elevar la renta, prestar mejores servicios p¨²blicos, mejorar las pensiones, recuperar el retraso en infraestructuras y equipamiento- sino porque no podemos elegir, no existe arbitraje, entre crecimiento real y estabilidad econ¨®mica. S¨®lo es posible un crecimiento sostenido sobre una base -econ¨®mica sana. Los inversores internacionales han descontado. r¨¢pid amente -la desconfianza en nuestro compromiso con la estabilidad monetaria y el rigor en la pol¨ªtica econ¨®mica, generada por las incertidumbres sobre la ratificaci¨®n de Maastricht. El compromiso de Maastricht es visto por los inversores como un ant¨ªdoto contra las flaquezas de la voluntad colectiva, que nos fuerza a hacer lo que debemos hacer en cualquier caso.
2. Hemos perdido, quiz¨¢ definitivamente, margen de maniobra en la pol¨ªtica monetaria. Esta p¨¦rdida no se ha producido por la firma del Tratado de Maastricht, sino como consecuencia de los efectos negativos a medio .y largo plazo de la sobrevaluaci¨®n del tipo de cambio y de la persistencia de altos tipos de inter¨¦s, porque desplazan renta desde el sector m¨¢s abierto y din¨¢mico de la econom¨ªa hacia el sector m¨¢s protegido y perjudican notablemente la inversi¨®n, especialmente cuando la demanda y las expectativas se debilitan. Las devaluaciones en el tipo de cambio, por otro lado, han demostrado en el pasado que s¨®lo sirven para obtener ganancias ef¨ªmeras en competitividad, a costa de una mayor inflaci¨®n.
3. En estas circunstancias,y en ausencia de acuerdo sobre rentas, adquiere un especial protagonismo la pol¨ªtica fiscal, y una particular gravedad el desequilibrio en las finanzas p¨²blicas. Por ello son tan importantes las medidas que han comenzado a adoptarse para corregir ese desequilibrio, tanto las que se refieren a los ingresos -con margen de maniobra limitado por la armonizaci¨®n fiscal europea y por la libertad de circulaci¨®n de capitales, as¨ª como por la resistencia a los aumentos en la presi¨®n fiscal individual -como a los gastos- cuyo margen de maniobra se encuentra asimismo limitado por compromisos ya adquiridos, y por la oposici¨®n a la reducci¨®n'en dotaciones y prestaciones p¨²blicas-. La pol¨ªtica de gasto p¨²blico necesita una profunda reestructuraci¨®n bajo el principio de la austeridad. La necesidad de revisar prestaciones que responden a objetivos sociales irrenunciables (desempleo, farmacia, incapacidad laboral transitoria ... ) para evitar el abuso de derecho, el fraude ola desincentivaci¨®n del esfuerzo; la lucha contra la multiplicaci¨®n de organismos e instituciones que se mantienen por inercia burocr¨¢tica; la aplicaci¨®n de una pol¨ªtica tenaz de modernizaci¨®n de la Administraci¨®n p¨²blica, para agilizar su gesti¨®n, reducir sus costes y prestar un mejor servicio a sus ciudadanos, no pueden, no obstante, hacernos olvidarla contribuci¨®n del gasto social a la reducci¨®n de las desigualdades y al equilibrio social y territorial, que constituyen tambi¨¦n condiciones necesarias para el ¨¦xito del esfuerzo econ¨®mico. Nuestro ritmo de gasto debe ser adaptado a lo que nos podemos permitir y tambi¨¦n a lo que somos capaces de gastar eficientemente para cumplir los objetivos de modernizaci¨®n y solidaridad.
Pol¨ªtica de rentas
Es preocupante que la pol¨ªtica de rentas se haya quedado al margen del debate econ¨®mico, porque constituye un instrumento muy eficaz para la convergencia nominal, reduciendo notablemente el coste de esa convergencia en t¨¦rminos de actividad econ¨®mica. y empleo. Un acuerdo social sobre los objetivos en materia de inflaci¨®n, sobre el reparto de las ganancias en productividad entre el empleo, la mejora del poder adquisitivo, las pol¨ªticas de futuro y la financiaci¨®n. de la solidaridad, facilitar¨ªan el logro de los objetivos, tanto en t¨¦rminos de inflaci¨®n como de equilibrio exterior, dejando un mayor margen para la pol¨ªtica fiscal, que podr¨ªa ser menos restrictiva. Cuanto m¨¢s dif¨ªcil resulte reducir las expectativas de crecimiento nominal de precios, salarios y beneficios, mayor va a ser el coste de esa reducci¨®n en t¨¦rminos de renta, de empleo y de desigualdad social.
5. La urgencia de las medidas de ajuste del desequilibrio presupuestario no debe marginar la necesidad de acometer otras tareas dirigidas a eliminar rigideces estructurales de nuestra econom¨ªa -liberalizaci¨®n de mercados de bienes y servicios de trabajo, y financieros, reforma del Inem y de la formaci¨®n profesional...- y a impulsar pol¨ªticas que promuevan la investigaci¨®n, la innovaci¨®n y la calidad en nuestras empresas, as¨ª como su internacionalizaci¨®n.
6. El retraso en la recuperaci¨®n econ¨®mica internacional y la acentuaci¨®n del desequilibrio de nuestras finanzas p¨²blicas han hecho necesaria la adopci¨®n de medidas extraordinarias de ajuste, desde el convencimiento, que yo comparto, de que cuanto mayor sea la firmeza y el rigor con el que afrontemos estos desequilibrios, m¨¢s corta ser¨¢ esta fase de ajuste, y m¨¢s intensa, estable y duradera ser¨¢ la recuperaci¨®n posterior, de forma que volvamos a los ritmos de crecimiento, creaci¨®n de empleo, modemizaci¨®n estructural y mejora en bienestar de los ¨²ltimos a?os. Es en circunstancias como ¨¦sta cuando un pa¨ªs es m¨¢s consciente de la importancia de tener un Gobierno fuerte, con objetivos claros, capaz de afrontar la impopularidad de decisiones necesarias para lograr esos objetivos.
Luis Atienza Serna es miembro de la Comisi¨®n Ejecutiva del Partido Socialista de Euskadi-PSOE. Secretario general de Estructuras Agrarias del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentaci¨®n.
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