"Nacionalismo y democracia se contradicen"
Clemente Auger acaba de regresar de vacaciones, est¨¢ relajado y tiene acerado el sentido del humor.Pregunta. Espa?a, un estado de ¨¢nimo... ?o de des¨¢nimo?
Respuesta. Esa pregunta evoca los lamentables debates sobre la esencia de Espa?a, en versi¨®n brillante, de Claudio S¨¢nchez Albornoz y Am¨¦rico Castro, o en caricatura, de La¨ªn Entralgo y Calvo Serer. Yo creo que preguntar por el esp¨ªritu de los pueblos es, sobre todo in¨²til, y responder, sobre todo, necio.
P. Pero hay un resurgir de los nacionalismos, estatales o locales. A las puertas de la ciudadan¨ªa europea, ?se ve usted un patriota espa?ol?
R. El ¨²nico patriotismo que me gusta destacar es el patriotismo constitucional. Ahora bien, as¨ª como no he reflexionado nada sobre el ¨¢nimo o des¨¢nimo de Espa?a o el esp¨ªritu de los pueblos, s¨ª he reflexionado mucho sobre el nacionalismo. Creo que entre nacionalismo y democracia hay una contradicci¨®n, que se?ala con mucha precisi¨®n Hannah Arendt en Los or¨ªgenes del totalitarismo. La democracia, basada fundamentalmente en los derechos humanos, se contradice en su creaci¨®n, en el momento de la Revoluci¨®n Francesa, con la creaci¨®n de la naci¨®n, cuando asocia el derecho humano, que es un derecho abstracto; de uno, con el de pertenecer a una determinada comunidad. Creo que la contradicci¨®n entre estos dos conceptos permanece, aunque condenados hist¨®ricamente a ir unidos, y creo tambi¨¦n que los nacionalismos hoy son divisivos y est¨¢n basados en peculiaridades ¨¦tnicas y ling¨¹¨ªsticas que no resuelven absolutamente nada, incluso si tienen ¨¦xito y consiguen el ideal wilsoniano Estado-naci¨®n. Porque no se puede crear una econom¨ªa nacional ni ese nuevo Estado-naci¨®n dar soluci¨®n a los problemas de finales del siglo XX y principios del XXI. A m¨ª me impresion¨® mucho un art¨ªculo que public¨® EL PA?S, de Peter Handke, en el que despu¨¦s de sentirse extremadamente vinculado a la cultura de Eslovenia, lamentaba que Eslovenia se hubiera convertido en otro Estado.
P. En plenos Juegos Ol¨ªmpicos, usted se march¨® a Suiza, y luego sigui¨® sus vacaciones en Galicia, un itinerario muy diferente al eje Barcelona-Madrid-Sevilla. ?Es usted objetor de los fastos del 92?
R. Yo no soy objetor de nada... [medita la respuesta], ni entusiasta... de nada. Lo que s¨ª que me pasa es que, desde ni?o, me han gustado mucho los juegos y no me ha interesado nada el deporte, y mucho menos el deporte de competici¨®n. Esto, que simplemente es un sentimiento personal, de vez en cuando lo intento racionalizar, a posteriori. Algunos pa¨ªses han obtenido brillantes resultados en los deportes de competici¨®n, pero yo no comulgo con los sistemas que han posibilitado esos ¨¦xitos.
P. En el PSOE ha comenzado a circular una definici¨®n del guerrismo como "el socialismo de Puerto Hurraco"... ?Cree usted afortunada la expresi¨®n?
R. Por razones de la funci¨®n p¨²blica que me ha tocado desempe?ar y tambi¨¦n por razones personales, me abstengo rotundamente de pronunciarme sobre cualquier problema que pertenezca al ¨¢mbito de esas familias que constituyen los partidos.
P. ?Existe suficiente control judicial sobre la corrupci¨®n?
R. La corrupci¨®n excede, con mucho, del control de la actividad judicial. La corrupci¨®n es un problema grave que coadyuva a que la democracia sea cada vez menos, democracia, pero lo importante es saber por qu¨¦ se produce y qu¨¦ remedios existen frente a ella, muy por encuna y muy al margen de los judiciales.
P. ?Por qu¨¦ se Droduce?
R. La corrupci¨®n se produce de forma casi inexcusable por el aumento desmesurado de la actividad de los aparatos del Estado en relaci¨®n a la vida econ¨®mica y social, regida no por leyes ciertas y escasas, sino por infinidad de reglamentaciones y con poderes discrecionales de numerosos agentes dentro de los aparatos del Estado.
P. ?Cu¨¢les son los remedios?
R. Previamente hay que dilucidar si la corrupci¨®n tiene repercusiones fundamentales sobre el reparto de poder y sobre el resultado de las elecciones. Y yo creo que no las tiene, porque no existen, de una forma articulada, grupos sociales extensos y con influencia que exijan que las posibilidades de corrupci¨®n se aminoren. No creo que las informaciones sobre corrupci¨®n pasen de ser noticias le¨ªdas con cierta avidez, pero sin repercusi¨®n electoral seria, excepto el aumento de la abstenci¨®n.
P. Pero no toda la democracia son elecciones.
R. Claro, adem¨¢s de un sistema de reparto de poder, la democracia es una cultura y una convicci¨®n. Y del mismo modo que no est¨¢ arraigada la cultura econ¨®mica de la competencia leal, tampoco est¨¢ arraigada, desde las escuelas, una cultura democr¨¢tica, como estaba arraigada la religi¨®n en el siglo XIX. De ah¨ª que la corrupci¨®n tenga por donde implantarse, porque no creo que sea tan mal recibida como parece a juzgar por, c¨®mo se utiliza en el debate pol¨ªtico o por c¨®mo muchos creemos que deber¨ªa ser recibida.
P. Entonces, ante la corrupci¨®n, ?la justicia no tiene nada que hacer?
R. Las exigencias garantistas del proceso penal y la capacidad de actuaci¨®n de las empresas por las v¨ªas que les permite el derecho civil y el mercantil hacen que llegar a una sanci¨®n sea arduo y dif¨ªcil. Y yo tampoco estar¨ªa dispuesto a sacrificar las garant¨ªas democr¨¢ticas y derechos fundamentales por obtener ¨¦xitos judiciales frente a la corrupci¨®n.
P. En cambio, s¨ª que es muy f¨¢cil castigar la peque?a corrupci¨®n del peque?o delincuente.
R. La corrupci¨®n es una cosa y la delincuencia es otra.
P. El corrupto infringe a veces tipos delictivos.
R. Pero quiero decir que son actividades distintas, que no conviene confundir. El peque?o delincuente es peque?o delincuente, el corrupto es corrupto... ?y el demagogo es demagogo! Corrupci¨®n es el uso del dinero p¨²blico o del patrimonio social para fines distintos a los que est¨¢ destinado. No confundamos lo que es un corrupto con lo que es un navajero. Es cierto que frente al navajero es f¨¢cil una respuesta penal y frente al corrupto no es f¨¢cil. Pero tambi¨¦n es cierto que el Derecho Penal no est¨¢ llamado a resolver los graves problemas que una sociedad tiene, sino s¨®lo los que no se puedan solucionar de otra manera.
P. ?Es usted partidario del autocontrol de la prensa para limitar su poder o cree que debe limit¨¢rsele desde el Estado?
R. Hombre, los periodistas no deber¨ªan hacer a los dem¨¢s lo que no quieren que les hagan a ellos.
P. ?Cree necesaria la v¨ªa penal, adem¨¢s de la civil, para atajar los excesos period¨ªsticos?
R. La v¨ªa civil es m¨¢s razonable, ya que la indemnizaci¨®n es lo que m¨¢s conforma al perjudicado. Adem¨¢s, se precisa rapidez, de modo que estos asuntos los resuelva el juez en una sola comparecencia. De todos modos, las injurias verbales tienen que que dar dentro del C¨®digo Penal.
P. La vida privada de los personajes p¨²blicos ?es un objetivo informativo normal?
R. Lamento mucho que lo sea, porque sin vida privada no hay libertad. Pero parece que es dif¨ªcil ponerle vallas al campo.
P. En el caso del Rey, ?cree aconsejable renunciar a la informaci¨®n sensacionalista sobre su vida ¨ªntima, en aras del prestigio de la Monarqu¨ªa?
R. Hombre, a m¨ª me encantar¨ªa que no existiera ninguna informaci¨®n sobre la vida privada de ninguna familia real ni sobre la vida privada de nadie. Eso es lo que a m¨ª me gustar¨ªa. Lo que ocurre es que la avidez de esa nefasta instituci¨®n que se llama el ciudadano medio determina que tambi¨¦n esto vaya a ser imposible, pero yo no creo que estas informaciones lleguen a afectar al sistema constitucional, porque no creo que la colectividad tenga derecho a exigirle a las familias reales que sean una familia feliz, condici¨®n de muy dif¨ªcil cumplimiento.
P. ?Coincide con Felipe Gonz¨¢lez en que la Monarqu¨ªa es "una instituci¨®n no discutible"?
R. En esos t¨¦rminos literales no, pero s¨ª me produce una enorme satisfacci¨®n que en los tiempos del star system y de los liderazgos no exista en Espa?a un presidente de la Rep¨²blica, porque ser¨ªa una carga carism¨¢tica muy dif¨ªcil de soportar. Creo que la Monarqu¨ªa, resuelve el problema de poder de la Jefatura del Estado de la forma m¨¢s pac¨ªfica posible.
P. ?No le da miedo tener tan buena prensa, que le quieran igual desde la derecha y desde la izquierda, desde la caverna y desde los medios m¨¢s avanzados?
R. Lo que me da miedo es que sea por culpa m¨ªa.
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