Fiesta de cumplea?os en Sarajevo
Reuni¨®n de amigos en una ciudad fantasma para sonar con una Bosnia que sea como Suiza
No es f¨¢cil salir de copas en Sarajevo. No hay bares abiertos, no hay casi nada que beber. Hasta el agua mineral empieza a ser un bien escaso. Si uno no tiene veh¨ªculo propio, mejor que desista. Por lo menos de noche. No hay alumbrado el¨¦ctrico, no hay transporte p¨²blico, no hay luz en ninguna casa. No hay nadie por la calle. A pesar de que en la ciudad todav¨ªa viven m¨¢s de 300.000 personas.Ni siquiera el viernes por la noche, cuando en cualquier ciudad del mundo la gente tiene la vulgar costumbre de ir al cine, salir a cenar, tomar una copa, bailar. No en Sarajevo. Porque no vale la pena jugarse la vida por ello. A menos que Haris Basic cumpla a?os. Entonces s¨ª vale la pena subirse al coche de un conductor avezado como ¨¦l, y emprender una carrera enloquecida al atardecer por calles desiertas, escombros en las aceras, edificios humeantes y ciudadanos que huyen despavoridos.
Haris Basic cumpli¨® 42 a?os el viernes. Haris es bosnio, musulm¨¢n, miembro de la Defensa Territorial y nuestro ch¨®fer. Basic sabe que cada uno tiene su hora escrita en el libro del destino. Pero no conviene descuidarse, porque los tiros, las granadas o los obuses pueden llegar de cualquier parte. Haris sabe en qu¨¦ calles tiene que acelerar, en cu¨¢les conviene ir haciendo eses, en cu¨¢les no hay peligro. Pere son pocos los lugares a salvo en Sarajevo.
Haris Basic es muy h¨¢bil cambiando las placas de su matr¨ªcula para pasar del lado bosnio-croata al lado serbio, y viceversa. Nuestro ch¨®fer tiene a su familia -su mujer y una hija de seis meses, "nacida poco antes de que empezara todo"- en Bolonia, y acaso eso le permite vivir con un peso menos en los hombros. No les ocurre lo mismo a Korda Mesar, carpintero de 30 a?os; ni a Gino Masnio, "carterista", dice, y soldado, de 35 a?os; ni a Cupo Puric, camillero, de 30 a?os; ni a Zio Mujezinovic, polic¨ªa, de 33 a?os. Todos tienen a su familia en Sarajevo, mujer e hijos, "y los ni?os est¨¢n trastornados. Todo el tiempo encerrados en casa, oyendo. caer las bombas d¨ªa tras d¨ªa y noche tras noche".
Korda, Gino, Cupo y Zio son amigos de Haris Basic, y el viernes han sorteado los peligros de la noche de Sarajevo para reunirse, con Haris Basic y celebrar su 42? cumplea?os en el bar Ceugic Vila, abierto s¨®lo para ellos, bajo una tenue bombilla, una mesa alargada, vino blanco, algo de whisky, carne, queso y tomates. Pero tambi¨¦n est¨¢n presentes Puska, comandante de la zona vieja de Sarajevo, con 4.000 hombres a sus ¨®rdenes; y Sead Karihman, Comandante Zero, responsable de Novo Sarajevo; y Dina, secretaria y novia de Zero; y Muki, maestro electricista y conductor experto; y Alija Kubat, taxista de 26 a?os y guardaespaldas, como Gino, del comandante Puska; y Almeda Fetanovi , boxeador, peso welter, que perdi¨® una vez un combate en Palma de Mallorca. todos ellos, menos Dina, son soldados, miembros del ej¨¦rcito que defiende, Sarajevo, y casi todos confiesan que no sienten ning¨²n deseo de seguir siendo soldados cuando todo esto termine. Porque todo tiene que terminar alg¨²n d¨ªa.
Ganar el pasado
Incluso el comandante Puska, al que todos escuchan cuando habla con voz vibrante, se imagina una Bosnia futura sin ej¨¦rcito. ?l, en quien todos conf¨ªan, al que llaman padrino, quiere una Bosnia que se parezca a Suiza, que hable croata, alem¨¢n e italiano. Puska quiere un pa¨ªs en el ,que puedan convivir musulmanes, serbios, jud¨ªos, croatas.
No pierden el humor, pese a la situaci¨®n desesperada en la que viven. En el party de Haris Basic hay serbios, croatas y musulmanes, pero a estos ¨²ltimos les gusta nombrarse "bosnios", nada m¨¢s que bosnios. Todos est¨¢n dispuestos a luchar hasta el final. No conf¨ªan en una paz cercana. No conf¨ªan en recibir ayuda del exterior. No conf¨ªan en que los serbios cumplan ni la mitad de la mitad de lo acordado en Londres.
A escasos metros del bar donde Haris Basic celebra su cumplea?os cayeron esta misma tarde dos proyectiles. Todav¨ªa humean dos autom¨®viles y parte de un balc¨®n est¨¢ en la acera. Sarajevo se va desmoronando y verlo desde su interior es como asistir a un asesinato: un asesinato que se consuma lentamente, anciano, a anciano, ni?o a ni?o, mujer a mujer, soldado a soldado, periodista a periodista, coche a coche, casa a casa, palacio a palacio. Porque los franco tiradores, y los morteros, y los ca?ones de 150 mil¨ªmetros, no discriminan ni tienen prisa. Todos los d¨ªas hay reparto de muerte a domicilio, o en la propia calle, cuando uno se sube a un autom¨®vil o hace cola para comprar el pan.
Pero Haris Basic celebra su 42? cumplea?os. Y luego empu?a el volante, acelera, apaga las luces, enciende las largas, esquiva un autom¨®vil que aparece de la nada a toda velocidad, dribla una farola, toma la medida a una pared, gira. Francotiradores, granadas, morteros. Cualquier cosa. Entre sombras, las luces mortecinas del automom¨®vil en medio de la absoluta oscuridad de Sarajevo, en la noche del viernes, son el encefalograma de la locura. Pero la vida sigue. Haris Basic cumpli¨® 42 a?os, y lo celebr¨® la noche del viernes en Sarajevo.
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