La otra cita del 92
Esos emigrantes que llegan a Espa?a jug¨¢ndose la vida y oliendo a miseria tienen tanto derecho como usted o como yo a una vida digna. Si su pa¨ªs no es capaz de proporcion¨¢rsela, huyen como lo har¨ªa cualquiera de nosotros de una c¨¢rcel en la que estuvi¨¦ramos injustamente encerrados. Moralmente, no creo que Espa?a tenga ni, el derecho ni el deber de devolver a estas personas a sus pa¨ªses de origen como si fuesen vulgares delincuentes. Muchos de ellos tienen incluso m¨¢s ganas de trabajar que bastantes espa?oles, y no me parece justo que por haber nacido quince kil¨®metros m¨¢s al Sur se les niegue el derecho a una vida digna, al trabajo o a la educaci¨®n.A ver si va a resultar que nuestras fronteras son en realidad el cerrojo racista de Europa para estas etnias cuya diferencia principal con nosotros es la pobreza en la que viven. En este, a?o tan significativo podr¨ªamos hablar de otra cita, la que tenemos contra la xenofobia irracional que predican los fan¨¢ticos neonazis. Porque ahora que en nuestro continente rebrota el racismo, tiene Espa?a una inmejorable oportunidad para desmarcarse positivamente del resto de los pa¨ªses, no haciendo el estrecho de Gibraltar demasiado estrecho para quienes s¨®lo huyen del hambre.-
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