Caprichosa legitimidad

Con asombro, y hasta con indignaci¨®n, leo en el diario EL PA?S de fecha 28 pasado las manifestaciones que con motivo de su intervenci¨®n en el curso que sobre la figura de Franco, que acaba de clausurarse en El Escorial, hace el ex ministro franquista Laureano L¨®pez Rod¨®.Este se?or, que no puede negar su pertenencia al Opus De?, cuya asociaci¨®n o corriente religiosa fue preferentemente protegida por el dictador, tuvo la osad¨ªa de declarar que la sublevaci¨®n militar del 18 de julio de 1936 estuvo absolutamente legitimada, mientras que el triunfo electoral republicano del Frente Popular en las elecciones de febrero de aquel mismo a?o fueron ileg¨ªtimas, tild¨¢ndolas de fraude electoral.

El se?or L¨®pez Rod¨® no debe ocultar hist¨®ricos hechos vividos en aquella ¨¦poca de la Segunda Rep¨²blica, como fue el triunfo electoral de la derecha espa?ola representada por la CEDA del se?or Gil Robles, facilitado por el dogmatismo abstencionista de la Confederaci¨®n Nacional del Trabajo (CNT), la mayor sindical espa?ola de aquellos tiempos, que con su significada abstenci¨®n dio el triunfo electoral a la formaci¨®n pol¨ªtica del se?or-Gil Robles, que nadie, con mayor sensatez que la que demuestra don Laureano, acus¨¦ de fraude.

Pero es que tambi¨¦n se oculta, quiz¨¢s intencionadamente, saboteando- la verdad, que en los siguientes comicios electorales de febrero de 1936 fue esa misma organizaci¨®n sindical, CNT, la que al desterrar de sus medios aquel dogmatismo abstencionista , dejando en libertad a sus afiliados para que ejercieran su derecho al voto, dio el triunfo al Frente Popular, que ni el se?or L¨®pez Rod¨® ni nadie puede tildar de ileg¨ªtimo. ?O es que los votos de aquellos ciudadanos sindicalistas deb¨ªan anularse? En cuanto a otra de sus manifestaciones, respecto a que "una retirada de Franco prematuramente hubiera fomentado el revanchismo", viene a demostramos con ello que cuando se teme revancha es porque antes hubo una injusta fase que este se?or omite.

No me duelen sus manifestaciones en cuanto al impacto que ¨¦stas puedan producir entre los que, como yo, hemos vivido aquellos acontecimientos, a los que ya no se nos puede enga?ar, sino a la falta de veracidad hist¨®rica, carente de toda objetividad, que con ello se presta a las nuevas generaciones, cre¨¢ndoles un gran confusionismo.

Don Laureano, ?con la boca cerrada hubiera estado m¨¢s guapo!-