El Bundesbank vota 's¨ª' a Maastricht
POR SORPRESA, como se deben hacer estas cosas, los gobernadores de los bancos centrales y los ministros de Finanzas de la Comunidad Europea (CE) decidieron ayer, domingo, con los mercados cerrados, el realineamiento de paridades en el Sistema Monetario Europeo (SME). La determinaci¨®n de cambiar el valor de las monedas, tomada con el acuerdo de los ministros de Finanzas de los Doce, constituye una resoluci¨®n de especial trascendencia para poner t¨¦rmino a la inestabilidad en que estaban inmersos los mercados financieros en las ¨²ltimas semanas.La devaluaci¨®n de la lira italiana frente a las dem¨¢s en una magnitud efectiva del 7% trata de acotar una coyuntura en la que la falta de confianza en la econom¨ªa italiana y la amplitud de los diferenciales de tipos de inter¨¦s frente al marco alem¨¢n estaban determinando una sangr¨ªa de las reservas de aquel pa¨ªs y una presencia casi constante del resto de los bancos centrales en los mercados de divisas. Mediante la modificaci¨®n a la baja del tipo de cambio central de la lira frente al ecu (unidad de cuenta europea) y el movimiento en direcci¨®n opuesta de los tipos centrales de las restantes monedas se normaliza la situaci¨®n en el seno del ¨¢rea de disciplina cambiaria que constituye el Sistema Monetario Europeo y evita, al menos por el momento, un reajuste m¨¢s amplio. Sin embargo, todav¨ªa m¨¢s significativo que la decisi¨®n de modificar las paridades de las monedas europeas es el anuncio del banco central alem¨¢n de reducir inmediatamente sus tipos de inter¨¦s. Las tensiones que estaban experimentando los mercados financieros no s¨®lo en Europa- y las dificultades para que las econom¨ªas industrializadas iniciaran la recuperaci¨®n del crecimiento sostenido ten¨ªan hasta ahora en el rigor del Bundesbank uno de sus principales obst¨¢culos; el empe?o de esta instituci¨®n para contener las tensiones inflacionistas de su econom¨ªa le hab¨ªa llevado a decidir elevaciones en sus tipos oficiales en magnitudes hasta ahora desconocidas. El resultado no era otro que una diferencia en la remuneraci¨®n de los activos financieros denominados en marcos alemanes frente a la mayor¨ªa de los denominados en otras monedas y, en consecuencia, la apreciaci¨®n constante de esa moneda en los mercados de divisas. Con la decisi¨®n del Bundesbank no s¨®lo se relajan esas tensiones, sino que se evita que los dem¨¢s bancos centrales eleven sus tipos de inter¨¦s con el fin de preservar la disciplina cambiaria.
La aceptaci¨®n de ambas decisiones sobre la econom¨ªa espa?ola es igualmente importante. La peseta hab¨ªa acusado en las ¨²ltimas semanas la p¨¦rdida de confianza de que dispuso como consecuencia de la vinculaci¨®n de nuestro pa¨ªs al proyecto de uni¨®n econ¨®mica y monetaria, los registros adversos en los desequilibrios b¨¢sicos de la econom¨ªa espa?ola, la incertidumbre pol¨ªtica propia de un final de legislatura (a la que hay que a?adir la generada por los interrogantes acerca de qui¨¦n liderar¨¢ en la pr¨®xima el partido socialista y, previsiblemente, el Gobierno) y -sobre todo- la presunci¨®n de grandes dificultades para sanear las finanzas p¨²blicas hab¨ªan presionado a la baja el tipo de cambio de la peseta hacia niveles desconocidos desde la entrada de la peseta en el mecanismo de cambios en junio de 1989. Al propio presidente del Bundesbank se le atribu¨ªan la pasada semana unas declaraciones en las que incorporaba nuestra moneda como candidata a una devaluaci¨®n m¨¢s amplia de la que ha tenido lugar este fin de semana. El impacto de esta decisi¨®n alemana sobre nuestros tipos de inter¨¦s no deber¨ªa ser -al menos a corto plazo- importante, dada la evoluci¨®n relativamente adversa de nuestra inflaci¨®n.
Habr¨¢ que esperar al comportamiento de los mercados para saber si este reajuste monetario es suficiente. Pero, con todo, lo m¨¢s significativo de lo acontecido ayer es el hist¨®rico anuncio del Bundesbank de bajar los tipos de inter¨¦s. La decisi¨®n alemana constituye, en definitiva, no s¨®lo un apoyo -importante a la campa?a favorable a la ratificaci¨®n del Tratado de Maastricht en Francia, sino la se?al de cooperaci¨®n internacional m¨¢s pulcra de las producidas en los ¨²ltimos tiempos. El riesgo de ella est¨¢ en la eventual p¨¦rdida de credibilidad del Bundesbank, basada en la independencia de que ha hecho gala tradicionalmente.
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