Ol¨ªmpicos tambi¨¦n
EN LA clausura de los Juegos Ol¨ªmpicos se dijo la esperada y merecida frase: "Han sido los mejores juegos de la historia". Alguien tendr¨¢ tambi¨¦n que decirlo hoy al concluir en Barcelona la primera fase de los novenos Juegos Paral¨ªmpicos. Y lo han sido no porque se batan m¨¢s r¨¦cords del mundo que nunca o porque haya habido m¨¢s atletas. Lo han sido porque por primera vez en la historia de esos juegos, promovidos entre el tr¨¢gico censo de mutilados de la Segunda Guerra Mundial, los atletas paral¨ªmpicos han celebrado su m¨¢xima fiesta deportiva con la complicidad de toda una ciudad. Ni los propios organizadores dan cr¨¦dito a lo que han visto: tener que cerrar el acceso a instalaciones por haberse agotado las localidades, tres cuartos de entrada en el estadio, etc¨¦tera. Un p¨²blico que evidentemente no ha acudido por un supuesto y da?ino paternalismo, sino a disfrutar de una competici¨®n, a apoyar a sus deportistas.Los atletas paral¨ªmp¨ªcos han salido del gueto terap¨¦utico para ofrecer el espect¨¢culo -y no hay espect¨¢culo sin espectadores- de la superaci¨®n deportiva. El ¨¦xito de estos juegos ya ha hecho reflexionar al presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI) sobre la necesidad de vincular m¨¢s esta cita a la ol¨ªmpica. Samaranch quiere proponer al organismo que preside que se obligue a la ciudad candidata de los Juegos Ol¨ªmpicos a asumir el compromiso de organizar los Paral¨ªmpicos en el plazo de 15 d¨ªas despu¨¦s de terminados aqu¨¦llos. Barcelona tambi¨¦n ha S ido pionera en este sentido, ya que, por primera vez, el mismo comit¨¦ organizador de los Juegos Ol¨ªmpicos ha asumido la celebraci¨®n de los otros. Sin embargo, deber¨ªan caer otras reticencias, como el impedimento del COI a que la cita paral¨ªmpica pueda lucir los cinco anillos ol¨ªmpicos o como el olvido en que tiene el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol a esos deportistas. Los atletas, con la impagable ayuda de los barceloneses, se han ganado un mayor reconocimiento.
En los Juegos Paral¨ªmplicos, los ¨¦xitos deportivos reflejan, m¨¢s que en otros ¨¢mbitos, la buena o mala tutela de que disfrutan los ciudadanos discapacitados. Hay posas obvias, como que una mejor tecnolog¨ªa en las pr¨®tesis o en las sillas de ruedas ayuda al triunfo deportivo. Un deportista de ¨¦lite se puede inventar en un laboratorio; una posici¨®n privilegiada en el medallero, no.
No es casualidad que los pa¨ªses m¨¢s desarrollados est¨¦n ah¨ª arriba y que Espa?a se haya colocado en estos lugares de privilegio gracias, b¨¢sicamente, a las victorias de los atletas invidentes. En muchas competiciones de equipo se not¨® que se hab¨ªan improvisado los conjuntos, y, por ejemplo, el equipo de baloncesto femenino, en un c¨¦lebre encuentro, s¨®lo consigui¨® una canasta, eso s¨ª, triple. Muchos ciudadanos, viendo los Juegos Paral¨ªmpicos, han descubierto un mundo que est¨¢ habitualmente aparte y a unos vecinos que deben superar unos obst¨¢culos cotidianos in¨¦ditos para el resto. Si alguna herencia deben dejar estos espl¨¦ndidos juegos es una mayor conciencia sobre el problema y la voluntad de resolverlo en todo aquello que sea posible hacerlo.
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