El estr¨¦s de la guerra dispara el n¨²mero de nacimientos prematuros en Sarajevo
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En Sarajevo, antes de la guerra, la maternidad universitaria del hospital de Kosevo, dirigida por el doctor Srecko Simic, una de las mayores de Europa, atend¨ªa a 10.000 partos al a?o. Si la progresi¨®n se mantiene hasta fin de a?o, el n¨²mero de nacimientos en la capital bosnia habr¨¢ descendido m¨¢s de la mitad: entre 5.000 y 4.000 nacimientos. Las causas. son m¨²ltiples: desde la huida de parte de la poblaci¨®n, la muerte, las mujeres heridas por los bombardeos, la dificultad para las relaciones sexuales en los refugios y, sobre todo, el estr¨¦s.
El doctor Simic, de 64 a?os, atribuye sobre todo al estr¨¦s provocado por la guerra y a los bombardeos que desde hace cinco meses sufre Sarajevo el aumento "de nacimientos prematuros: de un 4 o 5% de nacimientos anticipados el a?o anterior a la guerra, ahora el porcentaje oscila entre el 12% y el 15%. "M¨¢s de cuatro meses en refugios, alimentaci¨®n inadecuada y angustia por los bombardeos son buenas condiciones para un cuadro de estr¨¦s".Las mujeres de Sarajevo est¨¢n en su mayor¨ªa malnutridas. La angustia durante el parto se multiplica y la ces¨¢rea es un recurso tambi¨¦n muy frecuente. De los beb¨¦s que nacen prematuros, sobreviven un 80% de los que pesan un kilo y entre un 5 y un 8% de los que pesan menos.
S¨®lo hay tres incubadoras y una cuna multitudinaria en la principal maternidad de Sarajevo. En las incubadoras, tres m¨ªnimos seres respiran pausadamente. Uno de ellos, prematuro, con un kilo de peso, es hijo de una enfermera y su madre no le quita ojo. En la cuna m¨²ltiple, duermen cinco de los seis beb¨¦s. No hay cunas individuales. La antigua maternidad de Kosevo qued¨® reducida a escombros. De las 24 incubadoras de que dispon¨ªan ahora s¨®lo tienen 3; de las 200 cunas, ahora s¨®lo cuentan con 40; de las 600 camas para pacientes han pasado a 60. Por eso, 24 horas despu¨¦s del parto, "las madres y los beb¨¦s son enviados a sus casas", se?ala el doctor.
"Lo peor es la falta de agua y electricidad, adem¨¢s de la escasez de ox¨ªgeno para las criaturas que est¨¢n en la incubadora", dice el doctor Simic. La electricidad volvi¨® hace tres d¨ªas [por el pasado martes], pero la falta de agua corriente sigue siendo uno de los m¨¢s graves problemas a que se enfrenta Sarajevo. Camiones cisterna tratan de paliar la falta de suministro y las calles son un desfile de gente con todo tipo de recipientes que hace cola ante las fuentes. A una reci¨¦n nacida las enfermeras la lavaban con una peque?a botella de agua mineral.
Antes de la guerra tambi¨¦n era menor el n¨²mero de abortos espont¨¢neos. Pero ha decrecido notablemente la cantidad de abortos que se practican por d¨ªa: si antes de la guerra eran 20 diarios, ahora se han reducido a 10, proporci¨®n equivalente al descenso del n¨²mero de nacimientos totales. Sin embargo, seg¨²n las impresiones del doctor Simic, la mitad de las mujeres no quiere tener hijos. "Creen que no es un buen ano para dar a luz".
El despacho del doctor Srecko Simic es un cuarto exiguo, sin ventana. Apenas tiene espacio para extender en el suelo el colch¨®n que reposa contra la pared. Simic tiene tres nietos, y sus fotos son la ¨²nica decoraci¨®n del diminuto despacho. En una de ellas se le ve cargando con su nieto m¨¢s peque?o, en un bosque, cuando "eran otros tiempos".
Mal momento para nacer
Azra es musulmana, tiene 31 a?os y recorri¨® 80 kil¨®metros con su madre y sus dos hijos, de cuatro y un a?os, desde Rogatica a Sarajevo. "Los chetniks entraron en nuestra casa y quisieron matar a mi hijo peque?o. El padre suplic¨® que no lo hicieran. Entonces los chetniks soltaron a mi hijo y mataron a mi marido delante de nuestros ojos despu¨¦s de torturarle". Azra est¨¢ embarazada de su marido muerto, y ahora no quiere tener al ni?o. Est¨¢n solos en Sarajevo, malviven como refugiados. En un pasillo d¨¦ la maternidad de Kosevo espera su turno para ver al doctor Srecko Simic. Junto a ella, otras veinte mujeres quieren abortar. Casi todas arrastran historias terribles, o simplemente no quieren tener hijos mientras la muerte llueve sobre Sarajevo.
Mujesira tiene 29 a?os, dos hijos y quiere poner fin a su embarazo: "Si no hubiera guerra, por supuesto que tendr¨ªa al ni?o". Su marido, ingeniero agr¨ªcola en la vida civil, est¨¢ combatiendo en el frente. Como el marido de Sabina, de 22 a?os, que era guardia de seguridad en una empresa. Tambi¨¦n tiene dos hijos. Su casa fue destruida por un bombardeo. Ahora piensa que no es buen momento para traer ni?os al mundo.
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