Violento telefilme

Desde hace unos a?os, los norteamericanos realizan unas pel¨ªculas cuyo m¨¢ximo atractivo es tener un presupuesto de publicidad todav¨ªa m¨¢s elevado que el de producci¨®n. Graciasa una intens¨ªsima campa?a publicitaria directa e indirecta y al estreno simult¨¢neo en multitud de salas, consiguen crear en el p¨²blico la necesidad de ver la pel¨ªcula en seguida. De forma que cuando corre la voz de que es un horror, que carece de todo inter¨¦s, que no, hay quien la aguante, ya la ha visto todo el mundo, la han quitado de cartel y ha recaudado una fortuna.Arma letal 3 es el prototipo de este tipo de pel¨ªculas, pero adem¨¢s, por ser la tercera parte de una serie de ¨¦xito protagonizada por Mel Gibson y Danny Glover y dirigida por Richard Donner, tiene otra de las caracter¨ªsticas de este tipo de cine: no trata de nada; se sustenta, al igual que las series de televisi¨®n, en unos personajes preexistentes a los que les ocurren m¨ªnimos incidentes.

Toda la acci¨®n de Arma letal 3 gira en tomo a un mal¨ªsimo polic¨ªa corrupto, constructor y traficante de armas, pero no hay una intriga propiamente dicha; s¨®lo la pareja de polic¨ªas integrada por el blanco, joven y soltero Martin Riggs y el negro, mayor y padre de familia Roger Murtaugh, se ve envuelta en algunos incidentes. Tanto de orden personal, la relaci¨®n del joven con la tambi¨¦n polic¨ªa Lorna Cole, el trato del mayor con uno de sus hijos, como profesional, la tendencia del joven a meterse en todo tipo de embrollos violentos y la del mayor a sacarle de ellos.

Sucesos inconexos

Construida como si fuese un telefilme, tanto por tener un pr¨®logo y un ep¨ªlogo, como por estar integrada por una acumulaci¨®n de sucesos inconexos, tiene una fuerte carga c¨®mica que no funciona por culpa de los actores. Mientras queda muy claro que no es un terreno que pisen con fuerza ni Mel Gibson, ni Danny Glover, en todo momento resulta excesivo un Joe Pesc¨ª que s¨ª est¨¢ dentro de sus dominios.Aunqu e quiz¨¢ lo peor de Arma letal 3 es que, a pesar de su enorme presupuesto, est¨¢ rodada como si fuese un telefilme. Pero con un exceso de violencia que la televisi¨®n no admite en producciones propias. Descompone cada una de las m¨²ltiples escenas violentas que la integran en tal cantidad de planos que en ning¨²n momento se sabe exactamente qu¨¦ ocurre porque nunca se ve bien, pero, sin embargo, permite introducir todo tipo de trucos de montaje.

Dirigida por el irregular artesano Richard Donner, responsable del primer Superman (1978) y entre cuya docena larga de pel¨ªculas s¨®lo puede destacarse Lady Halc¨®n (1984), la serie Arma letal, cuyas dos primeras entregas son de 1986 y 1989, respectivamente, supone la imposibilidad de volver a hacer alg¨²n trabajo de inter¨¦s al ser cada una peor que la anterior, pero tener m¨¢s ¨¦xito. Adem¨¢s, esta tercera entrega, que muy bien podr¨ªa subtitularse La ¨²ltima semana, en cuanto se desarrolla durante la ¨²ltima semana antes de jubilarse de Roger Murtaugh, ya predice la cuarta, en la medida que en el ep¨ªlogo, no se sabe por qu¨¦ razones, el personaje decide seguir trabajando durante otros diez a?os, por lo menos.