Facturas falsas

Las cosas funcionaban a la perfecci¨®n hasta que en 1989 el inspector Gaudino se hizo con los cuadernos Delcroix. Cualquier empresa que quer¨ªa obtener la concesi¨®n de una obra municipal, o la contrata de un servicio, o la recalificaci¨®n de unos terrenos, o una licencia de apertura sab¨ªa que, si el Ayuntamiento era socialista, G¨¦rard Monate pod¨ªa hacer avanzar las cosas.

Monate era el militante socialista que dirig¨ªa el gabinete de estudios Urba. ?l ten¨ªa excelentes relaciones personales con la c¨²pula nacional del PS y sus gentes en las sucursales de Urba en las principales plazas francesas eran buenos amigos de los concejales y alcaldes del partido. As¨ª que la empresa interesada entregaba a Urba un comisi¨®n que oscilaba entre el 3% y el 10% de la cifra total del negocio.

Urba le entregaba a cambio una factura falsa, justificada, por ejemplo, por un estudio de las perspectivas del mercado inmobiliario en tal ciudad bretona, o un trabajo sobre las consecuencias de la entrada de Espa?a en la CE en el sector comercial en una capital vasco francesa.

Tras deducir sus gastos de funcionamiento, Urba aportaba el dinero as¨ª recolectado a las cajas del PS, fuera a nivel local, fuera a nivel nacional, y en este ¨²ltimo aspecto de la cuesti¨®n es donde, presuntamente entra Emmanuelli.