Corneau convierte el cine en m¨²sica en 'Tous les matins du monde'

El gran ¨¦xito del cine franc¨¦s en la temporada 1991-1992 ha sido Tous les matins du monde, pel¨ªcula dirigida por Alain Corneau y con Jean-Pierre Marielle, G¨¦rard Depardieu y Anne Brochet como protagonistas. Sus h¨¦roes son dos m¨²sicos barrocos: el se?or de Sainte-Colombe y Marin Marais, virtuosos de la viola de gamba. El gui¨®n es de Pascal Quignard, y la banda sonora la ha grabado Jordi Savall, convirtiendo las m¨²sicas del XVII franc¨¦s en superventas de las listas de discos.

La trama y el sentido de Tous les matins du monde puede resumirse as¨ª: Sainte-Colombe ha perdido a su mujer y nada puede consolarle. La m¨²sica le sirve para que ella vuelva, resucite fantasmalmente s¨®lo para ¨¦l; Marin Marais es un adolescente cuando se presenta a Sainte-Colombe para ser admitido como alumno. Marais ha perdido su voz infantil, ha mudado la voz e intenta recuperarla a trav¨¦s de la m¨²sica. "S¨ª, ¨¦ste es un buen resumen del sentido del filme", admite Corneau, "corresponde a la idea que se ten¨ªa de la m¨²sica en el siglo XVII, cuando era entendida como palabra verdadera. ?sa es tambi¨¦n la l¨®gica del barroco, que prefiere el instrumento o la voz ¨²nica al sinfonismo posterior. La obsesi¨®n por el cambio de voz est¨¢ en la obra de Quignard, que dice que si las mueres han compuesto tan poco es porque no viven el drama adolescente de los hombres, que necesitan recuperar lo perdido componiendo m¨²sica".Sainte-Colombe no acepta en un primer momento a Marais, le indigna su virtuosismo -"?Usted toca m¨²sica, pero no es un m¨²sico!"-. La rabia del maestro corresponde a su mundo claustral, a su ¨¦tica hansenista, mientras que Marais prefigura Versalles. El filme parece inclinarse por Sainte-Colombe. "Cada tema necesita su forma", dice Corneau. "En esta ocasi¨®n quer¨ªa que los actores estuvieran ah¨ª, instalados frontalmente ante una c¨¢mara fija, y el referente iconogr¨¢fico eran las naturalezas muertas de Baugin. Me parece adecuado relacionar la historia con ese g¨¦nero de pintura que entonces se conoc¨ªa como vanidades. Luego las naturalezas muertas cambiaron de funci¨®n: se hicieron decorativas, pero las telas de Baugin eran propuestas de meditaci¨®n sobre la fugacidad del tiempo".

Desmesura quijotesca

La idea de que Corneau est¨¢ por la pureza y el no compromiso con el poder encamado por Sainte-Colombe hay que matizarla, sobre todo desde el momento en que se descubre que el narrador es Marais: "El maestro es pureza hansenista, rigor. Es cierto", concede Corneau, "pero tambi¨¦n es el fanatismo y la incapacidad para dejar desbordar la ternura reprimida. Y la pel¨ªcula acaba con una frase, que no est¨¢ en ninguno de los textos de Quignard, y que sin duda el Sainte-Colombe real nunca pronunci¨®: 'J'¨¦prouve de la fiert¨¦ ¨¤ vous avoir instruit (me siento orgulloso de haberos ense?ado)".Jean-Pierre Marielle presta su desmesura quijotesca a Sainte-Colombe y D¨¦pardieu su enorme cuerpo a un Marais que primero es su hijo Guillaume y que, al final de sus d¨ªas, vive en Versalles, gordo y con la cabeza ornada por una larga peluca gris. "Mis pel¨ªculas de referencia eran la Cr¨®nica de Ana Magdalena Bach, de Straub, y El sal¨®n de m¨²sica, de Satyajit Ray, que es la mejor que jam¨¢s se ha hecho sobre la m¨²sica, sobre lo que significa vivirla y la contradicci¨®n existente entre quien la ama y quien la interpreta".