Un programa de ida y vuelta
La anticuada industria, la deuda exterior y la inflaci¨®n ahogan a Polonia
Un economista polaco defin¨ªa el ciclo productivo en su pa¨ªs durante la etapa comunista as¨ª: se extraen carb¨®n y hierro de las mimas, se fabrica acero en las siderurgias, se transforma en m¨¢quinas, que se desguazan y se env¨ªa el producto a la siderurgia para que lo funda y lo convierta en acero. Con ello se aseguraban el pleno empleo, el funcionamiento de la industria pesada y cifras de producci¨®n que ense?ar en el interior y exterior.
La descripci¨®n es algo m¨¢s que una broma ingeniosa. Poco despu¨¦s de su llegada al poder, el ex primer ministro Bielecki defin¨ªa la situaci¨®n de la econom¨ªa: "La recesi¨®n es el precio que tenemos que pagar para pasar de un sistema irreal a otro basado en el dinero". Bielecki negaba, por otra parte, la imagen de absoluto colapso en la econom¨ªa polaca: "El sistema comunista no produc¨ªa actividad econ¨®mica, sino ilusi¨®n de actividad".En el caso polaco, las palabras de Bielecki son dif¨ªcilmente contestables. La llegada de la democracia (con las elecciones de 1989, que permitieron renovar s¨®lo el 35% del Sejni o Parlamento con el resultado de una estrepitosa derrota comunista) se produjo en un marco econ¨®mico casi imposible de empeorar. Los gobiernos que siguieron a las huelgas de Solidaridad de los a?os setenta se esforzaron por hacer concesiones y por renovar, con escaso acierto, el aparato productivo. El resultado fue una deuda externa impagable, y una inversi¨®n enterrada en sectores obsoletos, como el carb¨®n y la industria del acero. El monto creciente de la deuda hizo que sus torpes concesiones tuvieran un tope. El cambio de ese sistema de ilusiones a otro de realidades es lo que Bielecki considera ba de obligado paso por la recesi¨®n.
Lo cierto es que no s¨®lo sus partidarios comparten esa teor¨ªa. Una de las mayores eminencias econ¨®micas de la Uni¨®n Democr¨¢tica, Marek Dabrowski, define como una ley econ¨®mica que "el caso de un sistema comunista a uno capitalista, provoca recesi¨®n".
Y no s¨®lo por la ineficacia del sistema polaco, sino por la mayor ineficacia, por la ineficacia a?adida del sistema global en que se insertaba. Como en Hungr¨ªa, como en Checoslovaquia, la disoluci¨®n del Consejo de Ayuda Mutua Econ¨®mica (CAME) provoc¨® una aut¨¦ntica cat¨¢strofe en el terreno de os intercambios exteriores. En un a?o, la econom¨ªa polaca experiment¨® un descenso en su producci¨®n que Balcerowicz (primer ministro de Finanzas con Mazowiecki) atribuy¨® en dos tercios a este hecho.
El paisaje con el que los primeros gobiernos, democr¨¢ticos se han ido encontrando es muy similar al de las otras econom¨ªas del Este: una industria pesada inservible y gigantesca, un campo con pocas salidas exteriores y pendiente de modernizaci¨®n, una miner¨ªa de la que depende en gran parte el empleo y que contamina el pa¨ªs, y una dif¨ªcil salida a los mercados del Oeste de Europa. Sobre ello, una clase obrera movilizada y dispuesta a defender los puestos de trabajo y sus niveles adquisitivos.
Escatolog¨ªa de cifras
Las cifras que ilustran estos datos son dignas de manuales de escatolog¨ªa: inflaci¨®n de tres d¨ªgitos, bajas de producci¨®n del 20% o el 30%, seg¨²n los sectores, y la deuda. Una deuda que exige, cada poco tiempo, costosas negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, quienes reclaman su derecho a supervisar el desarrollo de los planes de transici¨®n.
El primer plan econ¨®mico de Balcerowitz no ten¨ªa grandes novedades respecto a situaciones similares: ante un pa¨ªs devastado hab¨ªa que poner en marcha un sistema fiscal eficiente, un control monetario estricto, que evitara el disparo de la inflaci¨®n y una serie de mecanismos que permitieran intervenir en la empresa p¨²blica: cierres de empresas no rentables, flexibilizaci¨®n del empleo, y sistema de privatizaci¨®n. El sistema bancario estatal obsoleto, deb¨ªa ser tambi¨¦n alterado por la creaci¨®n de un sistema financiero privado.
A los pocos meses de poner en marcha su primer programa ya se mostr¨® el agotamiento del mismo en un entorno parlamentario hostil. Marek Dabrowski dimit¨ªa en julio de 1990 a causa de la relajaci¨®n de la pol¨ªtica fiscal, que condujo a un fuerte rebrote de la inflaci¨®n. Las pol¨ªticas de largo plazo, se segu¨ªan discutiendo en un Parlamento que se negaba a dar poderes especiales al Gobierno en materia econ¨®mica. Y Walesa le daba la puntilla al sistema al entrar en disputa con Mazoviecki y provocar as¨ª la ruptura del bloque de Solidaridad.
Los gobiernos que siguieron al de Balcerowitz cometieron una torpeza suplementaria: intentar enga?ar al FMI, que lleg¨® a romper negociaciones para la renegociaci¨®n de la deuda. "Conocen nuestra econom¨ªa mejor que muchos de nosostros", dice Dabrowski, "y estas cosas se pagan caras. El enga?o se bas¨® en el mismo problema que ahora siempre cuando se habla de econom¨ªa en Polonia: el d¨¦ficit, sobre el que se incumplieron todos los compromisos adquiridos.
Una asamblea en Varsovia
A las afueras de Varsovia el Estado comunista construy¨® una de las mayores sider¨²rgicas del pa¨ªs. All¨ª se convoca una rueda de prensa de Solidaridad para anunciar una serie de acciones. Est¨¢n los delegados del aparato central y una representaci¨®n de f¨¢bricas. Entre ellos, se advierte una tensi¨®n contenida, manifiesta doblemente por sus continuas referencias a la inexistencia de graves conflictos y a la necesidad de que los obreros act¨²en unidos.Un delegado de Gdansk interviene: "Yo trabajo en los astilleros. Tenemos pedidos por mil millones de d¨®lares y no podemos atenderlos porque se nos niegan los cr¨¦ditos". Siguen las intervenciones en tono con la anterior. La imagen de los trabajadores es la de unos hombres desesperados que dudan entre la amenaza y la esperanza en que sus peticiones sean atendidas. Ninguno de ellos hace referencia a los costes de mantenimiento de las empresas. Hay frases que demuestran algo m¨¢s que desencanto: "El presidente nos va a recibir porque nosotros le pusimos all¨ª". "Iremos al Parlamento a sacar en carretilla a los diputados". "El Estado recauda los impuestos de las empresas. Cerrarlas significa dejar de ingresar". "?Qu¨¦ significa empresas no eficientes? Lo que hace falta son inversiones. Se cierran f¨¢bricas con buenos especialistas", "Nuestra paciencia se agota". "Ma?ana nos manifestaremos pac¨ªficamente, La pr¨®xima vez, la manifestaci¨®n se nos puede ir de las manos".
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