Una retrospectiva 'miope' de un mito del pop brit¨¢nico
Asombrosa hace 20 a?os e interesante hace 10, esta exposici¨®n del brit¨¢nico David Hockney (Bradford, 1937) nos llega desgraciadamente tarde, a no ser que se determine de antemano que este artista a¨²n lejos de la vejez -cuenta con 55 a?os de edad- es ya un cl¨¢sico del siglo XX y, por tanto, fuera de modas y discusiones. Antes, en cualquier caso, de seguir con este comentario cr¨ªtico, hay que saber que la muestra ahora inaugurada en Madrid, despu¨¦s de haber sido exhibida en Bruselas y antes de presentarse en Barcelona, consta de 76 obras, algunas formando series litogr¨¢ficas o fotogr¨¢ficas, y nos es presentada como una retrospectiva, aunque, si analizamos la cronolog¨ªa de las piezas seleccionadas -13 de los a?os cincuenta y sesenta, el momento que dio merecida fama internacional a Hockney; 16 de los setenta, cuando comenzaba a declinar; y 41 de los ochenta y noventa, cuando las cr¨ªticas en su propio pa¨ªs han sido ¨¢cidas-, habr¨ªa que considerarla mejor como una exposici¨®n de obra reciente con extensiones al pasado.Quiz¨¢ la causa de esta revisi¨®n retrospectiva tan desequilibrada, que adem¨¢s se va adelgazando seg¨²n la obra de Hockney resulta incontestablemente mejor, se deba a que, seg¨²n se nos advierte en el cat¨¢logo, el autor ha sido el propio artista, as¨ª convertido simult¨¢neamente en sujeto y objeto de la misma, lo que provoca todo tipo de interferencias, pero, sobre todo, la m¨¢s corriente en cualquier creador, que es la de dar total preeminencia a lo, que hace en el presente, incluso cuando no ha sido bien acogido por cr¨ªtica y p¨²blico.
David Hockney
Fundaci¨®n Juan March, Castell¨® 77, Madrid, del 18 de septiembre al 13 de diciembre de 1992.
Enjuiciada la situaci¨®n desde nuestro pa¨ªs, en el que el Hockney de los sesenta y, en general, la mayor parte del pop brit¨¢nico de esa misma d¨¦cada caus¨® una gran fascinaci¨®n en determinados c¨ªrculos de entonces jovenc¨ªsimos artistas espa?oles -fundamentalmente ese grupo que se ha dado en llamar de lafiguraci¨®n madrile?a, con Gordillo, Alcolea, P¨¦rez Villalta, etc¨¦tera-, resulta todav¨ªa m¨¢s frustrante la miop¨ªa de esta visi¨®n retrospectiva, pero es que, por otra parte, dada la creciente informaci¨®n sobre arte contempor¨¢neo internacional de la que ha dispuesto nuestro p¨²blico desde comienzos de la d¨¦cada anterior -acaba de clausurarse precisamente una muy completa antol¨®gica sobre el pop anglosaj¨®n en el Reina Sof¨ªa, por citar s¨®lo el acontecimiento m¨¢s reciente directamente relacionado con el tema-, tampoco la aireaci¨®n de un nombre m¨¢s o menos m¨ªtico basta por s¨ª misma si no est¨¢ acompa?ada de la correspondiente discriminaci¨®n e incluso sentido de la oportunidad.Dicho lo cual, creo que resultar¨ªa abusivo sacar m¨¢s u otras conclusiones que las que acabamos de sugerir, como, por ejemplo, quitar todo valor a la muestra o / y pensar que ese Hockney discutido y discutible de los ¨²ltimos 15 a?os carece por completo de inter¨¦s, entre otras cosas, porque, a¨²n siendo as¨ª, el destino de un artista consiste en serlo hasta el final, como le gusta sentenciar a un sabio y agudo pintor espa?ol actual. Pero, en lo que se refiere al valor de la muestra ahora presentada, por muchas que sean las dioptr¨ªas que padece su visi¨®n retrospectiva, no se puede ignorar que se ofrece a, un pa¨ªs cuyos museos y colecciones a¨²n carecen de piezas representativas de los mejores artistas contempor¨¢neos y, por supuesto, de Hockney, con lo que el fallo objetivo denunciado se dulcifica a tenor de estas circunstancias. Por lo dem¨¢s, a fuerza de intentar ser lo m¨¢s sincero, no puedo dejar de consignar en mi presente decepci¨®n la influencia que ha podido ejercer cierto sentimiento melanc¨®lico al recordar retrospectivamente el extra ordinariamente ben¨¦fico papel desempe?ado por la Fundaci¨®n Juan March en cuestiones art¨ªsticas contempor¨¢neas y la progresiva p¨¦rdida de rumbo cr¨ªtico que ahora padece al respecto, lo que desear¨ªa que me fuera tomado como estimulante incitaci¨®n vivificadora m¨¢s que como descorazonador varapalo, ya que realmente el momento actual no est¨¢ para alegr¨ªas y todos los esfuerzos son pocos.
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