Megafon¨ªa sin ley
Le escribo esta carta de protesta contra el ruido con la ¨²nica esperanza de que haga el bill¨®n (con be), de las recibidas en ese peri¨®dico sobre el mismo tema y tenga usted dispuesto alg¨²n premio al efecto, porque otra esperanza no parece caber al respecto, dada la dejaci¨®n de responsabilidades que en materia de ruidos practican los ayuntamientos.Los megaf¨®nicos no tiene tope ni ley. Tengo unos vecinos megaf¨®nicos, muy amables, que me ofrecen sus gustos musicales sin escatimar el volumen de sus altavoces y que consideran que yo s¨®lo tengo derecho al silencio para dormir. He intentado explicarles que yo quiero el silencio para vivir, pero ha sido in¨²til. Por otra parte, la publicidad megaf¨®nica ambulante en la sierra madrile?a ha alcanzado intensidades, frecuencias y calidades propias de bombardeos. S¨®lo nos falta que nos lancen mensajes desde las avionetas y helic¨®pteros, como ocurre en esas playas de agosto.
?Para cu¨¢ndo una ley de megafon¨ªa que ponga las cosas en su sitio y a las personas en su razonable sensibilidad? Sin esa ley, las responsabilidades municipales se diluyen y las protestas degeneran en cargantes homil¨ªas exhortativas o se reducen a la reivindicaci¨®n del derecho a dormir de los madrugadores. ?Para cu¨¢ndo la requisa de las megafon¨ªas que viertan al exterior? Dentro de 100 a?os, todos sordos y est¨²pidos, adem¨¢s de calvos.-
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