La relaci¨®n de Picasso con los objetos, vista en Par¨ªs a trav¨¦s de 145 obras
El t¨¦rmino naturaleza muerta aplicado a las obras de Pablo Picasso resulta particularmente inapropiado. Los cr¨¢neos, guitarras botellas, velas, hojas de peri¨®dico y otros objetos que el artista malague?o pint¨® una y otra vez est¨¢n vivos y coleando, hablan por los codos, interpelan al espectador con humor contagioso o deprimente patetismo. ?sa es la lecci¨®n que se retiene de la exposici¨®n Picasso y las cosas, que, a partir de ma?ana y hasta el 28 de diciembre, puede visitarse en el parisiense Grand Palais.
Picasso fue un africano. Su visi¨®n del mundo era animista; atribu¨ªa a las cosas un poder m¨¢gico; colocaba en pie de igualdad a los diferentes reinos de la naturaleza: el mineral, el vegetal, el animal y el humano. En sus cuadros, todos gozan y sufren, todos expresan su alegr¨ªa o su dolor. Y si en su obra los objetos se convierten en personas, las personas tambi¨¦n son tratadas como objetos. Aplicada a la vida privada del artista, esta cosificaci¨®n de los seres humanos puede explicar la brutalidad con la que en ocasiones se relacion¨® con sus mujeres y sus hijos.Una vez, Picasso dijo: "Una cacerola puede gritar. Todo puede gritar. Una simple botella. Y las manzanas de C¨¦zanne...". Y en otra ocasi¨®n escribi¨®: "Gritos de muebles, gritos de lechos, de sillas, de cortinas, de cacerolas..., los gritos que se cuecen en las calderas". Una idea que los organizadores de la muestra del Grand Palais colocan en paralelo con el "Dios camina entre las cacerolas" de santa Teresa de ?vila.
Las 145 naturalezas muertas expuestas fueron realizadas a lo largo de toda la vida del artista y proceden de m¨²ltiples colecciones p¨²blicas y privadas. Las recorre el furor de pintar, la voluntad de hacerlo todo, de agotar todas las posibilidades de la expresi¨®n pl¨¢stica que hicieron tan grande a Picasso. Y tambi¨¦n ese fetichismo que carateriz¨® su relaci¨®n con los objetos, el alma que les otorgaba al incorporarlos a sus lienzos. "Amar las cosas y comerlas vivas", escribi¨® en 1935.
En materia de naturalezas muertas, Picasso, subrayan los, organizadores de la exposici¨®n parisiense, fue tanto el heredero de la vieja tradici¨®n espa?ola de los bodegones como de los experimentos de C¨¦zanne. En sus primeros momentos en Par¨ªs, el periodo de la revoluci¨®n cubista, Picasso, siguiendo el llamamiento de Apollinaire, incorpor¨® a sus trabajos los objetos cotidianos de las tabernas: vasos, botellas, cigarrillos y peri¨®dicos. De esa ¨¦poca procede su Botella de An¨ªs del Mono y naipe sobre un velador. M¨¢s tarde desarroll¨® sus propios motivos iconogr¨¢ficos: cr¨¢neos de animales, bustos de yeso, cabezas de toro, p¨¢jaros muertos, velas y candelabros. Y al final de sus muchos a?os ofreci¨® al mundo ramilletes de flores silvestres y agresivas.
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